En las redes del Amor

Capítulo 3: Problemas

—¿Díganme dónde está mi hermana? —volvió a insistir ajena a todo el revuelo que había causado

—¡Llévense a esta intrusa que ha tenido la osadía de agredir a mi hijo! —ordenó mi padre a dos de nuestros hombres, ante la mirada expectante de todos.

—¡Era perfectamente capaz de decidir qué hacer con esa insolente! —brame a mi padre

—Eso no fue lo que vi, de hecho, lo que todos vieron. ¿Tengo que recordarte que no solo eres mi hijo, sino el líder de nuestro grupo!

—Yo-oh

—¡Vi perfectamente como la miraste, debes superarlo, ella se fue y nunca más volverá, no puedes verla en todas las mujeres con aspecto inocente que tienes enfrente!

—¡Que la fiesta continúe!, les pediría excusas, pero no creo sea necesario. Tras las palabras de padre todo volvió a la normalidad, nadie osaría a manifestar la curiosidad que se podía palpar en el ambiente.

Así que, aunque los murmullos permanecieron casi de forma imperceptible, después de unos minutos todos parecían haber olvidado el suceso incómodo que acababa de tener lugar, mientras mi padre se encargaba de los de la seguridad.  Estaba más que seguro que pagarían muy caro el error que acababan de cometer.

Todos estaban disfrutando como si nada, menos yo, aún no ́podía dejar de rememorar aquella mirada que sin comprenderlo me había desalmado por completo. Lo peor es que mi padre tenía razón, no…no podía dejarles verles a los demás, que no era tan inmune como aparentaba, no podía dejar en entredicho…nuestro honor.

Necesitaba una excusa para abandonar ese lugar cuanto antes, así que alegue que me encargaría de la intrusa insolente, recibiendo miradas de apoyo como respuesta.  Se revolvía el estómago,  de solo imaginar lo que para ellos significaban mis palabras.

Tal vez era un simple pelele, o tal vez pese haber nacido en la mafia, no tenía el corazón digno de uno, pero jamás había sido capaz de lastimar mediante la fuerza bruta a una mujer, aunque eso no evitaba que muchas me temieran y desearan por igual.

Dejé mis pensamientos a un lado y baje directamente al gimnasio, aunque en el camino me desvié hasta colocarme justo en frente de la puerta donde estaba ella.  Aunque había una puerta de por medio podía oler su miedo, su incertidumbre. Tenía deseo de atravesar la barrera que nos separaba   y decirle que no tenía la más remota idea de quién era su hermana, pero no podía hacerlo. Esperaría a que todos se fueran para dejarla en libertad, alegaría cualquier excusa.

 


 

Horas después estaba listo para dejar en libertad a aquella joven, pero justo cuando me disponía a abrir la puerta de mi habitación, mi padre entró por ella.

Su mirada era gélida, enigmática, como si tuviera algo importante que decirme o algo grave estuviera sucediendo. Abrí mis labios para preguntarle qué sucedía, pero no tuve oportunidad, antes de que pudiera emitir dicha pregunta, una fortísima bofetada resonó por mi rostro, esta vez por mi mejilla izquierda.  

No comprendía lo que estaba sucediendo, pero el efecto de dicha bofetada había sido inmediato, una ira ciega y sin igual se había apoderado con ímpetu de todo mi ser.

—¿No vas a preguntarme qué está sucediendo?

—Estoy seguro de que me lo dirás —le contesté en un tono que perfectamente todo el furor que invadía mi cuerpo

—Pasa que nos avergonzaste frente a todos —dijo en un tono tan enfadado que anulaba por completo toda la ira que había en mi ser

—Padre

—Eso, tú lo has dicho soy tu padre, pasé varios años entrenándote, te hice líder de nuestro grupo, eres mi orgullo ¿y tú qué haces? ¡Nos humillas frente a todos, mostrándote débil! ¡¿Cuándo has visto que alguien golpea a un mafioso y quedar completamente ileso?! Eres mi hijo, pero siempre has sido muy …, ¿acaso no te he dicho que no debes dejarte dominar por ese aparato?, dijo tocando mi pecho 

—Y-oo, no sé lo que hice mal contigo, pero si no puedes ser nuestro líder aún estás a tiempo, ¡pero solo ten presente una cosa: todos los Taveras hemos sido siempre líderes así que si dejas de ser lo uno también dejarás de ser lo otro.

—Y-o-o —intenté decir

—No digas nada, analiza mis palabras, yo me encargaré de esa insolente, así como lo hice con los guardias que ya saludan al demonio de nuestra parte, y acto seguido se marchó dejándome envuelto en una enorme red de dolor, rabia e incertidumbre.

De repente, los recuerdos más dolorosos de mi infancia se hicieron presentes, cuando los hombres que para aquel entonces trabajaban con mi padre me llamaban niñita, solo por no mostrar el nivel de agresividad que supuestamente debería de mostrar un niño y mucho más si era hijo de un mafioso.

Esos años habían sido los peores de mi infancia, tontamente había creído que después del abandono de mi madre nada podía ser peor. Me había equivocado estrepitosamente. Los golpes, las burlas se habían hecho mella en vida constantemente, los golpes habían herido mi cuerpo y habían logrado penetrar hasta mi alma.

Nunca olvidaré el día en que, totalmente hastiado y sin capacidad de soportar más, había ido corriendo a los pies de mi padre para rogar por su ayuda. Recordaba tan bien ese momento, como si lo estuviera viviendo en el presente. Nunca olvidaré la cara de inmensa decepción que había puesto ni las palabras que habían marcado todo el curso de mi vida:

—Eres un Taveras y un Taveras nunca llora mucho menos se queja como una niña, el día que te vuelvas a quejar no solo habrás perdido a tu madre, sino a mí también, ¡¿te quedo claro?!

De mis ojos habían brotado unas lágrimas que inmediatamente había retirado, desde entonces no había vuelto a quejarme por nada y había hecho…todo lo necesario para no perder a mi padre. Mi único amigo por aquel entonces había sido Paolo, me había ayudado aprender a defenderme, había sido el único que no se había burlado de mí “Por ser una niñita”. Paolo no solo había sido mi único amigo sino también mi defensor y ahora…ahora tendría que lidiar con su muerte en mi espalda.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.