Capítulo 27

 Reflejándose en un gran espejo con un detallado marco dorado se encontraba Eitan (uno de los sub-líderes en la legión de Glasya-Labolas).

 Su hermoso cabello rosado era acariciado por su mano izquierda sin apartar la mirada de su reflejo.

—Llevas horas observándote en ese espejo. No importa cuanto lo mires, tu reflejo no cambiará -comenta Ritzon quien se encontraba muy aburrido. 

 Glasya había salido y les ordenó permanecer allí hasta nuevo aviso

—Mirarme al espejo me ayuda a pensar. Deberías intentarlo alguna vez.

—Me aburriría estar tanto tiempo mirando mi reflejo.

—A mí si me agrada ver mi imagen, por algo la cuido muy bien -responde Eitan.

 Éste era muy agraciado en su aspecto, su cabello siempre se encontraba peinado perfectamente y su vestimenta elegante y pulcra.

—¿Y qué consejo te ha dicho tu propio reflejo? -pregunta Ritzon con sarcasmo. 

—No estoy buscando consejos, estoy preocupado por el señor Glasya.

—Igual yo, su comportamiento no es normal. Lo encuentro algo...

—Desquiciado -interrumpe Eitan completando su oración.

—No era la palabra que pensaba usar, pero sí.

—Algo debió suceder para ese cambio tan repentino.

—El señor Glasya siempre ha sido alguien con una personalidad algo difícil, pero esa mirada, nunca la había visto en él -dice Ritzon recordando en su mente esa oscura mirada.

—Es como si fuera una máquina de sólo matar, aunque su fama lo caracteriza de esa manera, los que estamos cerca de él sabemos que él no es tan así.

—Si es un asesino y torturador, pero hasta el punto de enloquecer no.

—Además, está desobedeciendo la orden de nuestro señor Satanás al venir a la tierra -comenta Eitan con preocupación. 

 Desobedecer una orden del señor del infierno era una muy grave falta para los demonios.

—No cruzamos los portales, pero aun así habrá problemas por venir.

—Pero es nuestro líder, no podemos desobedecer las órdenes del señor Glasya.

—¿Qué crees que haya sido la causa de su cambio tan repentino? -le pregunta Ritzon con curiosidad en saber la respuesta.

—No quiero culpar a nadie sin pruebas, pero todo esto empezó cuando fue visitado de improviso por la señora Amaltea.

—La anterior señora del infierno.

—Su visita al señor Glasya fue muy extraña y repentina. Ellos ni se conocían y él no esperaba su visita -contesta Eitan.

—El señor Glasya se sorprendió mucho al verla. Ella ya no es señora del infierno ni tampoco está involucrada en nada parecido.

—No la conozco, pero lo que se cuenta de ella que es una excelente manipuladora.

—Con el señor Glasya podemos demostrar que los rumores no son ciertos, quizás no en su totalidad -señala Ritzon- pero te entiendo. Es muy posible que esto fue planeado por ella.

—Pero ¿para qué?

—Más que nada ¿Qué le habrá dicho al señor Glasya para que su personalidad se volviera tan retorcida?

—Será mejor que lo vigilemos -le sugiere Eitan.

—Pero no podemos contradecir sus órdenes.

—Pero somos sus segundos al mando. Tiene que por lo menos escucharnos.

—Como está ahora lo dudo, pero es nuestro deber proteger nuestra legión -replica Ritzon- De quien sea.

—Incluso de nuestro propio líder.

  Eitan Y Ritzon fueron llamados por Glasya-Labolas mediante telepatía (algo común entre los demonios).

 Se dirigieron inmediatamente a donde fueron convocados sin mencionar palabra alguna.

—Hoy haremos algo sumamente divertido -les informa Glasya.

—Señor Glasya, puedo preguntarle ¿Qué le ha sucedido? -pregunta Eitan.

—¿Sucedido? Estoy perfectamente y no me interrumpan -las últimas palabras fueron duras.

  La voz de su líder se tornó tan grave que les dio un escalofrío intenso en su piel. 

  Algo le sucedía a Glasya, pero ellos no podían hacer nada para ayudar.

—Lo lamento mucho por mi irrespetuosa intromisión, mi señor Glasya -se disculpa Eitan con mucho respeto.

—Continúe, por favor, deseamos oirlo, señor Glasya -le dice Ritzon volviendo al tema principal.

—Vamos hoy a una gran fiesta. Hay alguien allí a quien estoy buscando y se que estará allí -informa Glasya.

—¿Estaremos en cubiertos o tenemos libertad total?