Embarazada de un demonio

Capítulo 2

—¡No! yo jamás tendría un hijo de un demonio. Si es necesario abortare -dice Tatiana con lágrimas en los ojos.

—¿En serio? tienes años deseando salir embarazada y aunque ese niño sea un demonio sigue siendo tu hijo, lleva tu misma sangre. 

—No... -eso era verdad. Su más grande sueño era tener un hijo y formar una familia.

—Y te será imposible abortar. El aura de ese feto que se va a formar en tu vientre lo protege. No te podrás deshacer de él -comenta Deyfras.

 

 Tatiana intentó en lo posible de calmarse, pero el terror invadía su cuerpo ocasionando su inmovilidad. Estuvo recordando su vida en esos días. Era como un infierno para ella.

—Por tu culpa Rolando me abandonó -Tatiana comienza a llorar de nuevo.

—No necesitas a una basura como eso, de todos modos, estaba buscando cualquier excusa para abandonarte e irse con su amante.

—¿Amante? ¿Imposible? ¿Y cómo es que tú sabes todo eso?

—Estuve investigando por un tiempo quería saber si eres perfecta para llevar a mi hijo. Lo seguí por varias semanas, me daba curiosidad.

—Pero ¿cómo? Cualquiera se daría cuenta que lo están persiguiendo.

—Puesto nadie sospecharía de un perro, un gato o un pájaro -se convierte en lo que dice- Tengo la habilidad de cambiar de forma.

 

  Tatiana se desmaya por la sorpresa.

 

《Creo que debí esperar un poco para contarle sobre esto》 pensó Deyfras.

 

  Tatiana vuelve a despertar. Se sentía desorientada y medio dormida todavía. Observa a Deyfras que está sentado en una silla al lado de su cama.

 

—Hola -dice él lanzándo para atrás un libro sobre el embarazo y la maternidad. 

 

 Un libro que había comprado Tatiana con la esperanza de pronto quedar embarazada y de cierta forma se cumplió, pero no como ella esperaba.

 

—No fue una pesadilla, debo estar volviéndome loca -se decepciona ella.

—Entonces esa fue una noche de locura.

—Aléjate de mí -y Tatiana junta sus manos y empieza a rezar el padre nuestro.

—No te esfuerces. Esos rezos nunca sirven de nada.

—Mi vida está acabada.

—Tranquilízate soy un demonio no la muerte -intenta tranquilizarla. Le parecía que Tatiana estaba demasiada dramática.

—La muerte sería una mejor opción en este momento.

—Te daría un Óscar por mejor actriz en este momento. Serías una excelente actriz de telenovelas.

 

  Ella se acuesta y se pone a llorar —Esto no me puede estar pasando a mí.

 

—Esto va a ser más difícil de lo que esperaba. Bueno empecemos de nuevo, soy Deyfras un demonio, vivo en el infierno y estoy aquí por ciertas razones.

 

 Tatiana empieza a pensar y recuerda la forma en como entró por la ventana ese día. No lo podía creer. Él había estado acompañándola por varios días.

 

—Tú, eres ese loro...

—Sí, gracias por cuidar de mí todo este tiempo y por mi casita, aunque ya estoy cansado de la comida para pájaros -sonríe de una manera despreocupada- A partir de hoy se cambiará el menú para mí.

 

  Ese loro se convirtió en el confidente de Tatiana por varias semanas desde que él apareció tocando el vidrio de su ventana. Le contó todo sobre su vida, sus miedos, inquietudes, sus tristezas, sus problemas con Rolando, su soledad, hasta lo más profundo de ella.

 

—¡Estoy loca!, ¡estoy loca!

—Aunque sea escúchame. Los humanos se complican tanto la vida. Bien, si quieres estar sola, está bien, pero volveré -Deyfras se levanta y cierra la puerta saliendo de la habitación.

 

 Tatiana se desespera. 《Necesito ayuda, pero ¿de quién? Yo... ya no tengo a nadie. Desde que me casé me aleje de todas mis amistad... ¡Carol! No importa si me cree loca necesito desahogarme con alguien》

 

 Tomó su celular y marcó el número de su amiga Carol Villegas. Ella contestó al instante.

 

—¡Aló! Tatiana ¿cómo estás?

—Carol, yo... me estoy volviendo loca... no se qué hacer. Hay un monstruo... Mi esposo... Rolando se fue y me abandonó... no me quiere volver a ver... -el llanto y el desespero no la dejaba hablar bien a través del celular- y el monstruo sigue aquí... es un demonio... Él se convirtió en mi esposo y luego apareció él y había dos iguales... Creo que necesito un psicólogo, un psiquiatra, un manicomio...

 

  Interrumpe Carol —Tatiana relajate. Voy para allá. No hagas ninguna locura.

—Por favor. Necesito ayuda. No se que está pasando -suplicaba llorando.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.