En algún lugar

CAPÍTULO 3

Como describir mi regreso a la empresa.

¿Terrible? ¿Vergonzoso? ¿Inaceptable?

Empecemos desde mi mañana, en el edificio donde vivo el señor del primer piso rompió una tubería y no pude tomar mi baño, solo pude tomar un desyuno y dejar a mi cachorrito a cargo del vigilante.

Después de agarrar las llaves de mi auto, me encontré con la escena de todos los lunes por la mañana, había una chica pelirroja con sus zapatos en la mano lanzando insultos al mujeriego de mi vecino llamado Jason. Debo confesar que al crear mis personajes, a veces le doy carácterísticas de las personas que conozco, como es el caso de mi vecino, que llegué a crear una historia sobre él, donde al final pudo conseguir una chica que hizo que dejara su lado mujeriego, se dedique a ella y tenga dos hijos en el futuro. Pero no todo se vuelve realidad, como muchas veces quisiera.

Me dirigí hasta la cochera y mi auto no encendía, de esa manera empezó mi día, fue bastante frustante y se iba a tornar peor. Tuve que tomar un taxi hasta la oficina e ingresar a la recepción, pero antes de llegar se adelantó un chico de cabello rubio.

- Buenos días, ¿podría decirme en cuál piso y oficina es la reunión programada a las 11:00 am? Soy Esteban Moore, representante de ...- continua hablando, yo me quedo atras esperando ser atendida y veo como este chico capta la atención de varias chicas en el lugar, incluso de hombres.

-Buenos días señor Moore - le lanza una sonrisa antes de proceder a revisar su computadora- la reunión es el piso 85 en la oficina 43 C.

-Muchas gracías,señorita que pase linda mañana. - se despide y dirige hasta el ascensor. Suelto un respiro, las ventajas de tener una sonrisa de comercial y carisma.

- Buenos días- hablo y la chica me ignora y responde el teléfono que empieza a sonar.

- Buenos días señor, aún no llega la señorita. Ya le aviso cuando se presente.- corta la llamada y quita su sonrisa para hablar de forma monóloga hacia mí. - La oficina de entrevistas de trabajo  está en el décimo piso, oficina 15 A. 

Sonrio al recibir esa respuesta, seguro pensaba que venía por un puesto de trabajo, todo debido a la vestimenta que traia puesta. 

Menudo infarto el que se llevó al saber quién era.

- Buenos días, en realidad no vengo para eso. Soy Madelaine Chevalier.- respondo, evitando esbozar una sonrisa. Efectivamente, la recepcionista se puso pálida al escuchar mi apellido.

- Mil disculpas, señorita. Ahora mismo le comunico a su padre que se encuentra en recepción.- le regresa el llamado y desde mi posición escucho como le contesta:

- Que suba a mi oficina, en este instante..

- Como ordene señor. - Cuelga y luego pasa a observarme.- La oficina queda en el último piso, al fondo del pasillo señorita Madelaine y lamento mi actitud al principiio.

Asentí y me dirigi hacia los ascensores y siento miradas en mi nuca. Seguro para ellos no era normal ver a una chica vestida con ropa de salir en medio de personas tan estilizadas, traté de ignorar el temblor que recorre mi nuca. Yo no planeaba llegar tarde a las oficinas, pero debido a cómo empezó mi dia, perdí demasiado tiempo.

Salgo del ascensor y camino por el pasillo hasta que volteo y observo una oficina con el nombre de padre grabado en el cartel. Procedo a tocar y luego de escuchar el pase, ingreso.

- Llegas tarde.- es lo primero que pronuncia al verme.

-¿Cuánto tiempo durará esto?- suelto con simpleza.

- Tres meses- dirige su vista al gran ventanal mientras sostiene una copa de wiski- Hay algo importante que tienes que saber- asiento para que continue.- Tenía planeado decírtelo con calma, pero llegaste tarde.Y dentro de unos minutos tengo una reunión a la que necesito que estes presente. Como sabrás, poseo el cincuenta y uno por ciento de las acciones de esta empresa, por lo que tengo el mayor poder de decisión.. - suspira y continúa - La empresa ahora no está pasando por su mejor momento. El otro porcentaje de los inversionistas no está de acuerdo con mi mandato.

- ¿Y eso en qué se relaciona conmigo?- pregunto sin entender el motivo de que esté ahí.

- Tu abuelo te dejó el 25 por ciento de las acciones de esta empresa y cuando tu llegaras a cumplir 25 años ibas a decidir harías posesión de ella o no.

- Entonces...- cortó lo que estaba a punto de decir.

- No es tan sencillo.- toma asiento y me observa.- existen unas claúsulas que tienes cumplir, una de ellas es que necesitas trabajar en la empresa por noventa días, luego de ese plazo tu decidirás si entregarme las acciones o venderlas. 

- Pero mi trabajo...- retira de su escritorio unos papeles y corta lo que iba a decir.

- Por el tiempo que trabajes en la empresa, mandaré a uno de mis trabajadores en tu lugar.

- No voy a aceptar  a ninguno de tus trabajadores...- respondo, no quería guardaespaldas en la librería, presentía que le iba a incomodar a cierta persona.

- Él ya se encuentra en el lugar, incluso debe de estar hablando con tu amiga ahora.

Suelto un jadeo, ya imaginé lo sorprendida que habrá quedado Vanesa al encontrarlo ahí.

- Necesitamos empezar la reunión- observa su reloj. - te presentaré a los accionistas, te aseguro que intentarán convencerte para vender tus acciones con ellos, no caigas en sus juegos.

- No planeo hacerlo, sé lo importante que era la empresa para mi abuelo.- respondí, tratando de tragar ese nudo en mi garganta al hablar sobre él.

Observé como agarraba el teléfono de su escritorio y hablabla con su secretaria.

- Que los accionistas ingresen a la sala de juntas, estamos en camino.- mencionó fuerte y claro. 

Empecé a caminar hacia la sala acompañada de mi padre Esperaba encontrarme con señores canosos y fuera de estilo, pero me equivoqué. Lucían elegantes con sus trajes carísimos y me atrevería  a decir que ninguno pasaba los cuarenta.




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