—Señor Varien, alguien ha entrado sin cita ni permiso ¿lo detenemos? -dice Klaus (cabello rubio corto y ojos verde claro y oscuro) con mucho respeto. Vestía un elegante traje azul oscuro.
Los dos se encontraban en un gran salón de paredes color verde claro, adornado con grandes lámparas antiguas que colgaban del techo como una lluvia de cristales.
—Deja que pase. Estoy con un gran ánimo para conversar -responde Varien (cabello plateado largo y ojos rosado con rojo)
—Lo que usted ordene, señor Varien -este se inclina y se retira por la puerta.
Entra en el salón un nombre que no debe pasar los 35 años de edad, la cabeza rapada y ojos amarillos. Detrás de él venía Klaus.
—Quiero entrar aquí -dice de una manera poco educada y con aires de superioridad, golpeando con sus manos la pequeña que se encontraba frente a Varien.
—Acabas de entrar, ya cumpliste tu cometido. Puedo tener el placer de saber ¿Quién es usted? -pregunta Varien sin cambiar de expresión.
—Soy conocido como "El rex". He escuchado que esta es una de las bandas que manda en esta ciudad.
—Eso es cierto ¿Y a qué se debe tu visita?
—Quiero entrar, ser uno de ustedes -responde él en voz alta.
—Mmm... No estamos buscando integrantes.
—Estas bandas siempre necesitan gente.
—El jefe me dejó encargado, pero no dijo nada sobre nuevos integrantes -comenta Varien- y tú no eres apropiado para unirte.
—¿Tú no eres el líder? Que estafa. Quiero hablar con el que manda no con uno de sus sirvientes.
—Te recomiendo no hablar con él. No posee mucha paciencia por eso soy el encargado de socializar con ustedes 《Los humanos》. Se me da mejor que a él.
—¿Eres el segundo al mando?, eso me basta. Dígame a quien matar y lo haré. Tengo un gran historial en muertes, de las cuales nunca se me han descubierto. Soy un profesional -apareció en él una sonrisa de psicópata que no le agradó a Varien en lo absoluto.
—Nosotros no matamos. Además, desde los 2 minutos y 13 segundos que llevas en mi presencia has roto 8 reglas que no serán toleradas.
—No pueden ser toleradas -repite Klaus que estuvo en silencio todo ese tiempo.
—No les tengo miedo... Y. y... y... Ustedes no matan, lo acabas de decir.
—No, no matamos.
—Eso es muy cierto. Una de nuestras reglas principales es no matar, pero podemos encerrar -dice Varien ahora con una sonrisa escalofriante.
—¿Encerrar? ¿No pueden hacer eso? -el hombre se encontraba aterrado ante la situación inesperada.
—Sí, si podemos. La regla es no matar, encerrar no es matar ¿verdad?
—No, no es matar -lo apoya Klaus.
—Si me encierran moriré -se desespera el hombre.
—Pero eso vendrá después, efectos secundarios, pero técnicamente no te matamos -contesta Varien muy animado.
—Muy cierto -afirma Klaus colocando sus manos sobre los hombros del hombre para deternerlo.
—Esto no es legal -dice el hombre.
Éste intenta huir, pero Klaus no lo soltaba y su fuerza era muy superior que la de él.
Varien se le queda viendo fijamente a los ojos.
—Asesinar tampoco es legal y lo haces y disfrutas haciéndolo.
—No, por favor. No volveré por aquí -el hombre llora con desesperación.
No imaginaba que algo así pudiera suceder. Él siempre había sido el que hace sufrir a los demás.
—Es muy tarde para eso, ya estás aquí. Pero no estarás solo, tendrás compañía -comenta Varien.
Varien se levanta y a su lado aparece de repente una puerta de metal. La puerta se abre e invade un gran olor putrefacto. Adentro era una especie de cárcel donde había un cadáver en descomposición.
—¿Hace cuánto que no encerramos a alguien? -pregunta Varien tapándose la nariz.
—2 meses, 23 días -responde Klaus.
—Un humano ya se vuelve podrido en ese tiempo.
—Los humanos no duran mucho.
—Que tengas un bonito encierro. Hasta nunca -se despide Varien con una gran sonrisa.
Klaus lo toma fuertemente por los hombros y lo empuja sin ningún esfuerzo a pesar de que el hombre se debatía para escaparse.
—¡¡¡NOOO!!!
La puerta se cierra y desaparece.
Los minutos pasaron y Klaus aparece nuevamente frente a Varien.