En los brazos del príncipe

2

"Dulce Verdad."

Adem

Adem.

Jamás en toda mi vida imaginé que algo así sucedería, sólo me bastó un par de horas para saber que ella era la chica que llevo años buscando.

Aún cierro mis ojos y puedo verla bailando sobre la tarima, sus caderas acompañando el compás tan sensual de la música.

Sus ojos verdes me dejaron hipnotizado, desde esa día no hay manera en que la pueda sacar de mi mente.

—Señor, la encontramos. —Gregory entrá a la habitación a irrumpir.

Tomo mi saco y salgo de esa habitación.
—Preparen todo, si es ella, en la noche nos vamos de este país. —afirmó. 

Desde hace dos días mi hermano me está pidiendo que me regrese porque mi padre está crítico de salud, quiere que regrese a Dinamarca, pero yo no estoy dispuesto a irme sin lo que he estado buscando toda mi vida.

El chofer conduce por unas calles bastante cuestionables y se detiene frente a un edificio muy deteriorado.

—En el tercer piso vive la señorita, no se encuentra pero su compañera si está y nos ha informado que en cuanto termine su turno en el restaurante se irá a un club donde baila.

Voy hasta el tercer piso, allí uno de mis hombres se encuentra junto a la puerta de un departamento.

—¿Es aquí? —le pregunto, este solo asiente.

Entro y me encuentro a una chica sentada en una silla de madera, con otro de mis hombres junto a ella, el maquillaje de la chica está todo corrido, señal de que estuvo llorando.

—¿Le hicieron algo? —le preguntó a Tomás refiriendome a la chica.

—Solo la asustamos un poco porque ella no quería decir nada sobre la chica, pero definitivamente ella no está aquí.

Miró con atención la casa, está dada vuelta.

—¿Necesitaban hacer tanto daño? 

—Él mayor daño ya estaba causado desde antes que nosotros llegaramos a dar con ellas.

—Pues qué feo lugar. —me burlo para acercarme a la compañera. —Dime algo ¿Dónde está ella en este momento? 

La chica solo niega.

—No te diré nada más. —asegura. —Pueden hacer lo que quieran conmigo yo ya no les diré más nada.

—Pues entonces iremos directamente a ese club.

Salgo de ese edificio y me subo al auto.

Los minutos parecen horas.

La noche se hace presente con el correr de los minutos.

El auto se detiene frente a un club con una estética bastante oscura.

Bajo acompañado de mi chófer.

—¿Entrada? —me pregunta el hombre de la puerta, saco mi billetera y le pasó un par de dólares, este me mira unos segundos antes de dejarme el camino libre.

Camino entre las personas intentando verla pero entre tantas personas es difícil, se que es una de las bailarinas pero no la distingo entre la cantidad de personas que hay.

Me acerco a la barra.

—¿Carlie Gray? —le pregunto a una de las chicas que está en la barra.

—No lo sé ¿Me ve cara de mapa para ubicarla? 

Me desespero un poco.

—¿Dónde está tu jefe entonces? —ella solo me ignora así que saco de mi billetera un par de billetes para ella.

—Al fondo junto a los baños está su oficina debe de estar allí.

Entró a la oficina del hombre ya cansado de no dar con ella.

—¿¡PERO QUÉ DEMONIOS!? —me encuentro con un hombre obeso.

—Estoy buscando a una de sus bailarinas Carlie Gray ¿Donde esta ella?

—¿Quiere un servicio particular de ella? Claro, ahora mismo la llamaré siempre y cuando tenga con qué pagar.

No digo nada aunque al escuchar eso último sobre el servicio particular la ira comenzó a apoderarse de mi.

A los minutos la veo venir hacia mí, vestida con un atuendo totalmente negro, un vestido traslúcido y debajo un body negro también.

—Amm me dijeron que estaba buscando un servicio particular. —habla tímidamente esquivando mi mirada. —No es lo que suelo hacer pero … —me observa y veo como sus ojos por poco se le salen. —Amm ¿Me espera un segundo?

No llegó a decirle nada cuando ella se da la vuelta y sale, salgo disparado detrás de ella.

—Mierda ¿Por qué no la detuviste? —le digo al hombre que espera junto a la puerta.

—No puedo tocarla. —se excusa y solo lo ignoro para ir detrás de ella.

La veo salir por una puerta lateral, lleva sus cosas así que definitivamente planea no regresar al menos hoy.

Corro un par de calles detrás de ella, pensé que no correría ni una calle porque la había visto en tacones pero no, resulta que se los quito y corre descalza.

Cuando estoy llegando a ella, se salta un semáforo y se corre entre medio de los vehículos que logran esquivarla a excepción del que no vio por mirar hacia atrás.

Veo como el auto la choca y ella cae al suelo.

—Mierda le juro que yo no le robe nada. —comienza a decir mientras yo me agachó junto a ella para cargarla y sacarla de la calle. 

Carlie sujeta su pierna la cual sangra un poco, por suerte estaban retomando la marcha los vehículos sino de seguro hubiera terminado debajo de un auto.

—¿Robarme? ¿Piensas que estoy aquí porque me robaste? —la bajo al suelo comprobando que está bien salvo por el cansancio se ve normal.




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