Embarazada de mi enemigo

Capítulo 28

A pesar de todos los sentimientos encontrados que la propuesta de Thiago me trajo a colación, sabía dentro mío que esa sería la mejor opción que tenía para tratar con todo lo que me sucedía.

No podría volver al trabajo por el bien de mi futuro bebé hasta que este naciera y el doctor me diera su aprobación, lo que me daría algo de tiempo para que se calmaran los rumores que tenían sobre mí en la oficina, así como podría hacer que Luis se olvidara completamente de mí y cuando finalmente recuperara mi puesto, pudiéramos hacer como si jamás nos hubiéramos conocido.

A pesar de que estaba en buenos términos con varias personas en el trabajo, decidí que era mejor trazar la línea desde el día en que no volví y no contactar con ellos hasta que fuera el momento. Nada bueno saldría para ellos si se veían envueltos en escándalos raros por mi culpa y mucho menos quería que les acosaran o algo por el estilo.

No importaba si no me enteraba de en qué situación se encontraba mi imagen, de si sospechaban de mí, o de qué tipo de rumores se creaban, dejaría que todo eso se esfumara y que no me afectara en lo más mínimo, pues ya tenía muchas otras cosas con las cuales debía lidiar, y esas eran decirle la verdad a Thiago de quien era y volver a encontrarme con mi hermanastra, para saber por fin qué quiere conmigo.

Aunque no podía dejar que Thiago se enterara por otra persona de que era Destiny Baker, lo que necesitaba tratar con urgencia primero que nada era el asunto con Candy, pues no entendía porque intentaba contactarme después de enterarse de que seguía con vida.

¿Estaba asustada de que fuera a quitarles todo lo que mi padre les dio y debía ser mío? ¿creía que iría un día decidida y reclamaría lo que era de mi madre? No estaba segura. Pero conociendo la naturaleza que tenían en su familia, no podía negar que esa era la más grande posibilidad.

Así que antes de ponerme en contacto con ella, decidí que tal vez sería mejor prepararme antes con una especie de abogado, pero no podría hacer eso cuando vivía con Thiago y él siempre estaba al pendiente de todos mis movimientos.

Thiago era quien me llevaba a las visitas con Frederick y Clarisse, era quien se encargaba de absolutamente todo lo referente a mí y sin duda alguna se daría cuenta si de pronto metía a un extraño hombre a su departamento.

“Puede ser que se formen extrañas habladurías de que estoy teniendo un amorío con él en su propia casa y eso no sería lo mejor”. Pues aunque no éramos una pareja ni teníamos una especie de relación sentimental, rápidamente noté que las personas que lo conocían en el edificio parecían pensar eso y no buscaba crearle problemas o chismes molestos que no lo dejaran tranquilo una vez que me fuera. Además, era el padre de mi hijo y continuarían conviviendo en el futuro, tampoco buscaba que la gente señalara a mi bebé como alguien que no llevaba su sangre.

La vida era complicada y el futuro seguramente continuaría siéndolo, pero ya no estaba dispuesta a continuar huyendo como lo hacía antes.

Por lo que una tarde cuando Thiago se fue a trabajar y después de haber contactado a Candy, decidí que nos veríamos en un café no muy lejos del complejo de departamentos y me aventuré hacia allá.

Todavía no podía compartir nada de eso con Thiago, pues nada era seguro cuando todavía no habíamos conversado y no quería que las cosas terminaran enredándose todavía más. Yo ya no podía continuar cargando la pesada red de mentiras que llevaba conmigo, no quería seguir con esto hasta el día de mi muerte, así que empezaría ese día a resolver todo lo que pudiera.

El sitio no era muy grande como para perderme entre un mar de gente, ni tampoco tan pequeño como para ser escuchada hablando con mi hermanastra hasta por el cocinero. Era en realidad un café modesto y muy moderno, con sillas cómodas y mesas algo reservadas, donde seguramente los clientes podían tener las pláticas amenas o hasta privadas que necesitaban tener, como justo yo en ese momento.

Busqué con la mirada a Candy, aquella versión más madura y grande que conocí días atrás afuera de la oficina y cuando di con su figura, me acerqué con la cara en alto, pues no me dejaría intimidar.

—Pensaba que hoy no te presentarías —murmuró dándole un trago al café oscuro que le hacía compañía en la mesa.

Era un sitio solamente para albergar dos personas y cuando miré la hora en la pantalla de mi celular me percaté que habían transcurrido casi veinte minutos de la hora acordada.

—Tuve algunos percances.

Si es que así podía llamar a la forma en que tuve que distraer a la señora que ayudaba a Thiago con la limpieza para poder marcharme. Me había preparado todo un día atrás pensando exactamente qué le diría cuando me fuera, y lo único que se me ocurrió que funcionaría, fue contarle que saldría con Clarisse, una chica de la que había escuchado hablar por Thiago la primera vez que nos presentó.

Con eso se abstuvo de hacer más preguntas y salí entonces apresurada hasta el lugar de destino.

Tomé asiento frente a Candy y coloqué mi bolso justo en mi vientre, intentando ocultar mi embarazo. Como no era una de esas mujeres a las cuales el cuerpo les cambiaba tan drásticamente ni lucía nada diferente, más que el redondeo de mi vientre, me estaba asegurando de usar ropa holgada que disimulara todavía más mi condición. No podía darle más armas para poder lastimarme en un futuro, aunque cuando dijo que me escuchó y miró en el cementerio, cabía la posibilidad de que ya estuviera enterada de mi embarazo.



#200 en Novela romántica
#84 en Chick lit
#63 en Otros
#28 en Humor

En el texto hay: reencuentro, perdon, embarazada

Editado: 22.01.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.