Embarazada de mi enemigo

Capítulo 36

Saliendo del estrado mientras Thiago me decía lo bien que lo había hecho allá adentro, una voz conocida y que tanto me desagradaba, me habló: —Destiny.

Tracy, aquella mujer rubia y de cuerpo curvilíneo que fue mi madrastra durante tantos años me miraba con unos ojos llorosos. Instintivamente, sentí que no debía acercarme a ella e intenté marcharme, sin embargo, me detuvo antes de que pudiera llevarlo a cabo.

—Espera, espera, tengo que hablar contigo.

Miré a Thiago, sin saber exactamente qué hacer, pero el palmeó mi espalda y asintió.

—Habla con ella, te esperaré en el automóvil.

—Está bien —murmuré, dejando que me diera un beso y se adelantara para brindarnos un poco de privacidad.

Ella observó en todas direcciones, seguramente comprobando si Ivy estaba cerca pero cuando comprobó que seguía metida en la sala con Candy intentando tranquilizarla, enderezó la espalda y volvió a enfocarse en mí.

—Bueno, ¿qué se le ofrece? —pregunté dudosa.

No tenía nada de ganas de cruzar palabras con ella. Tracy fue una figura de autoridad tan horrenda que tuve durante mis años más vulnerables que solo estar cerca suyo me enchinaba la piel y me producía arcadas. Todavía recordaba sus humillaciones, castigos y burlas, donde me trataba horrible solo por no ser su hija biológica y tener un extraño complejo de inferioridad con mi madre.

—Oh, Destiny, pobre criatura —las lágrimas se arremolinaron en sus ojos y se llevó una de sus manos a su pecho, como brindándose consuelo—. No tienes una idea de cómo he sufrido desde tu supuesta muerte. He estado viviendo un infierno desde aquel día y finalmente siento que todo está saliendo a la luz.

Arrugué la frente porque no comprendía a dónde demonios iba toda esa conversación y ella se echó al suelo sin previo aviso, tomando mi pierna de manera desgarradora y desesperada.

—¿P-pero que estás haciendo? —pregunté consternada por su actitud, intentando quitármela de encima, pero ella seguía empeñada en hacer una escena.

—Tantos años sin dormir ni poder salir a la calle porque la gente me juzgaba, decía que era una mala persona que orilló a su hijastra a tomar el camino equivocado, que era una mujer así de vil y desalmada, nadie tiene una idea del infierno por el que pase, tu padre me dejó, todos me evitaban, lo perdí todo.

Su llanto comenzaba a hacerse mucho más estruendoso y con la poca fuerza que poseía seguía queriendo que me soltara y dejara de hacer parecer frente a los demás que la estaba acosando.

—Señora, no entiendo qué quiere decir con todo esto, ya tengo que irme.

Sus berridos llamaron la atención de algunos de los presentes y sentí el rostro acalorado de la vergüenza de tener que pasar esta situación en público. Tracy siempre había sido el tipo de persona que no soportaba que la gente no la mirara. Siempre quería que los demás estuvieran interesados en ella aunque eso significara que solo lo hacían porque era escandalosa y conflictiva.

—Quiero arreglar las cosas contigo y que todas vivamos juntas como antes lo hacíamos.

Su mirada desolada me indicaba que estaba siendo completamente seria, lo que me brindó un tremendo escalofrío.

¿Estaba esa mujer realmente bien de sus facultades mentales o era así de descarada e inconsciente?

—Eso por supuesto que no es posible —me negué inmediatamente, ya queriendo huir de sus garras—, nunca pero nunca viviría con usted o sus hijas de nuevo.

Fue entonces que su cara reflejó un enorme disgusto y suspiré, pues así se ponía ella siempre que alguien le llevaba la contraria.

—No puedes ser tan egoísta, Destiny. Ahora que serás una mujer rica y tu padre ha muerto, es tu deber cuidar de tu familia y perdonarla, ya hemos sufrido mucho por las decisiones que tomaste en el pasado.

Aquella declaración me calló como un enorme balde de agua fría y si hubiera estado simplemente de pie, tal vez me habría caído de la impresión.

—¿Me estás diciendo que es mi culpa y que debo hacerme responsable?

Tracy percibió mi enojo y pronto cambió su actitud altanera a una sumisa y comprensiva.

—No, no, simplemente estoy diciendo que debemos olvidarnos de viejos temas sin tanta relevancia y estar más unidos que nunca, eso es lo que tu padre hubiera querido.

Me reí porque estaba demasiado impresionada, ella no tenía límites.

—Suficiente, déjame ir. Ya me cansé de escuchar tanta basura.

La eché con fuerza y brusquedad, algo que dramatizó tirándose fuerte en el suelo y haciéndome quedar como una persona mezquina, que trataba mal a su pobre y vieja madrastra.

—¡Destiny! —gritó con agonía—. ¡¿Eres capaz de dejar que la gente siga pensando que nosotras te orillamos a lo que hiciste?! ¡esa fue tu decisión y nos arruinaste por ser tan egoísta!

—No deseo seguir escuchándole por más tiempo —mi vista comenzó a volverse roja de la rabia que me recorría toda la sangre—. Usted es una desgraciada aprovechada y nunca será diferente, no deseo volver a verla jamás en mi vida y cuando termine el juicio me aseguraré de que eso suceda así.



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En el texto hay: reencuentro, perdon, embarazada

Editado: 22.01.2022

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