"Chica Desconocida."
Carlie.
Podría decir que comenzó como un día normal en mi vida, soy bailarina así que no es raro que amanezca en lugares muy diferentes a donde vivo porque yo voy a donde me contestan.
Abro mis ojos encontrándome en una habitación de hotel, mi cabeza está hecha caos.
Anoche tuve un show en la hermosa ciudad de las Vegas para una futura novia.
—Mierda mi cabeza. —me quejo al levantarme.
Miro la hora en mi teléfono y recojo mis cosas rápidamente, veo una camisa blanca arrugada debajo de la cama pero no estoy como para querer indagar sobre eso, busco con la mirada a ver si hay alguien más en la habitación o en el baño pero no, no hay nadie así que olvidó el tema, son las 9:37 de la mañana y yo tengo un vuelo a Chicago a las 11:00 si no corro, no llegó y en la tarde tengo que ir a trabajar de mesera en un restaurante, con lo que ganó entre los dos trabajos a duras penas llegó a subsistir cada mes como para arriesgarme a perder alguno de mis trabajos.
Corrí por las calles con mi pequeña mochila a cuestas y mi teléfono en mano. Llamó a Lily mi compañera de piso pero está nada qué responde así que le dejó un mensaje de voz.
—Lily me he quedado dormida, sigo en Las Vegas, mi vuelo sale en hora y media así que por favor deja mi uniforme sobre mi cama porque llegó a casa me doy un baño y voy corriendo al Montreal.
El hotel estaba al menos a unas diez calles pero finalmente llegué.
Lily me envía un mensaje.
—Listo ¿cómo estuvo la noche?
Paso por los controles de seguridad antes de responderle porque no vaya a perder mi vuelo por un mensaje, además tampoco tengo dinero para costear un boleto de regreso, mi jefe fue quien me consiguió ambos boletos y a regañadientes porque le dije que sino yo no viajaba y tampoco es como que él tuviera otra bailarina disponible, son 8, seis fijas en el club y luego una compañera y yo que a veces estamos en el club y otras veces estamos en fiestas privadas, somos las únicas que no tenemos familias en la ciudad por la cual no podamos salir o tengamos que estar restringidas a horarios, tenemos mayor disponibilidad horaria.
me siento a esperar mi vuelo e inspecciono mi atuendo, todo desprolijo.
—Que desastre. —bufó.
Algo en mi dedo anular llama mi atención, un anillo.
—De seguro es un souvenir o algo de eso pero con el apagón de memoria que me dejó el alcohol esta dificil que lo recuerde.
Cinco horas más tarde.
He repartido tantos platillos por doquier que podría jurar que lo que menos quiero volver a ver en el día es un plato más.
—Estoy agotada. —me quejo con Elias, uno de los chefs.
—La solución para tú cansancio es obvia, deja tú trabajo de noche.
—¿Por qué dejaría el trabajo por el cual me pagan mejor?—Suspiro. —Además con tantas deudas que tengo no estoy como para renunciar a nada y si tendría que pensar en tomar otro trabajo pronto de niñera o algo por el estilo.
—Carlie pero tú odias a los niños ¿tan mal estás como para hacer algo así?
—¿Crees que está bien tener lo suficiente y por muy poco para subsistir mes a mes? Vivo en un piso con una habitación para dos personas, que hasta el mes pasado le faltaba un vidrio a la ventana de la cocina y pusimos un plástico durante dos meses para poder cambiar ese vidrio.
—Pero solo porque no quieres pedir un aumento aquí.
—¿Para que me quiten el único día libre que tengo cada semana tan solo porque nuestro jefe cree que aumentarnos el sueldo es un favor? No gracias.
Dos semanas después.
Llegó temprano al restaurante, hoy tengo turno mañana.
—Tamara buenos días. —saludo a mi compañera que se encuentra muy entretenida mirando las noticias en el televisor del restaurante.
—¿Viste lo de la chica fugitiva? —pregunta ella sin despegar la vista del televisor.
—¿Me ves cara de estar interesada en las noticias? las noticias solo me termina por confirmar que todo el mundo está loco y ya no necesito saber más sobre personas y locura.
—Pues este chisme está muy bueno mejor que una novela turca, te lo aseguro. —me pongo a arreglar el mantel de la mesa mientras ella continúa hablando. —Pues resulta que un príncipe de Dinamarca está buscando a una chica desconocida, están pasando algunas fotos de ella en el aeropuerto y en algunas intersecciones, él hombre está buscándola por todos lados, pero no sabe mucho sobre ella, aunque ella debe estar aquí en Chicago porque el vuelo lo tomó hacia aquí, no se supongo que le robó la cartera o algo por el estilo.
—Lo único que nos faltaba, una ladrona real, definitivamente aquí tenemos más entretenimiento que las mismas películas de Disney. —me burlo.
—Mira la foto, se ve algo borrosa pero es ella.
Miro hacia la televisión y mi risa poco a poco se va apagando porque me veo allí.
Me mantengo en silencio cruzando los dedos para que de verdad haya una equivocación y no sea realmente yo a quien busca.
—El príncipe se llama Adem, Adem Smith, ya averigue todo sobre su vida. —Tamara sonríe para morderse el labio.— Tiene 27 años, es soltero y es el segundo en la línea de sucesión, primero está su hermano Ethan quien tiene 30 años y una esposa la princesa Samira se hace llamar, no tienen hijos.