Embarazada de mi enemigo

Capítulo 34

Las manos me sudaban más de la cuenta y sentía el cuello caliente, nada me era más bochornoso que llamarle a Thiago, quien parecía tener una extraña resolución con respecto a mí. Después de pasar unos años acostumbrada a que los hombres ligaran conmigo, pensé que ya nada como esto me afectaría, pero al parecer, solo porque lo involucraba a él específicamente volvía a tornarme como una colegiala tímida, la cual no tenía ni la menor idea de qué hacer frente al chico que la corteja.

Mientras me encontraba en la línea de espera, mi corazón se aceleró y hasta que escuché una respiración al otro lado, supe que ya me había respondido.

—Dee.

Tomé una gran bocanada de aire y agité las manos, eliminando la tensión.

—Hola, ha pasado un tiempo.

“En serio, Dee, ¿es lo mejor que puedes decir?” me regañé por mi horrible manera de pretender que todo estaba normal.

—Se ha sentido como una eternidad.

El que fuera tan directo hizo que mis mejillas se calentaran, pero no iba a sucumbir tan fácil.

—¿Cómo has estado? —pregunté por cortesía y no fue hasta que miré a Clarisse y a la tía Rebecca espiarme por el hueco de la puerta que volví a la realidad y me obligué nuevamente a actuar fría y muy serena—. Te llamé porque tengo un favor que pedirte.

Thiago se quedó callado un momento y contestó: —Por supuesto, sabes que haría cualquier cosa que me pidieras, ¿qué necesitas?

—Quiero que me ayudes a conseguir unas pruebas en un laboratorio que determinen que soy la verdadera Destiny Baker.

Escuché como su aliento se entrecortaba, debe de estar bastante sorprendido de escucharme decir eso, pues no hacía mucho tiempo atrás, le dejé muy en claro que jamás quería oír ese nombre de nuevo, que yo era Dee Grace ahora.

—Entiendo —soltó en un murmullo lento—voy para allá, te lo conseguiré.

—Oye, no es necesario que…

Colgó.

Miré el teléfono con la frente fruncida y miré nuevamente la pantalla, pensando en si en verdad ese tonto se había atrevido a colgarme tan abruptamente.

—¿Se ha negado? —cuestionó Clarisse metiéndose a la habitación de una.

Negué con la cabeza, aún sin creérmelo.

—No, ha dicho que viene para acá.

—¡Bueno pero que eso es una buena noticia! ¡significa que cooperará de inmediato con nosotros!

—Clarisse —la reprendí.

—¿Qué?

—No es una buena noticia que venga en este momento, no sé de qué hablaremos, no he podido aclarar bien mi mente.

—¿Hay algo que deba conocer? —indagó mi tía y tragué duro, sin saber si era momento de confesarle lo que había estado guardando.

—No tía, no es nada…

—Dee está esperando un hijo de él.

Tanto mi tía como Matthew se quedaron helados, y aunque su prometido ya estaba enterado de la situación, no se esperó que ella hablara tan rápido, mucho menos yo.

—Esa sí que es una gran noticia —dijo sentándose en la cama—. ¿Están ustedes en malos términos?

—¡No! —espeté inmediatamente, luego lo volví a pensar y suspiré—: por lo menos antes no lo estábamos ahora no lo sé.

—¿Se acaban de pelear?

—Algo como eso.

—Oh, entonces pueden utilizar esta oportunidad para que se reconcilien.

Dudé un momento de sus palabras, pero estaba acostumbrada a escuchar todo lo que mi tía decía, ya que siempre resultaba teniendo la razón y suspiré.

—Bueno, ahora que todos estamos de acuerdo que Dee tiene que hablar con Thiago y solucionar las cosas, volvamos al comedor para la merienda.

***

El tiempo transcurrió mientras merendábamos y aunque solo podía picar un poco y seguir la conversación de vez en cuando, en un abrir y cerrar de ojos, Thiago estaba tocando la puerta.

Mi corazón quiso abandonar mi pecho, pero me tranquilicé como pude y miré de reojo a Clarisse, Matthew y a mi tía, quienes parecían estar algo expectantes.

—Iré a abrirle yo —dijo mi amiga, intentando ayudarme a que me recompusiera.

—Hola.

Escuché su voz detrás de la pared que dividía la entrada con el comedor y la sala y no me sentí nada mejor. Fue así que se acercó a nosotros y me dedicó una de sus encantadoras sonrisas.

“Deja de verme así, solo empeoras todo.”

—¡Pero mira que grande y guapo estás! ¡qué alegría verte tan bien!

Mi tía se puso de pie de un salto de la silla del comedor y caminó rápidamente hasta donde Thiago se encontraba, el cual se quedó muy rígido cuando la sintió envolverlo con sus brazos.

—¿Tía Rebbeca?

—Así es querido, soy yo.

El parecía muy trastornado por mirarla en el departamento después de tantos años, pero terminó cediendo ante su alegría y le devolvió el abrazo como pudo.

—No la miraba desde —subió la vista hacia donde me encontraba y la intercaló con ella, dándome a entender que se refería al funeral—. Bueno…



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En el texto hay: reencuentro, perdon, embarazada

Editado: 22.01.2022

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