Embarazada de mi enemigo

Capítulo 24

—Te traje esto.       

Thiago se sentó a un lado mío cuando Clarisse partió hacia el baño.

—Gracias.

Mi cabeza daba un poco de vueltas mientras intentaba abrir la botella de agua que me tendió, así que notando que estaba en apuros, la tomó y me ayudó.

—Lo lamento, no tengo cabeza para nada.

La vergüenza de que me mirara en ese estado tan deplorable y melancólico me inundaba, pero Thiago me tomó de la mano y la apretó con afecto, intentando transmitirme un poco de su solidaridad.

—De verdad tienes que dejar de disculparte por todo, no hay nada de malo en sentirte perdida o nerviosa por lo que te está sucediendo, cualquiera en tu lugar estaría igual. Yo estuve igual.

Recordé entonces cuando me contó de la pérdida de su madre, y me pregunté cómo habría afrontado todo aquello. Pensé en lo mucho que velaba por el bienestar de sus hermanos, a pesar de no ser realmente cercanos y me cuestioné si ellos estuvieron a su lado cuando ella falleció.

—¿Y hubo una persona que te dijo lo mismo?

—No —soltó con una media sonrisa, muy melancólica—, pero me hubiera encantado tener a alguien que me dijera que está bien mostrar debilidad.

Me mordí la lengua, sintiéndome avergonzada por mi pregunta.

—Y antes de que te vuelvas a disculpar, no has hecho nada mal, nuevamente. Mis hermanos no tuvieron la culpa de no poder apoyarme, todos estaban bastante destruidos luego de que mi padre moliera a golpes a mi madre hasta la muerte.

Un horrible dolor golpeó mi estómago y sentí como dejaba de respirar.

—¿Cómo…?

Él asintió mirando hacia el frente sin añadir nada más.

—Fue una situación bastante horrible.

El shock que me embargó después de su confesión me dejó turbada, ¿cómo Thiago podía decírmelo así? ¿en verdad su padre había acabado con su madre?

—Eso, eso es atroz, no puedo creerlo, lo siento.

Rememoré a su frágil madre, una mujer de personalidad sumisa, que siempre veía hacia el piso con los hombros caídos, una persona de voz cálida pero bastante tenue, alguien que fue apagada de manera injusta y muy violenta por su marido.

—Ese hombre… —sentenció refiriéndose a su padre— seguramente el no quiso matarla, pero lo hizo en una de sus golpizas, yo ya no vivía con ellos y mis hermanos más pequeños no pudieron hacer nada para detenerlo, cuando me llamaron y llegó la ambulancia, ya era muy tarde. Tenía muerte cerebral y ninguno de nosotros tenía el dinero suficiente para dejarla conectada en un hospital a esperar que despertara, así que tuvimos que mirarla partir de esa forma tan miserable. No hubo más que eso y el encarcelamiento de mi progenitor.

Se notaba la pesadez y el dolor con el que sacaba de su pecho aquella confesión y lo único que obtuvo de mi parte, fue un rostro lleno de lágrimas, pues no podía comprender como había pasado por tanto y seguir siendo tan fuerte y amable.

—No, no llores —levantó su mano hacia mí y con su dedo índice me limpió los ojos—. No intentaba ponerte peor.

Quería decirle que lo sentía. Quería expresarle lo mucho que me pesaba marcharme sin decir nada, fingir que ya no estaba y que me arrepentía de nunca haber aclarado las cosas entre nosotros, que hubiera deseado poder estar a su lado como su mejor amiga, pero nada salía de mi boca. Me acerqué un poco más a él y lo sostuve en mis brazos.

Enterré sin pensarlo mi cara en su hombro y solo me dediqué a acariciar su espalda a manera de consolación. Quería hacerle saber al Thiago vulnerable y joven del pasado que aquí estaba Destiny, la chica que conocía de su vida y todo lo que tuvo que atravesar para salir adelante, que nadie lo culpaba por abandonar esa casa y que a pesar de las diferencias, de lo tonto que fue al dejarme de lado, no era una mala persona. No él que tanto hizo por todo aquel que conocía y estaba en problemas.

—Esto es extraño —susurró con la voz quebrada—, pero me siento tan conmovido cada que estoy a tu lado, no lo entiendo.

Nos mantuvimos así durante un rato hasta que Clarisse volvió y pude pretender que me encontraba mejor. El resto de la madrugada fue larga y cansada, en ocasiones me recostaba en una silla, caminaba por los pasillos y me recargaba en la pared, pensando en todo lo que pasaría si su padre no despertaba o si lo hacía. Después de que Thiago me confesó que tuvo que desconectar a su madre por la falta de dinero, volví a pensar en cómo le haríamos para solventar los gastos que se vendrían encima y apreté los puños de la ira.

¿Por qué cuando tenía la herencia de mi madre, aquella que con tantos años se esforzó para brindarme debía seguir pretendiendo no existir para no salir dañada? ¿por qué esas personas que tanto daño me hicieron tenían que quedarse con todo? No era justo. No era justo que ellos si fueran felices, no tuvieran que cambiar su identidad, su nombre, cabello, cara, aspecto físico solo para conseguir un futuro decente. Estaba cansada de eso.

Estaba harta de huir de todo como si yo fuera culpable de algún delito. Y la gota que derramó el vaso fue recordar a mi hermanastra, la cual lucía plena, contenta y sin ningún pesar en su consciencia.



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En el texto hay: reencuentro, perdon, embarazada

Editado: 22.01.2022

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