En los brazos del príncipe

32.

Alexa.
No puedo creerlo, no solo que ahora llega esa intrusa, sino que voy a tener que soportar la idea de que tiene un hijo con mi prometido.

—Nada impedirá que yo tomé esa corona ... nada. —digo para mí misma mientras me miró en el espejo.

He trabajado tanto por esa corona que creo totalmente injusto que ahora resulte que ella tiene más derechos sobre la corona que yo, porque así son las cosas en este momento, hasta que yo no tomé la corona ella tiene más derechos que yo sobre la corona, porque ella le ha dado un príncipe a la corona.

La odio más que a cualquier persona que pueda llegar a odiar.

Comienzo a patear todo lo que se encuentra en mi habitación para quitarme la rabia.

—Elliot, ven a mi habitación ahora mismo.

A los segundos lo tengo frente a mí, comienza a quitarse la camisa y lo freno.

—No idiota, no es eso. —digo alejándome un poco. —No quiero que tengamos relaciones, solo ... Necesito que me golpees.

—¿Que te golpee? ¿Estas loca? ¿Por qué te golpearía?

—Solo no preguntes y haz lo que te pido, por eso se te paga, para hacer lo que te digo.

—No puedo pegarle, si él rey se entera me mandará a matar.

—No seas idiota, no tengo intenciones de decirle que tú me golpeaste, solo dame un par de cachetadas y algún apretón en mis brazos, como si me haya pegado una mujer.

Él termina por hacer lo que le pido.

Dándome algunos golpes.

Mi piel es sumamente blanca, así que dentro de un par de horas tendré mis moretones para ir a enseñarle a Adem.

Marchate y no le digas a nadie de esto. —digo echándole de mi habitación.

Horas después.

La verdad vive en quien la cuenta.
Mi verdad será la absoluta para el rey, hemos vivido tantas cosas juntos que no sería capaz de cuestionarme.

—Ella fue hasta mi casa a atacarme. —digo rompiendo en llanto.

—Ella no es capaz de hacer algo así.

Le enseño todos mis golpes.
—Si ella no me hizo esto, ¿quién podría hacerlo? Tú me conoces, sabes que yo no miento. —le enseñó mis moretones. —Mira lo que ha hecho tú ex esposa, está loca, me agredió porque dijo que así sabría a lo que me atendria si me meto contigo, o con su hijo. —rompo en llanto.

Adem se acerca a observarme.
—Espero y sepas que de quién hablas es de la madre de mi hijo, el heredero a la corona y no intentes calumiarla.

—¿Por qué te mentiría? Puedes preguntarle a quien quiera y te dirá que ella fue a buscarme a mi casa, yo no le hice nada.

—¿Carlie? —dice él observándola, la cual solo me observa sentada en un sillón sin decir nada.

—No me voy a justificar de nada, si quieres creerle a tu prometida, creele, yo estoy sumamente tranquila porque sé que no lo hice. —se pone de pie. —Por cierto, que talento tienes como actriz, lástima que imaginé que no eres la chica angelical que conocí hace un par de horas.

—¿Tú le hiciste eso? —vuelve a insistir Adem arrepentiendo contra ella.

Ella suspira para luego sonreír.

—Si me conoces bien, sabes la respuesta querido rey, y si me disculpan, tengo rondas que hacer en el hospital. —dice para marcharse.

—Adem detenla, ella me agredió, ¡¡soy tu futura reina carajo!! —comienzo a gritarle y Adem solo me observa.

—Si eres mi futura reina comienza a comportarte como tal, y primero no inventes cosas, sabes muy bien que Carlie, no te levantó la mano, se reconocer cuando ella miente y descubrí que se trataba de una mentira cuando ella me ha respondido mirándome directamente a los ojos, cosa que tú ni cuando me dices la verdad te animas a hacer.

—¿Que querías que hiciera? Si ella se ha presentado a mi casa a contarme sobre tu bastardo, ¿Por que no me has dicho que ahora tú corona tiene un nuevo adorno?

Adem me observa sin decir nada, para luego caminar hacia mí y tomarme por el cuello.

—Ten respeto porque de quién hablas es de mi sucesor a la corona, no estás hablando de nadie por debajo de ti, sino todo lo contrario.

—¿Tú sucesor a la corona? Adem, se supone que nuestros hijos serán tus sucesores a la corona, ese es nuestro trato.

Adem se ríe.

—Eso fue lo que tú creíste, mi trato termina cuando me casé contigo, absolutamente nadie más que yo decide sobre mi línea sucesoria. —habla mirándome directamente a los ojos para luego sonreír. —¿Qué es lo que te asusta? ¿No tener el control de la situación? Aprende a comportarte como una reina y deja ese comportamiento que solo te llevará a tu perdición.

—¿Me estás diciendo que estoy loca? Yo sólo intento defenderme de lo que se que ella mujer busca hacer, porque no creo que sea coincidencia que ella regrese justo ahora cuando estoy a días de tomar la corona, ella viene a acabar conmigo.

—Pues bien podría hacerlo, no lo voy a negar, pero ella no quiere saber absolutamente nada sobre la corona, por eso se fue hace dos años, cuando ella estaba en tu posición. —él bufa. —Ella es la reina que todos necesitan, y tú eres la que tendrán, pero pronto le encontraré una solución a todo esto.

—¿A qué te refieres con una solución? Tú te casaras conmigo, esa es la única solución.

Adem no responde nada, solo me deja hablando sola.




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