«Otro día» «Estoy cansada»
Durante dos semanas no dejé de esquivar los acercamientos de Danilo. No quería estar con él, ni en su casa, menos con su madre.
— ¿Cómo va ese trabajo para darme un nieto? — Preguntó Leona cuando la familia a completo estábamos en la mesa a la hora de la cena.
— Madre. — Michael agarró una mano de Olivia y quiso frenar a su madre.
— Tranquilo, no lo pregunto por ti y Olivia. Ya he entendido que no va hacer capaz de darte un hijo en la vida. — Habló Leona y me miró a mí. — Vamos mañana mismo a hacerte una analítica para ver si ya estás embarazada.
— Creo que es pronto. — Dijo Danilo. — Roxana no ha estado bien y lo hemos estado tomando con calma. — Me miró y le asentí a sus palabras.
— Yo la veo perfectamente. — Se molestó Leona y me reprendió. — Ponte las pilas, ya quiero un nieto.
El señor Elías apoyó a su mujer.
— Un heredero Mejía. — Dijo y cuando nos miró a Olivia y a mí me sentí agravada.
Lo que esperaban de nosotras era básicamente eso. Un nieto. Un heredero Mejía.
— Está noche nos podremos a ello. — Habló Danilo y lo miré. — ¿Verdad? — Me sonrió y le sonreí.
En verdad me gustaba casi todo de él. Quizás era el momento de intentarlo.
Esa noche lo dejé poseerme y disfruté, disfruté cada noche de las siguientes dos semanas.
— Sería genial si te quedas embarazada antes de la boda. — Comentó Leona mientras esperábamos en la sala de espera de una clínica privada.
Leona miraba una revista y a la vez que esperábamos mi turno, esperábamos también a que Olivia saliera de la consulta.
Olivia y Michael habían llegado al punto de engañar a la señora Leona. Sabía por Olivia que él había empezado a usar preservativos durante sus relaciones íntimas.
— ¿Le ha enviado las invitaciones de la boda a mi familia? — Le pregunté.
— Yo misma se las lleve porque sabía que te hacía ilusión, pero… — Leona cerró la revista y me miró con la cara compungida. — Tu hermana casi me las tira a la cara. Te dije que no querían saber nada de ti, cariño.
No lo entendía. Recordaba la cara de tía Carla aquel día, su abrazo y su preocupación por mí no eran falsos, entonces ¿qué pasó?
— Quizás debería ir yo. — Dije.
Escuchamos a Olivia salir de la consulta con sus resultados médicos.
— ¿Y bien? — Le preguntó Leona sin demasiada esperanza.
— No. Lo siento. — Se disculpó Olivia con la cabeza baja.
Leona la miró cansada.
— Ni sé para qué pregunto.
— Roxana, pasa. — Me llamó la enfermera y me levanté para ir a la consulta.
Hasta que la puerta se cerró, escuché cómo Leona se desquitó con Olivia.
— Felicidades, estás embarazada. — Me dijo el doctor apenas me senté y sonreí sin creerlo.
— ¿En serio? — Pregunté.
— Estás de un mes… — Me reveló el doctor mientras miraba su ordenador y me fallaron los cálculos.
— ¿Seguro?
El doctor me miró convencido de lo que decía y no dije nada más.
Estaba embarazada de Cristian.
Cuando salí de la consulta, la señora Leona me arrebató los resultados médicos y apareció una sonrisa en su rostro al ver por ella misma que estaba embarazada. Me di prisa en quitarle los resultados de vuelta, lo que menos quería era que viera que estaba de un mes, puede que ella no se diera cuenta, pero Danilo sabría al instante que este hijo no era suyo.
Ahora me arrepentía de no haberme acostado antes con él.
— Estoy de dos semanas. — Dije para saciar su posible curiosidad.
Miré con pudor a Olivia, no quería que pensara que le estaba restregando por la cara el embarazo. Ella me sonrió tímidamente y miró a nuestra suegra que me agarró por sorpresa y me llevó hacia la puerta de la clínica.
— ¡Estoy tan feliz! — Dijo Leona y me apretó contra ella. — Está vez tienes que hacerlo bien y no perderlo con disgustos tontos, ¿de acuerdo? — Me acarició el cabello y me besó luego en la sien. — Mi primer nieto. ¡Estoy feliz! Vayamos de compras.
— Yo prefiero ir a contárselo a Danilo a la oficina. — Hablé, la verdad es que estaba deseando escapar de ella.
Leona actuaba como si nada, pero yo había perdido a mi pequeña Eleonor. No fue un aborto, mi bebé murió y la enterré.
— De acuerdo. — Leona accedió. — Vamos a darle la buena noticia.
— Creo que sería buena idea dejar que Roxana le de la noticia ella sola. — Dijo Olivia.
Leona la miró como sí estuviera molesta y me apresuré a apoyar a Olivia.
— Yo también lo creo. — Hablé.
La mirada de Leona hacia mí fue más benevolente y sonrió.
— Sí es lo que quieres, está bien. Como suegra sé cuando quitarme del camino. — Me acarició el vientre y caminó luego hacia el coche.
Olivia se puso entonces a mi lado.
— ¿Estás feliz con los resultados? — Me preguntó.
Apreté los documentos en mis manos y negué con la cabeza.
— No lo sé. — Sonreí sintiéndome pérdida. Estaba por contraer matrimonio con Danilo y llevaba en mi vientre al hijo de Cristian. — Pero quiero que nazca sano.
Olivia me sonrió.
— Te voy a ayudar en todo lo que pueda. — Me agarró del brazo con su mano y me pidió. — Tú intenta no hacer nada que la moleste, descansa todo lo que necesites y mantente saludable.
Asentí y me giré hacia ella.
— Gracias, Olivia. Pero voy a pedirle hoy mismo a Danilo irnos de vacaciones hasta que nazca el bebé. Creo que será lo mejor.
— Se va a cabrear. — Musitó Olivia, pero sonrió contenta por mí.
Me gustaba verla sonreír. Nos habíamos hecho muy cercanas, se preocupaba por mí y yo por ella.
— ¿Qué demonios estáis haciendo ahí paradas? — Nos preguntó Leona desde el asiento trasero del coche.
El chofer sostenía la puerta abierta en nuestra espera y Olivia caminó hacia allí.
— Perdón, madre. La estaba felicitando por el embarazo. — Nos excusó Olivia.
Miré los resultados en mis manos y sonreí. Un hijo de Cristian…