Embarazada de mi enemigo

Epílogo

—¡Sophia, no te metas eso a la boca!

Toqué con cuidado las manitas regordetas de mi bebé y sus hermosos ojos color miel, me recordaban cada vez más a los de Thiago. Todavía rememoraba el momento en que tuvimos que correr al hospital porque llegó la hora de dar a luz y cuando el doctor anunció que una niña había nacido saludablemente, la alegría inundó a Thiago, quien había esperado junto a mí todo ese tiempo.

Avancé con paso decidido por el cementerio con mi hija en brazos y miré frente a nosotras la tumba de mis padres. Sus nombres grabados uno al lado del otro, me daban mucho que pensar, pues algo que mi tía me aseguró fue que una de las pocas cosas que estaban estipuladas en el testamento de mi padre fue que quería ser enterrado al lado del amor de su vida.

Observé durante un rato aquellas estructuras donde me paraba por primera vez desde la muerte de mi padre y exhalé con algo de pesar.

—¿Finalmente se han reencontrado en el cielo? —pregunté con algo de esperanza, ya que sabía de primera mano lo mucho que mi padre sufrió por tener que estar vivo sin mi madre en el mundo.

Pues a pesar de estar casado con Tracy y tratarla con cariño, nunca fue la mujer que amó y eso ella lo sabía, porque constantemente lo encontraba mirando el álbum de fotos de casado con mi madre; así que era también ese uno de los motivos por los que ella me maltrataba.

—Vine a mostrarles a mi hermosa hija, la cual estoy criando con todo mi afecto y espero que tenga la infancia que yo nunca disfruté —esbocé una mueca al decir eso y negué, porque no quería escucharme como que les estaba reprochando aquello—. También vine acá porque quería decirle a mi padre que ya no lo resiento. Ya no tengo rencor por ti y solo espero que descanses en paz, yo ya tengo una familia hermosa y amorosa por mi cuenta y lo único que pienso es que es una lástima que no me hayas aprovechado en vida, cuando tengo tanto amor por dar.

Sophia quien pareció notar mi acongojo, apoyó su pequeña cabecita en mí, lo que correspondí con gusto, pues ella era quien hacía mis días más felices.

Seguí andando luego de dejarles a ambos unos pequeños ramos de flores y me moví hasta donde estaba mi propia lápida, aquella que había pedido que no demolieran porque significaba muchas cosas para mí.

La miré, recordando todos los sentimientos de dolor y odio que experimenté la primera vez que fui, y me sentí tan aliviada de saber que ahora lo único que me provocaba era una extraña especie de melancolía, la cual no era para nada mala.

Dejé solo una rosa roja en ella y me marché sin decir nada, pues ya no era necesario. Yo ya estaba viviendo como Destiny, ya no tenía que pretender que ella era otra persona ajena a mí misma.

—¿Has terminado? —preguntó Matthew mientras esperaba a que Clarisse terminara de retocarse el maquillaje.

—Sí, ¿esperaron mucho?

—Claro que no —dijo rápidamente—. Desde que estoy con Clarisse, me he dado cuenta que no hay nada más tardado que esperarla a ella cuando se está arreglando para salir.

—¡Oye! —le dio un codazo—. ¡La belleza cuesta!

Sophia empezó a berrear cuando miró al novio de Clarisse y en cuanto estuvimos lo suficientemente cerca de la ventana, quiso ir hacia él, quien la aceptó con gusto.

—Parece que alguien te va a robar a Matthew —solté riendo a lo que Clarisse asintió.

—Probablemente quien llore al saber lo mucho que Sophia adora a Matthew no sea yo sino Thiago.

Estuve de acuerdo con ella, porque desde el día que nació, Sophia era la adoración de Thiago. No había nada que él no hiciera por ella, pues era la luz de sus ojos.

—¿Entonces nos vamos ya? Recuerden que tenemos una boda a la cual llegar.

—Sí, es mejor irnos rápido—dije y me subí al carro.

—Deja que yo me lleve a Sophia conmigo, ya que necesito que sea la tía a la que más quiere.

Sonreí ante la tonta guerra que tenían todos de ser el número uno en el corazón de mi hija.

Seis meses habían transcurrido desde la propuesta, y finalmente había llegado el día en donde nos uniríamos en matrimonio. Ambos decidimos esperar a que Sophia tuviera algunos meses de nacida, pues así sería más sencillo para ella lidiar con la boda.

Mi corazón martilleaba con fuerza mientras pensaba en que Thiago me estaba esperando en el lugar y me miré nuevamente de pies a cabeza, verificando no haber ensuciado mucho el vestido en el cementerio.

—Te ves tan preciosa con tu vestido, de seguro que Thiago se caerá hacia atrás cuando te vea —espetó Clarisse al borde del llanto, luciendo espectacular con su traje vaporoso y elegante.

—¿En serio? Creo que estoy tan nerviosa que vomitaré.

—Tú tranquila, que todo saldrá bien ahora, ya no hay nada que te detenga de ser feliz.

Me repetí aquellas palabras durante un rato y a pesar de todos los momentos agridulces que pasé durante mi vida, sabía que finalmente estaba llegando mi época anhelada.

Matthew manejó hasta una de las playas cercanas y cuando miré la lujosa pero pequeña decoración a la orilla del mar, supe que estábamos en la ubicación correcta.



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En el texto hay: reencuentro, perdon, embarazada

Editado: 22.01.2022

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