Eres la culpable
ROXXY.
—Anthony el hombre ocupado —toca su cabeza, estoy pasmada, que hace él aquí.
—No lo escuchaste, dijo vengo por el helado.
—¿Qué helado?
—Conecta tus neuronas, niña. Recuerdas el sitio web.
—¡Ay madre santa! —exclamó para mis adentros.
—Él que está desorientado por el golpe soy yo —cuestiona.
—Yo.. esto… yo.. he —tartamudeo, no se que decir.
De los nervios me levantó y entró al apartamento, cierro la puerta y le pongo seguro dejando al hombre en el piso.
—Roxana lo dejarás ahí tirado después que lo golpeaste —me reprocha mi consciencia.
—Me dejarás aquí después de semejante golpe, que tal si tengo una contusión, tú serás responsable si algo me llega a pasar —vocea fuera del apartamento.
—Vamos Roxxy lo golpeaste no puedes dejarlo tirado en el pasillo —murmuró, abro la puerta. —He.. lo siento yo no me di cuenta que era usted, en verdad lo siento —pasó su brazo por mi hombro y lo ayudó a levantarse. —venga por favor —digo llevándolo dentro del apartamento, lo siento en el pequeño sillón. —iré por algo de hielo —mis manos y mis piernas me tiemblan.
Voy a la cocina y sacó los pocos cubitos de hielo que tengo, los pongo en un paño y se lo llevo para que se lo ponga en la cabezota.
—No me ayudaras —rechista en cuanto le entregó el hielo. —la que me golpeó fuiste tú —alude con voz conciliadora.
—Por supuesto —le sonrió con modestia.
Es que siempre debes meter la pata Roxxy, todo es por culpa de ese viejo miserable, viejo cochino lo detesto, si tuviera la oportunidad de mudarme lo haría sin pensarlo. Me sobresalto en cuanto siento una mano tocar la mía.
—El sartenazo no fue en la oreja, fue acá arriba —menciona el hombre guiando mi mano al golpe.
—Lo siento.
—¿Por qué me golpeaste? ¿Qué te hice?
—La verdad es que el golpe no era para usted y el baño mucho menos, pero debe agradecer que no fue agua caliente.
—Claro que estoy muy agradecido.
—No le duele —digo tocando el bulto que se empieza a formar.
—Estás bromeando verdad, claro que me duele creo que lo mejor será ir a una clínica.
—¿A una clínica? —con el miedo que le tengo a esos lugares. —Vaya con mucho cuidado fue un placer conocerlo —me levanto del sillón.
—No me acompañaras ni creas que voy ir solo eres la culpable.
—Yo… no señor no iré a ese lugar, y no soy culpable de nada —replicó.
—Eres la responsable, así que tu deber es acompañarme —exige.
—No señor, usted apareció en mi puerta sin ser invitado —sentencio.
—Sí tengo una invitación, dijiste en aquel mensaje te invito un helado y yo solo vine por ese helado para endulzarme la vida —cita aquellas líneas que escribí.
—Eres un manipulador, bien lo acompañaré, pero espero no volver a verlo más nunca —tomo mi bolso. —y desde ya le digo que no tengo dinero para cubrir sus gastos ni medicamentos.
—Con que me acompañes es suficiente —trata de levantarse. —me ayudas —entorno los ojos y lo ayudó.
Salimos del apartamento y de apoco bajamos las escaleras.
—¿Sabes conducir? —niego. —conduciré yo, pero debes estar pendiente de mí.
—No, mejor tomamos un taxi es más seguro —levanto mi mano para parar un taxi, pero este pasa de largo.
—Demora más —da un paso, pero lo detengo.
—Tomaremos un taxi y punto sino se irá usted solo.
—No tengo tiempo para esto —murmura.
—Con razón anda buscando novia en línea.
—¿Sí y tú qué hacías en un lugar como ese? ¿Por qué respondiste? —cuestiona.
—Porque ando buscando un millonario que cubra mis deudas y me mantenga —digo sin pensar mis palabras, lo miró, su mirada es de asombro. —Yo no.. he… viene un taxi —levantó la mano.
El taxi se detiene lo ayudó a subir, le indico al taxista a donde llevarnos.
—Así que buscas un millonario, y que tal si hubiera sido un traficante al que le hubieras escrito.
—Fíjese que yo también pensé lo mismo, que tal si yo hubiera sido un criminal que se hacía pasar por una mujer ¿qué hubiera hecho usted?
—Pero yo sabía que no era así.
—¿Y cómo lo sabía? —me cruzo de brazos, él sonríe.
—Dejaste la dirección de tu universidad así que deduje que no eras nada de eso.
—Pues un criminal también podría hacer lo mismo, así que eso no le da ninguna seguridad.
—Tienes razón —asiento y lo miró, mala idea porque él me mira fijamente y me hace sentir incómoda. —luego podremos ir por el helado.
—No.. yo iré a mi departamento y usted a su vida ocupada.
—Y para que contestaste las preguntas si ahora no quieres salir conmigo.
—Porque pensé que jamás alguien vendría a mi puerta.
—No deberías entrar a esos sitios y contestar para luego no querer salir.
—Pues usted tampoco debería. Y para aclararle solo entre por curiosidad, no por nada más —si me estaba contradiciendo yo misma. —Dígame qué tal si se encuentra con una loca.
—Cómo tú —lo miró furiosa.
—Exactamente una loca como yo —aceptó ser una loca.
—No eres una loca, solo estás chiflada.
—No busque que tome cualquier cosa y le dé otro golpe en el mismo lugar —lo amenazó.
En cuanto el taxi aparca frente a la clínica salgo del auto, espero por el hombre que analiza con cautela el lugar.
—No le sacaran los órganos, si es lo que le preocupa —me mofo.
—Sí algo me pasa es tu culpa —réplica.
—Ya deje de culparme —a este punto ya me encuentro cabreada de que me este culpando.
Cierro la puerta en cuanto él sale del auto,entró a la clínica sin ayudarle.
—Espérame quieres, aún estoy mareado —lo ignoró y voy con la enfermera. —No me escuchaste eres pésima compañía —me giro hacia él.
—Sabe que ya me harte de usted, que le vaya bien, espero y no tenga ninguna contusión —paso a su lado y salgo de la clínica.