En los brazos del príncipe

14

"Rebelión."

Carlie        

Carlie.
Somos humanos aún cuando nos comportamos como animales, aún cuando solo vemos salvajismo en nuestras acciones y comenzamos a creer que no se trata de una persona sino de una bestia, seguimos siendo seres humanos perfectamente imperfectos.

Cuanto más nos vamos acercando hacia el palacio de la corona todo es cada vez peor, hay vehículos incendiados y otros ya calcinados, personas heridas y algunas muertas.
Mi corazón se rompe poco a poco al ver que la mayoría no deben pasar los 60 años.
Comercios incendiados, otros completamente rotos como si se tratase del apocalipsis, personas peleando.
Creo que jamás en mi vida me sentí tan inútil y vulnerable al no poder hacer más nada, porque sé que si intercedo solo me sumaré a los cuerpos que están sobre la calles.

Llegó a los portones del palacio y está con al menos veinte guardias completamente armados.
—Soy Carlie Gray, esposa del príncipe Adem, necesito pasar. —digo pero ellos parecen no escucharme así que utilizo el único recurso que hasta que él señor herido mencionó no recordaba tener.

Arremango mi tapado que cubre la gran parte de mi cuerpo para enseñarles mi anillo.
Ellos se miran entre sí.
—Disculpe, la familia real ya no se encuentra aquí. —dice uno con la cabeza gacha. —Por temas de seguridad están en resguardo.
—¿Están bien? —le pregunto intentando ocultar mis nervios a punto de quebrarse ante la idea de que algo le pase a Adem.
—Si, solo es precaución.

Elena se mueve inquieta detrás de mí así que sujetó su mano.
—¿Alguien nos podría llevar con ellos?

El guardia mira a Elena.
—¿Quién es ella? —pregunta de forma sería.
—Una chica que me encontré en la ciudad. —respondo sin más, claramente sin esperar la reacción tan brutal del hombre.
En menos de tres segundos tenía su arma con dirección hacia Elena.
Elena dio un suspiro de sorpresa.
—¿¡PERO QUÉ MIERDA HACES!? —Dije poniéndome entre medio del arma y Elena quien la volví a proteger con mi cuerpo. —Es una niña ¿Como te atreves a apuntarle con un arma? 
—Su alteza, todo lo que hemos vivido estás últimas horas nos hace dudar hasta de las sombras a nuestras espaldas, ella es una niña pero los rebeldes están en todos lados incluso camuflados entre los niños.

Entiendo su punto, y entiendo que él no haya estado conmigo viendo lo que yo vi y viví con ella en estas últimas horas.

—Majestad, cuatro hombres la llevarán a la casa de seguridad.
—Nos llevarán. —corrijo.
Este asiente y comienza a caminar hacia un vehículo y yo voy detrás tomada de la mano de Elena.

Aún no puedo creer todo lo que vivimos en estas horas, conocí todo lo peor que pueden llegar a tener las personas, por más que hablen de civilización y todo lo que quieran lo que yo vi hoy en las calles fue un claro ejemplo que aún con educación podemos convertirnos en animales depredadores.

Comienzan a conducir por ellas calles, no bajó la mirada en ningún momento obligándome a observar como más cuerpos se acumulan, casas se incendian y personas pelean, otros corren sobre la camioneta pero no lo tiran solo llegan a dar empujones antes que los soldados terminen por empujarlos y caen de nuevo a la calle.

Que amarga es la realidad.

Salimos de la ciudad y llegamos a una casa en medio de la nada, hay muchísimos vehículos fuera así que creo que el consejo completo está aquí.

Me bajo casi corriendo, volteó hacia atrás y Elena está estética.
—Vamos, yo cuidare de ti hasta que esto se solucione, te lo debo. —le digo estirando mi mano hacia ella.

Elena dudosa la toma.
Caminamos por los pasillos, donde alguna que otra persona corre.

En una puerta hay varios guardias así que supongo que allí están todos.
—Espera aquí. —le digo acercándome a los guardias.
Los reconozco, son los mismos que siempre esperan en la puerta del consejo, estos se inclinan y abren la puerta.

—¿¡Por que mierda no has enviado a alguien por ella!? —es lo primero que escucho en cuanto me abren la puerta.

Me acerco a ellos que quedan mudos al verme.
—Siento la tardanza, pero tienen una rebelión afuera por si no lo han notado. —hablo de forma sarcástica.
—Carlie. —dice Adem para acercarse a mí con un paso muy rápido y abrazarme. —¿Estás bien? 
—Estoy … sorprendida ha decir verdad. —digo abrazada a él, entrelazó mis manos detrás de él.
—Me alegro tanto de verte. —me susurra.

Nos alejamos un poco.
—Bien ya que estamos todos aquí, es hora de acatar órdenes. —habla el rey Dorian. —Soldados irán a oprimir a las calles para retirar a los soldados, otros se quedarán aquí asegurando la corona, nadie tiene permitido salir de aquí.

Fruncí el ceño.
—¿¡ME ESTAS DICIENDO QUE NOS QUEDAREMOS AQUÍ TOMANDO TÉ MIENTRAS TUS SÚBDITOS SUFREN EN LAS CALLES!?—Hablo muy alterada. —Vengo de ese lugar donde están ellos y te aseguro que de nada les sirve que mandes unos cuantos soldados cuando están incendiando hasta a las personas, los rebeldes quieren ver a la persona que lleva a la corona, si permaneces aquí solo les estarás demostrando que no tienes lo suficiente para darles la cara, y no dudarán en venir la próxima vez directo a ti sabiendo que solo intentarás huir y refugiarse como una rata.




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