—¿Estás segura de que tomaste la mejor decisión? —preguntó Clarisse cuando me ayudó a desempacar mi maleta en su departamento y suspiré.
—No estoy segura de nada últimamente, pero sé que ya no podía seguir en su departamento sabiendo que él ya no me ve solo como Dee Grace.
Luego de que regresáramos al departamento y guardara mis pertenencias en la pequeña maleta que me llevé conmigo, le pedí a Thiago que me dejara en casa de Clarisse, lo que hizo sin rechistar. Aún parecía turbado y con muchos pensamientos en su cabeza, por lo que mi decisión de marcharme parecía todavía más acertada, ya que necesitaría mucho tiempo a solas para poder asimilarlo.
—Solo espero que después de tremenda noticia se recupere, creo que debe ser muy duro enterarte que la persona que creías muerta desde hace muchos años siga con vida y no solo eso, sino que es la mujer con la que vas a tener un hijo.
No podía darle más la razón a Clarisse, porque si lo volvía a hacer terminaría perdiendo el poco orgullo que me quedaba, así que solo me encogí de hombros.
—Tú sabes que si solo pudiera olvidar el hecho de que alguna vez fui Destiny lo tomaría, todo sería más sencillo.
Ella colocó sus manos en jarras y me miró con reproche.
—Vamos, Dee, tú eres consciente de que esto era lo que necesitabas, ya era hora de que te enfrentaras al pasado, no eres una delincuente para que tengas que esconderte de esta forma, más bien tus hermanastras y esa gente que se llamaba tu familia son los que tienen que estar avergonzados.
Pensé entonces en todo lo que Candy me reveló en la cafetería y en como mi padre ya estaba muerto. ¿Me dolía su fallecimiento? No sabía decirlo con certeza. Había pasado más años llorando por su indiferencia que feliz por algún detalle cariñoso que haya tenido conmigo, por lo que solo quedaba dentro de mí resentimiento e indiferencia, y justo después de pasar tantos años con otra identidad, se sentía hasta un poco ajeno que me contaran que ese hombre ya no estaba con vida. Era tan extraño todo, desde que él ya no estuviera más, hasta el hecho de que supuestamente al final se arrepintió de todo el daño que me hizo.
—¿En qué tanto piensas? —preguntó Clarisse ladeando su cabeza—. Aún no me respondiste nada.
—Lo siento, es solo que pasaron tantas cosas hoy que no sé ni qué hacer o pensar o nada, no sé nada.
Me dejé caer en el sofá y miré el techo blanco por un largo tiempo, mientras mi amiga tomaba asiento a mi lado.
—Hey vamos, que tu padre y tu madrastra y esa otra hermanastra tuya se hayan sentido culpables por tu “fallecimiento” es solo algo natural, que cualquier ser humano debería de experimentar después de hacerte sufrir tanto, más te vale que no te vayas a sentir culpable por eso.
Lo primero que había hecho esa tarde cuando llegué a su casa, fue contarle absolutamente todo para desahogarme, porque ella era la única persona con la que podía sincerarme así. Clarisse conocía todo acerca de mi persona, mi alma, mi corazón. No había alguien más en el mundo de la que quisiera escuchar un consejo que no fuera ella.
—No es que me sienta culpable —dije tomándome de las manos—, bueno, no del todo.
—Dee…
—Es que no puedo evitarlo, ¿sabes? que de pronto te digan que todo se arruinó luego de algo que hiciste es como que incómodo.
—Sus vidas ya estaban arruinadas desde antes —bufó—. Desde el momento en que se amargaron tanto como para hacer miserable la existencia de una pequeña.
—Tienes razón —acepté apesumbrada—. Yo nunca les hice nada para que me despreciaran y aun así hicieron mi vida tan difícil.
Desde burlas crueles acerca de mi apariencia física, hasta ignorarme como si no existiera, o de humillarme en público, o de dejarme sin comer por días, siempre encontraban una manera de hacerme daño, un daño que no merecía. Solo era una niña que nació sin pedirlo en una casa donde no la querían, no era mi culpa, no podía tomar mis propias decisiones.
—¿Y ahora que harás? ¿tomarás la oferta que te brindó tu hermanastra?
Lo estaba considerando todavía, pero lo que me decía mi corazón es que tomara venganza por lo que me pertenecía.
—Creo que sí, justo unos días antes, cuando pasó lo de tu padre, pensé que era injusto que no tuviéramos la herencia de mi madre, que podría sacarnos de las deudas.
Ya que como había previsto, la cuenta de hospital era tan grande que Clarisse y su prometido ya se notaban muy preocupados sobre cómo harían para pagarla.
—Oye, no, no y no —dijo—. No quiero que tomes esa decisión tan importante para ayudarnos, jamás me lo perdonaría.
—Ay Clarisse, no te lo tomes así —rodé los ojos—. ¿Tú crees que para mí es un sacrificio ayudarlos? ¡claro que no, son mi única y adorada familia! ¡por supuesto que quiero hacer algo!
—Pero si en todos estos años nunca quisiste volver a saber nada de Destiny Baker, que ahora aceptes que eres ella para reclamar lo que te pertenece solo por dinero que nos darás, es algo que no deseo que suceda, no te lo mereces.
Observé con amor a aquella chica que era como mi hermana de sangre y la abracé.