Carlie.
El valor de la corona, tal vez no es el de sus diamantes, o de su peso en oro, si no el de las personas que realmente dan todo de sí para defender esa corona.
Mis ojos no pueden comprender lo que acaban de ver, ella desplomandose frente a mi, como si fuese una hoja golpeada por el viento.
—¡¡Ayuda!! —comienzo a gritar ante el shock grupal que se ha formado. —¡¡La princesa está herida!!
Ella comienza a toser.
—Leyla, por favor quédate conmigo. —le pido arrodillada junto a ella.
Sus ojos comienzan a cerrarse, pronto un custodia la levanta en brazos y se la lleva, yo corro tras él.
«Esto jamás debió haber pasado.»
Minutos antes.
Aguardó junto a la puerta del Consejo, esperando que estos finalmente den por iniciada la reunión.
—¿Puedes tráeme un café? —le pido a mi custodia que solo se encontraba mirando por la ventana. —Necesito cafeína para pensar bien. —murmuró y este solo asiente.
—Reina Carlie. —se abre la puerta del Consejo. —Daremos cómo iniciada la asamblea abierta en unos minutos.
Leyla llega corriendo.
—Siento la tardanza. —dice arreglando su falta. —Me he quedado dormida.
—Ya estamos por iniciar, ¿A dónde deberíamos ir? Porque tengo en claro que no se hará un consejo público en un salón.
—Es al aire libre, a las afueras del palacio.
Comenzamos a caminar hacia afuera del palacio.
—¿Y tú escolta? —me pregunta.
—Ya viene, fue por mi café.
—Bien. —responde simplemente.
—¿Dónde está el tuyo? —pregunto.
—Junto a la puerta de salida, anoche le he dado indicaciones para que me espere allí, porque me tenía de muy mal humor, no sé de dónde ha sacado el afán de querer revisar hasta mi habitación.
—¿Revisar tu habitación?
—Si, anoche creyó ver algo y casi tira mi puerta abajo.
Nos acercamos a la puerta y mi custodia llega corriendo con mi café.
Se pone detrás de mi siguiendo cada uno de mis pasos.
—¿Adem dónde está? —pregunta Leyla.
—Con el consejo, iban a limitar los temas, pero realmente yo no estaba para escuchar dos horas de preparativos así que espere a esperar afuera.
—Te entiendo, son muy caóticos discutiendo sobre qué hablar y qué no.
Una vez que salimos mi custodio se pone delante de mí y el de Leyla aguarda detrás de ella.
—¿No sé supone que debemos demostrar la seguridad del estado? —le comento a Leyla al ver toda las personas que hay de seguridad.
Ella camina delante de mí.
—Estaba pensando eso mismo, veo mucha seguridad para ser un evento del reino yo creo que… —un disparo se escucha haciendo eco en mis oídos y lo siguiente que ven mis ojos es como ella se derrumba frente a mí.
Nuestros custodias corren hacia delante creando una especie de perímetro, con sus armas desenfundadas, mientras yo continúo en shock.
Me arrodilló junto a ella para sacarme mi abrigo y hacer presión en su herida.
Fue directo al pecho, tomó sus signos y su pulso está muy acelerado.
Corrí detrás del custodia que la subió a una camioneta, yo me subí junto a ella.
No me animo ni a preguntar qué fue eso, no quiero ni pensar en que fue lo que sucedió.
Aunque mi cabeza solo tiene un nombre presente y no es el mío ni el de ella … Adem.
—Vamos al hospital donde trabajo. —le ordenó.
—Ese hospital se encuentra a 4 minutos del hospital al que estamos yendo. —me responde el custodia.
—No le dejaré la vida de la princesa en manos de cualquier desconocido, iremos a dónde te dije y no está en discusión, yo puedo atenderla en el camino.
Busco mi celular, solo para marcarle a Uriel y que preparen todo.
Solo le digo unas pocas palabras.
—Estoy llevando a Leyla herida, disparo en el pecho. —y cuelgo para centrarme.
Veo que tengo varios mensajes de Adem y de Dorian, los dejo ahí, ya cuando llegue al hospital los llamo.
—Vamos Leyla, no te atrevas a dejarme. —digo viendo que su respiración se vuelve muy irregular.
—Apurate. —le ordenó al conductor.
Minutos después es ingresada directo a quirófano.
Uri se acerca a mi.
—Por favor entra con ella, no la dejes sola. —le pido con la voz rota. —Sabes que yo no puedo entrar … pero tú sí.
Él toma mi mano y asiente, para besar mi cabello y correr hacia el área de quirófanos.
Mi ropa está llena de manchas de sangre, y mis manos.
Me tiemblan las manos.
Mi custodia me pasa un teléfono.
—Es el rey. —me informa.
—No puedo hablar, solo dile dónde estamos. —digo comenzando a caminar hacia el baño.
Ella estaba delante de mí.
No tengo que ser muy inteligente para saberlo, ese disparo no iba para ella, ella se movió en el momento equivocado.
Ella ha recibido un disparo por culpa de la maldita corona.
Aunque no entiendo porque irían por mí, después de todo no he hecho absolutamente nada en contra de Dinamarca, yo no tomo decisiones, solo acompaño a Adem … Salvo que sea una advertencia y no les importará a quien le diera.
«¿Por qué irían por Leyla? No tiene sentido, ella en cuestiones de estado es quien menos afecta a la monarquía, se dedica a aclarar las cosas y crear más lazos, es igual a mi, no toma decisiones, pero ella a diferencia de mi no se interpone ante las decisiones.»