"Saber lo que hay que hacer elimina el miedo."
Rosa Parks
El sol se filtraba a través de las ventanas del apartamento de Jhonatan Brown, que ahora ocupaba la pareja, creando patrones dorados sobre el suelo de madera. Raquel Landon se movía en la cocina, preparando un desayuno que prometía ser tan perfecto como su luna de miel en la Riviera Maya. Se reía de la forma en que Jhonatan intentaba ayudar, con una espátula en una mano y un gesto de concentración en su rostro.
—Solo relájate, chef —bromeó Raquel, dándole un pequeño empujón—. No todo tiene que ser una competencia.
La noche anterior fue especial porque era la primera vez que asistieron como esposos a una gala de Hollywood, en las que hasta el momento Raquel no había podido asistir.
Jhonatan sonrió, disfrutando de la familiaridad y el amor que llenaban el aire. Habían pasado un mes explorando nuevas culturas y disfrutando de la compañía del otro, pero ahora la rutina les sonreía con sus brazos abiertos.
Mientras compartían risas y café, el teléfono de Raquel sonó. Su mirada se volvió seria al ver el nombre de su agente en la pantalla.
—¿Qué pasa? —preguntó Jhonatan, notando la súbita tensión en el ambiente.
—No lo sé… —respondió ella, contestando la llamada.
Jhonatan continuó en la cocina, pero su mente divagaba. Sabía que Raquel era un actriz talentosa y trabajadora, y siempre había tenido oportunidades en el horizonte, pero sabía que con cada papel vendrían cambios. Al escuchar las palabras de su esposa, su corazón se aceleró.
—¿En serio? ¿La saga de las "Sombras Eternas"? —preguntó Raquel, su tono una mezcla de sorpresa y emoción—. ¡Claro que estoy interesada!
Jhonatan dejó de escuchar el ruido de las sartenes y se acercó para escuchar mejor. La serie de películas era un fenómeno mundial, pero la idea de que su esposa tuviera que irse por meses lo llenó de inquietud. A penas habían regresado de la luna de miel y se estaban adaptado a su nueva vida y realidad, tenía miedo que los continuos viajes de Raquel por trabajo hiciera enfriar la relación, porque él no podía desatender su puesto en la empresa por tanto tiempo.
—Sí, entiendo… Hablamos después. Gracias —dijo Raquel, colgando y volviéndose hacia Jhonatan, con su rostro iluminado.
—¿Qué pasó? —preguntó él, aunque ya sabía la respuesta.
—Me han ofrecido un papel protagónico en la nueva película. Tendría que viajar a Europa por varias semanas.
La alegría de Raquel se desvaneció al ver la expresión en el rostro de su marido. Su entusiasmo chocaba con la creciente sombra de preocupación en su Jhonatan.
—Eso es increíble, pero… —comenzó él, sintiendo un nudo en el estómago—. ¿Cuánto tiempo tendrías que estar fuera?
—Un mes, tal vez más. Pero, Jhon, esto podría ser un paso enorme para mi carrera. Es un papel que no puedo dejar pasar.
—Entiendo que es importante para ti, pero… —titubeó, tratando de encontrar las palabras—. ¿Y nosotros? Justo hemos comenzado nuestra vida juntos. No quiero que esto nos aleje.
Raquel frunció el ceño, la frustración comenzando a surgir.
—No estoy diciendo que me aleje de ti. Solo quiero que apoyes mi sueño. ¿Es tan difícil de entender?
Jhon sintió cómo el dolor y la inseguridad se intensificaban.
—No, cariño, no es eso. Solo… no quiero ser la razón por la que te sientes atrapada. Siempre has querido esto, y ahora que lo tienes, ¿por qué debería ser yo quien te detenga?
—No se trata de eso. Se trata de balancear nuestras vidas. Estoy tratando de construir una carrera aquí —dijo ella, levantando la voz un poco más de lo que pretendía.
La tensión llenó la habitación. Raquel sintió el ardor de las lágrimas amenazando con salir, pero se contuvo. No quería que la situación se volviera más complicada.
—Quizás solo necesitemos un tiempo para pensar en esto —sugirió ella, tratando de mantener la calma.
Jhonathan se pasó la mano por el cabello, frustrado.
—¿Qué significa eso? ¿Nos tomaremos un "tiempo"?
—No, no es eso —respondió Raquel, su voz más suave—. Solo… tal vez necesitemos un poco de espacio para ver cómo manejamos esto.
El silencio se hizo pesado entre ellos, como una nube oscura. Jhonathan se dio la vuelta, mirando por la ventana, mientras Raquel se apoyaba en la encimera, sintiendo el peso de la incertidumbre.
Finalmente, Jhonathan se volvió hacia ella, su expresión más suave. Y Raquel dijo:
—No quiero que esto nos divida. Pero no puedo dejar pasar esta oportunidad.
Jhon sintió un escalofrío. Sabía que Raquel tenía razón; no podía pedirle que sacrificara su carrera. Pero también sabía que el amor requería sacrificios de ambos lados.
—Entonces, hablemos de cómo podemos hacer esto funcionar —dijo finalmente, su voz firme.
Jhonathan asintió, y aunque la preocupación seguía en el aire, un nuevo entendimiento comenzaba a formarse entre ellos. A veces, el amor significaba encontrar caminos inesperados y aprender a navegar las tormentas juntos.