"Dos años después".
Carlie.
Camino de lado a lado nerviosa esperando que esta vez sí sea la definitiva.
—Vamos Carlie, relájate. —me repito para mi misma.
Uriel por fin sale de su oficina y me sonríe.
—Felicitaciones, oficialmente tú tesis ha sido aprobada.
De la emoción saltó sobre él.
—¿Enserio?
—Te lo dije, que tú empeño te llevaría lejos.
Uriel es un doctor, que se volvió muy buen amigo mío todo este tiempo, él ha estado durante todo este tiempo apoyándome, guiándome y una que otra vez haciéndome entender algunas cosas, es mi mentor en mi carrera.
Nos conocimos en una clase de regulación, cuando mi profesor titular no se presentó, y en su lugar llegó un doctor con más sueño que ganas de vivir, fue gracioso que se presentará con esas mismas palabras.
Uriel Edwards, un doctor experto en corazones, salvo en cuidar del suyo y con más sueño que ganas de vivir.
Ese día nos sacó muchas carcajadas a todos.
—¿Qué procede? —le pregunto una vez que nos separamos.
—Pues, ya he informado que tus prácticas serán realizadas en otro país, pero bajo mi estricta supervisión. —Asiento. —Carlie solo te pido que estés consciente que se está haciendo algo contigo que jamás ha aparecido en un reglamento y actúes acorde a eso, hacer ocho años de teoría en dos años y con 8 examenes, cuatro por años es algo que jamás se ha visto y jamás se verá, ahora solo te falta lo más importante.
—La práctica. —repito.—Si lo se, que se me dio este beneficio teniendo en cuenta que yo ya tenía materias realizadas y todo eso, pero sabes que si hay algo que yo no tengo es tiempo.
—Lo sé, y por eso como buen amigo que soy te acompañaré en esta locura, ya tengo confirmado él traslado y tú práctica, ahora falta lo más importante, viajar.
Suspiro.
—Sabes que antes de viajar debo acudir a Dorian. —bajo la cabeza. —El Rey Adem no debe saber que voy hacia él, porque es capaz de mandarme a detener con tal de que no me lo cruce.
—¿No te estás pasando al pensar así de él? —Dice Uriel sonriendome y tomando mis manos.
—Ha dado órdenes a todas las aerolíneas y a la embajada de Canadá y Dinamarca de alerta, para que yo ni siquiera pueda subirme a un avión con destino a Dinamarca ¿que crees que haga cuando descubra que muy a su pesar encontré la forma de regresar? —medio sonrió.—Seguramente algo así suceda y es por eso que tú te quedarás con Thomas en lo que Dorian resuelva sus cosas para llegar. —Suspiro. —Se que no me enfrentaré a ese hombre que dejé hace dos años, y estoy lista para eso, aunque él no me quiera en ese lugar, tengo que resolver lo que no pude resolver antes, se lo debo a Adem y a Thomas.
Uriel asiente.
Me despido de él que debe terminar de recoger sus cosas para el viaje a Dinamarca mientras que yo me voy hacia la embajada.
He estado viviendo en Londres desde que me fui de Dinamarca hace dos años, primero que nada porque no quería regresar a mi vida anterior y luego cuando descubrí mi embarazo, cuando ya casi tenía tres meses, creí conveniente quedarme aquí.
Hace una semana supe de la visita de Dorian, príncipe de Dinamarca a Londres e inmediatamente lo supe, era mi oportunidad finalmente de que alguien supiera sobre Thomas, me siento muy mal al pensar que él está creciendo sin un padre por mi culpa, porque de alguna forma se lo quite sin saberlo, y tal vez ahora no es muy consciente de esa ausencia, pero pronto sí lo será, por eso decidí no esperar más.
Con respecto a Adem hice todo lo que pude, lo llamé en cuanto supe de Thomas unas veinte veces, no había día que no lo llamará y jamás respondí, le envie mensajes y hasta correos y nada sucedió, ahora se por Dorian que él me borró de su vida en cuanto abandone el palacio.
Intenté tres veces entrar a Dinamarca, la primera fui detenida en el aeropuerto de Dinamarca y me enviaron en un avión de regreso y las dos veces siguientes fui detenida aquí mismo, con un documento redactado que decía que había sido declarada persona no grata, y jamás reproche eso, es su decisión.
Hace unas tres semanas fue la fiesta de compromiso del Rey Adem y Alexa, la próxima reina de Dinamarca, la noticia me tomó por sorpresa, pero más me sorprendió que tardará en comprometerse, lo voy a admitir, algo se me revolvió dentro cuando oí esa noticia.
Le escribo un mensaje a Dorian avisando que ya me encuentro afuera.
—Ya te estabas tardando, pensé que habías cambiado de idea. —dice una vez que sale, me abraza y me pasa él pasaporte.
—Me ha costado un poco, pero he conseguido que te otorguen el pasaporte de Dinamarca, no te atrevas a decir que eres canadiense, porque sigues en la lista negra, tienes el primer lugar.
—Ya me lo has dicho tres veces esta última semana Dorian. —bufo. —Prometo que me comportaré muy bien, no quiero más problemas, solo voy a ajustar las cuentas. —levanto mis manos en señal de inocencia.
—En tres días te alcanzaré, solo espero que para ese entonces no esten encerrada en una celda con una dieta de pan y agua.
—Pues no creo que me espere algo menor a eso. —me burlo. —Es un hecho de que tú hermano me odia, y me lo gané así que no importa, no voy en busca de una reconquista. —le sonrió. —Ambos retomamos nuestras vidas, sin mirar atrás, ahora solo bubu nos une.