En los brazos del príncipe

12

Adem.
Mi hermano observa a mi esposa sin poder creer lo que escucha de ella.
-¿Fuera de aquí? -mira a uno de los oficiales. -¿Cómo es posible que tengamos a los rebeldes dentro de la ciudad? -Dorian comienza a caminar de un lado a otro.
-Y eso no es lo peor, el pueblo les paga por protección a ellos y de alguna manera la mayoría se sentía seguro con ellos caminando entre ellos, ahora no es tan así porque los rebeldes quieren más.- continúa hablando Carlie.
-¿Qué tan segura estás de todo esto? -le pregunta.
-Estuve en primera persona allí, conviviendo con tu pueblo y hasta me tuve que meter dentro de un comercio cuando ellos llegaron a tirar todo lo que se encontraban a su paso.
-¿No te reconocieron? -le pregunta y ella sonríe.
-Se ser dos personas diferentes a la vez, antes era bailarina y una estudiante sin mucho futuro, ahora soy una mujer entre las calles y la esposa de tu hermano, además soy anónima y no llamo la atención. 
-Fue una locura salir así. -intervengo en su conversación.
-Solo los quise ayudar, ustedes se encargan de la despedida de su padre, el rey y yo me encargo de vigilar a su pueblo además nada me pasó.
-¿Que certeza tienes que realmente nadie te reconoció? Es decir no saben cómo tal que rol ocupas pero hay fotos del baile por todos lados.
-¿Crees que no lo sé? Adem por eso mismo cambié un poco mi apariencia además solo hablé con un par de personas que estaban preocupadas por su seguridad que por saber quién estaba con ellos.
-Hay que desplegar a los soldados. -dice mi hermano poniéndose de pie. -Dentro de dos horas es el funeral así que luego daré órdenes.
-Bien yo regresaré a la ciudad, y ya luego me comunico con ustedes.

Antes de que salga la freno.
-No Carlie, tú debes estar con nosotros, conmigo.
-Regresaré contigo no te preocupes, pero no sé no quiero estar aquí en una cajita de cristal mientras que fui testigo del miedo de esas personas, yo no soy de las que se queda esperando que todo salga bien y no lo seré está vez además, no soy fan de los funerales y tú padre tampoco es como que me quisiera.

Bajo la mirada al suelo.
-De acuerdo.

No busco presionarla a nada porque se que en este momento cualquier cosa por más mínima que sea podría crear un tsunami, tenemos problemas en el consejo porque no aceptan el divorció de mi hermano, tenemos a los rebeldes en la ciudad, tenemos a Estados que no reconocen a mi hermano como rey y acuerdos que se están cayendo en tan solo un día desde la muerte de mi padre y la razón es que no creen que mi hermano.

Carlie sale y mi hermano se sienta en el trono.
-Estoy cansado ¿Entiendes por qué no quiero esto? No tengo cabeza fría para evaluar tantas cosas a la vez, ni siquiera me había puesto a pensar en la posibilidad de que ellos ya estuvieran aquí esperando como aves de rapiña.
-Tranquilo, ya todo se resolverá con los días.
-Tengo un muy mal presentimiento. -habla mi hermano para luego suspirar. -Es como si supiera que algo muy malo está por pasar pero hay tantas cartas en juego que no soy capaz cual ficha mover primero. 
-Primero el rey, luego los rebeldes para poder respaldar el trono y volver a hacer acuerdos con los otros estados. -digo. 
Él me mira y asiente.
-Y aún crees que no debes ser tú quien tome el trono, hasta tu esposa está en la misma función que tú.
-¿La misma función que yo?
-¿Me vas a decir que no lo notaste? Es una reina en ejercicio, se preocupa más por los pobladores que por ella misma, ella tuvo el impulso de ir a verlos aunque cuando corría el riesgo de perderse o que algo le sucediera ella solo salió de aquí, el lugar que debe reconocer como su lugar seguro por todos los guardias que tenemos, sin contar que vino directo a mi a pedirme ayuda para ellos.
-Aún no puedo creer que pasó toda la noche fuera caminando por las calles. -digo para pasar mis manos por mi rostro.
-Ni se quejó.

Ignoro a mi hermano y me marcho para ir a darme un baño y prepararme para el entierro.
Leyla está sentada junto a una ventana mirando hacia afuera como las personas siguen acumuladas.
-Ley. -la llamo y ella sigue con la vista pérdida. -oye.
Finalmente me observa y me sonríe un poco.
-¿Qué estás haciendo? 
-Nada, solo miraba todo, no puedo creer que tengamos que hacer esto es decir se sabe que en algún momento el debería abandonar este lugar para ser sepultado como todos alguna vez lo seremos pero siento que tengo un nudo en el estómago al pensar en todo lo que no le pude decir por ese estúpido distanciamiento que teníamos solo porque ninguno de los dos quería dar su brazo a torcer y dejar de lado sus deseos pero cuando lo hizo fue solo para decirme adiós y yo siento que no fue un tiempo suficiente, necesito aún unos días más pero ya eso no se lo puedo pedir a nadie porque él ya se fue y no volverá. -Leyla comienza a llorar y yo la abrazo. -Solo pienso en que no alcance a agradecerle por todo y pedirle perdón por todas esas veces donde lo deje hablando solo o lo ignore solo por no querer escuchar lo que él pensaba.
-Esta bien Leyla, él lo sabía y estaba orgulloso de la hermosa princesa en la que te convertiste siempre lo dijo aunque no frente a ti. -le sonrió. -La comunicación entre ustedes jamás fue su fuerte pero se que ambos con la mirada ya se comunicaban todo, no había necesidad de palabras para saber que él te quería, y si se equivocó al pensar que casarte sería lo mejor para ti pero cuando tú te opusiste sin decírtelo supo respetar eso y no volvió a comprometerte porque decidió dejar de pensar en la princesa y comenzó a pensar en su hija.
-¿Si me comprendió? -pregunta con la voz quebrada.
-Claro que si, como padre te entendió el rey era él que no quería dar su brazo a torcer pero nuestro padre te perdono desde el día uno.




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