Leyla.
Miro mis manos temblorosas y las escondo detrás de mí.
Me aparto de Carlie y de mis custodias lentamente, para ir hacia la escalera de incendios.
Cierro mis ojos y respiro profundo tratando de tranquilizarme.
«¿Por qué regresé?, Estaba tan tranquila lejos de aquí.»
—Tranquilizate Leyla. —repito para mí misma. —Solo respira. —me repito una y otra vez ante mi evidente ataque de pánico.
Yo no quiero esto, no quiero estar involucrada en una guerra de poderío, por más que me hagan sonreír y verme fuerte ante la mirada de los demás, cuando realmente mis piernas tiemblan y mis manos sudan.
Camino en círculo intentando controlarme un poco, pero mi mente solo está enfocada en una sola palabra "guerra".
¿Por que simplemente no espero a que yo me vuelva a ir? Él sabe que yo estoy en contra de todo esto, de estar en la mira, yo no nací para ser el centro de atención, nací para estar a un lado de ellos.
—Pero miren a quién me encuentro aquí … a la princesita encantadora. —escucho su tono de burla.
—No me molestes, no estoy de humor. —hablo dándome la espalda.
—¿Que paso princesita? Hasta ahora no había tenido ni una sola oportunidad de encontrarte sola ¿A que se debe semejante suerte?
No le respondo solo me doy la vuelta.
—Dejame tranquila, si no quieres que ahora mismo te empuje por las escaleras.
El mejor amigo de Carlie me sonríe.
—Hoy te ves especialmente bella princesita. —habla Uriel.
—Y tú especialmente irritable, podrías simplemente ignorarme, hoy no estoy con la mejor de las energías para responder a tus comentarios.
Intento pasar por su lado, pero él da un paso hacia el costado cruzándose en mi camino.
—Me debes algo, yo no lo olvido.
Levantó la cabeza encontrándome con sus ojos grises.
—Jamás dije que estuviera jugando a tu juego, así que no te debo nada. —lo aparto de mi camino
—¿Tienes miedo a enamorarte de mí? —habla a mis espaldas.
—Él amor no fue creado para mí, soy un instrumento de la corona, no nací para enamorarme.
—Es fácil que lo digas, demuestralo pagando tú deuda y te creeré.
Me doy la vuelta y caminó hacia él sin tanto pensarlo, simplemente lo beso, que casi fue como un roce de nuestros labios.
—Deuda saldada. —digo marchándome de allí.
Pocas veces pierdo una apuesta, pero en la noche de coronación perdí una que hasta ahora no soy capaz de entender cómo sucedió.
Flashback.
Me encontraba en la terraza, tomando aire fresco acompañada de mis custodias, hasta que llegó ese impertinente, al principio estaba alejado de mí y yo no le tome importancia.
—¿Por qué estás tan sola? —murmuró observándome.
Yo lo ignoré.
—La princesita me aplica la ley del hielo, disculpe usted por respirar su mismo aire. —hablo en tono de burla y es cuando me decidí a responderle.
—No me diga princesita, ni me tutee, no sea atrevido. —no lo observé.
—Apuesto lo que sea, que por más que tanto dice que no le diga princesita, usted no es más que una princesa real que sigue las reglas tal y como la de los cuentos, lo que significa que mi apodo le queda a la perfección.
—Ni me conoce como para ponerme bajo un concepto.
—Acepta bailar conmigo, delante de esa gran cantidad de personas y fotógrafos y te sacaré de ese concepto.
Bufó.
—No puedo hacerlo. —murmuró.
—Pues me debes algo princesita y no es precisamente un baile, sino un beso.
Me rió pensando que era un chiste.
—No te di un baile por la imagen que podría llegar a dar ¿Y crees que te daré un beso? No gracias.
Antes de que él llegara a hablar mis guardias entraron en acción y yo le sonríe con arrogancia.
Fin flashback
Regreso junto a Carlie.
—¿Ya nos vamos? —le pregunto al verla ya cambiada.
—Si, iré a ver qué hago para evitar que tu hermano termine dejándonos frente a un blanco en un charco de sangre innecesario.
—Mira Carlie, se que es una decisión desmedida, pero ha llevamos mucho tiempo estando zumbidos bajo el poder de los rebeldes, sin la libertad de tomar las decisiones necesarias para progresar como estado, y por más que yo odie este tipo de medidas, jamás hubo una libertad sin una decisión fuerte, a mi hermano de nada le sirve ser rey si no puede cuidar de sus súbditos con los cuales hizo un juramento sagrado de proteger.
A lo lejos veo a Uriel que me sonríe, yo solo miro hacia otro lado ignorando su mirada.
«Como quisiera golpearlo»
Se que probablemente provocarme es parte de su juego y yo caigo tan fácilmente, pero bueno aunque sea me desquitó con alguien que podría ir a contarle a mis hermanos