En los brazos del príncipe

30

Carlie.

Me separo de él sabiendo que esto no está para nada bien.
—No se te ocurra volver a hacer eso. —le recrimino dándole pequeños empujones. —Estás comprometido con otra mujer, si no respetas eso al menos respeta el hecho de que ya todo acabo. —hablo enojada.
—¿Quién te ha dicho que todo acabo? —insiste Adem. —Las cosas solo terminan cuando yo lo decido. —dice para marcharse.

Comienzo a respirar de forma irregular por la rabia acumulada que me da esta escena.

«Las cosas solo terminan cuando yo lo decido.» Esas palabras no suenan al Adem que conozco, sino al Rey de Dinamarca.

Me quedo sola, hasta que llega Uriel.

—Te ves estresada. —dice tomando sus cosas.

—Solo estoy cansada.

—Ya han llegado quienes nos reemplazaran, aún llueve muchísimo, pero ya podemos irnos, no sé si quieres ir al palacio o te vienes conmigo al departamento.

—El palacio está al otro lado de la ciudad, se que Thomas está bien y por lo que vi del humor de Adem hoy no tiene un humor muy agradable y yo estoy muy cansada, así que voy al departamento a dormir y luego me regreso al palacio.

—¿No crees que se moleste por irte a dormir al departamento conmigo?

Uri, sería peor que llegue como si ese lugar fuera mi casa, debo poner cierto límites para no confundirnos, él es el padre de mi hijo y el rey, pero también es una persona que está comprometida con la persona que eligió que sería su reina, y se vería muy mal que yo llegue a estar en un lugar que no me pertenece, yo soy una invitada de la corona, porque así Dorian lo hizo posible, sino ni siquiera hubiera pisado Dinamarca, eso es la realidad. —suspiro. —No importa cuántas vueltas se le busque dar a la realidad, siempre es la misma.

—Él ya tiene una decisión, un mandato para ti y ya lo ha dejado en claro, no piensa soltarte.

—Pues eso solo será un gran problema, porque no piensa dejarme a mi, pero tampoco a su compromiso y yo no voy a ir de la mano ante un capricho del rey, de alguna forma estoy respaldada con el hecho de que no tengo nada que me ate a él más allá de Thomas y ante eso no puede imponerse de ninguna forma.

—¿Su hermano no te ha dicho nada de lo que pueda llegar a pasar con Thomy?

Niego.
—Vamos a ver, lo más obvio es que Thomy quede corrido del trono en cuanto Adem tenga su primer hijo con su esposa, y yo teniendo en cuenta eso asumo que tendrá las mismas libertades que Adem tuvo en su momento al no ser el primero en la línea de la corona.

—¿Y si eso no sucede? ¿Y si no hay otro sucesor además de tú hijo?

Pasó saliva ante esa idea, porque significa perderlo, y que se vea sometido a todo eso que Dorian llegó a padecer desde temprana edad.

—No quiero pensar en eso, porque eso solo implicaría ver a mi hijo enfrentándose a un mundo lleno de enemistad.

—Todos tenemos nuestro destino escrito, sea cual sea este siempre tomará su rumbo, solo nos queda ser espectadores de este, pero te aconsejo que hables con el rey o su hermano sobre esto, porque por más que se dice que se toma el trono ante la muerte del rey, nada nos dice de que moriremos, si es hoy o en cincuenta años, y tú hijo en este momento está primero en el trono, a la edad de año y medio.

—No confundas mis pensamientos con toda esa información. —me quejo.

—Carlie, mi deber de amigo y mentor es abrirte los ojos ante la realidad, tienes que encontrar una forma de desvincularte del rey, porque en este momento el te tiene bajo su poder y tú aún no lo ves, tiene a tu debilidad bajo su techo y tiene tanto poder que por más que tú te niegues a permanecer con él, ese hombre se ve dispuesto a doblegarte para conseguirlo, ha venido aquí a ver qué estabas haciendo aún a pesar de que las calles están inundadas, no te lo ha dicho directamente, pero él sabe que ahora no hay forma en la que puedas huir de él.

Lo miro totalmente desencajada con lo que me dice.

—Uriel, no puedes decirme esto ahora, cuando tú fuiste de los que pensaste que sería buena idea venir a contarle la verdad.

—Si, pero también fui el único en decirte que deberíamos venir después de que él estuviera casado y no tuviera forma de reclamarte, ahora ante la ley es un hombre soltero y de alguna forma tú hijo le da más derechos sobre ti del que tú quisieras darle.

—Tal vez, es momento de que me presente ante la prometida del rey.

—Dime qué le dirás … oye sabes he tenido un hijo de tú prometido y realmente no deseo que esté en la línea sucesoria, pero sí que conozca a su padre así que pensé que tal vez puedes tener un hijo con él ahora, solo para quitarme esa presión sobre los hombros y de paso para que él deje de estar tan obsesionado conmigo, y la otra correrá a coger como conejo ¿No?

—Claro, algo así pero más educado y no tan … directo, además él no está obsesionado conmigo, solo no le gusta que le lleven la contra.

Uriel se ríe.

—Y a ti que no te gusta llevar la contra en nada. —dice con sarcasmo.

—Te odio. —bufo.

—Vámonos, ya tengo sueño. —se queja como niño chiquito.

A la mañana.
Veo en las noticias que la inundación aún no baja.

—Por más que cambies de canal, las noticias no cambian son las mismas. —habla Uriel junto a mí.

—Estoy desconcentrada … ¿Por qué ellos no salen directamente a apoyar? Tienen a millones de personas que han perdido todo y solo les dan refugio y comida, pero cuando el agua se retire de sus hogares, se van a enfrentar a la realidad, no solo eso sino la ayuda psicológica que necesitaran.




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