En Esta Vida Seré Una Buena Hija, Mamá.

Capitulo 1 “Renací en un libro”

Capitulo 1 “Renací en un libro”

 

Era una tarde hermosa, cálida y agradable, todos disfrutaban de un agradable momento. A excepción de Charlotte Heinrich, hija de uno de los imperios más poderosos en el transporte y telelcomunicaciones. 

 

—No quiero eso.

 

Era el décimo tercer juguete que le mostraba la niñera pero era horrible, la niña lo odiaba, una simple casa de juguetes rosa que tiene muñecas a tamaño real, habitaciones, cocina y muchos lugares que para ella ya eran aburridos.

 

—No me gusta.

 

La niñera suspira.

 

—Srta. Heinrich no olvide que en unos meses será su compleaños número seis y su castillo estará listo.

 

Charlotte la miró con atención.

 

—¿Habrá unicornios? No sería un buen cumpleaños sin ellos.

 

La niñera solo asiente.

 

 

—Su padre lo hizo especialmente para usted, Señorita.

 

La niña sonríe al fin, dándoles paz a la mente de los empleados que cuidaban de ella.

 

Era mimada, un demonio para los empleados por tener el mismo carácter de su madre. La pequeña sólo deseaba seguir los pasos de su mamá, a los ojos de Lottie, era hermosa, sofisticada y toda una dama. Ella como toda niña que ama a su madre, quería ser como ella.

 

Así que quiso mostrar su dones artísticos a sus padres por eso trabajo muy duro en un gran dibujo que hizo ella sola.

La pequeña salió en el momento que noto que autos habían llegado a la casa, sus padres estaban llegando y toda la mansión enloqueció. Autos, seguridad y todos los empleados debían salir a saludar. Era lo mismo cuando la pequeña volvía de la escuela, eran personas de mucho dinero y poder, sin importar los saludos, la paga de sus servicios era buena así que lo valía.

 

Lo primero que se vio fue al Sr. Roderick Heinrich, un hombre alto, con barba que acompañaba su rostro, cabello peinado hacia atrás y vestía un elegante esmoquin negro. Del auto blanco se vieron primero unos rojos y puntiagudos tacones rojos, salió una mujer rubia de cabello rizado y ojos azules claros, vestía un vestido del mismo color que su tacones, su maquillaje era perfecto.

 

Cecilia Heinrich… la madre que ama y admira Charlotte.

 

—¡Mami… mira lo que…!

 

La pequeña se cayó de cara y se golpeó la cabeza con una gran piedra que había en el jardín. La sangre ya estaba saliendo de su frente. 

 

Roderick corrió con su hija en brazos mientras Cecilia ordenaba que trajeran al doctor de inmediato y buscaran los botiquines de emergencia.

 

Los dos padres fueron a la habitación de Lottie, siempre la han visto actuar como una niña mimada y han cumplido todos sus deseos porque para ambos es todo su mundo. Nunca han tenido esta clase de momento ya que la niña nunca ha sufrido esta clase de accidente.

 

Las horas pasaron volando pero aún no reaccionaba, pasó la noche con fiebre y alucinaciones debido a ello. Los dos se turnaron para que el otro pueda cambiarse de ropa, pasaron toda la madrugada bebiendo café y cuidando de su pequeña hija.

 

—Ma… mamá.

 

Se acercó y tomó la mano de su pequeña hija, sonrió sin poder evitarlo, era una clase de conexión que sintió mucho más poderoso ahora que tocaba la mano de Charlotte. Verla tan pequeña y sentir su pequeña mano le fue suficiente para poder llorar, habían pasado años desde que pudo lograr sentir las lágrimas en su rostro rara vez. 

 

Cecilia aún así se recriminó por no ser una madre que su hija mereciera, siente que su pidiera cambiar algo de su pasado lo haría pero jamás el que Lottie naciera, era su mundo y estaba orgullosa de que la niña quería ser igual a ella.

 

—Estoy aquí, Lottie. Mami no se irá.

 

La pequeña fue abriendo sus pupilas hasta que la luz cegadora del sol al fin se estabilizó.

 

—¿Ah? ¡Pero que…!

 

La niña vio todo con sorpresa ya que no tenía idea de qué estaba pasando, hasta que recuerdos de todo lo vivido hasta ahora volvió a su mente.

 

En otra vida, su nombre era Camila Marrero, vivía con su madre en Venezuela, tuvo un gran talento en el teatro así que su madre se esforzó mucho para pagar sus clases y carrera como actriz. Dio todo de sí para que pudiera hacer que su hija llegara lejos, cuando al fin llegó la audición de Camila para una novela, no contaba que en el momento en el que su madre la estaba llamando ella estaría presentando su audición.

 

Esa llamada fue la que pudo evitar una gran tristeza.

 

—¿Srta. Marrero?—Maya corrió al Doctor—Venga conmigo.

 

El cuerpo de la chica temblaba estaba mojada por la fuerte tormenta, pero no siquiera el frío o la fría agua en su cuerpo la tenía con preocupación, deseaba ver a su madre.

 

—¡Mamá!

 

La sostuvo en su rostro y sus lágrimas no dejaban de rodar por su rostro, sostuvo su cara y notó las heridas que tenía.

 

—Lo siento, no hay más nada que pueda hacer, el accidente que sufrió acabó con una parte de cerebro, hicimos todo lo posible.

 

Ella solo sostenía la cabeza de su madre y la apoyó en su hombro.

 

—Camila, —la llamó en un tono poco audible—debes ser una buena niña, ¿si?

 

Ella asiente.

 

—Esto no fue tu culpa, yo te amo… quería tanto que fueras feliz—tosía sangre—debes lograrlo, sé una famosa actriz, ¿si? Te… amo.

 

 

Los aparatos no dejaban no sonar, ella intentaba llamar a su madre pero no funcionaba, ya se había ido.

 

Los meses pasaron pero la tristeza de haber tenido todo mediante el esfuerzo de su madre, solo marcó la carrera de Camila como actriz de una forma casi agobiante. Ella ya lo comenzó a odiar y el dolor de no poder más consigo misma solo la orilló al reunirse con su madre. Fue hasta el techo del edificio donde vivía y y miró su alrededor con odio, no tenía animos ni ganas de nada, en su corazón lleno de agonía solo deseaba reunirse con su madre.




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