En los brazos del príncipe

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Adem.
La observo aun creyendo que es un espejismo, jamás creí del todo que esto realmente pudiera llegar a funcionar, pero día a día ella se va convirtiendo en aquello que llegue a creer imposible.
Desconocida, Esposa. Dama de corte, Princesa, Fugitiva de la corona, Persona no grata, Madre del príncipe de la corona, Esposa nuevamente, aunque ese título en particular, desde esa primera vez que lo obtuvo jamás lo perdió, y finalmente Reina, este último fue el que más miedo me ha causado, no por ser ella, sino por lo que ella significa, muy a pesar de que ella huyó para evitar a toda costa la corona, hay cosas que son inevitables.
Ella no tiene mucho conocimiento sobre todo lo que se ha llegado a sacrificar por esa corona que hoy porta y la mía. Pero aún así, ella está comenzando a demostrar que está dispuesta a olvidar por un momento sus ideas de libertad, para defender la corona, por más que odie la idea de que alguien decida sobre ella, que espere algo más de ella o que sienta que todos esperan su palabra, de alguna forma ella lucha consigo mismo.

Me preocupa mucho que todo esto alguna vez termine por sobrepasarla y ella se desborde, porque por mas que ella fue quien decidió todo esto, y en parte fue su decisión, desde el inicio fue mi decisión.

La veo jugar con Thomas en el jardín, mientras yo termino de revisar documentos.
—Esto ya está listo, firma y puedes ir a dormir, llevas más de doce horas aquí entre papeles. —dice mi hermano sirviéndose otro café.

—Quiero tener todo listo, así finalmente mañana nos reuniremos finalmente con Leyla.

—No puedo creer que después de cuatro días recién podamos ir a verla, si hubiera estado en un hospital todo sería más sencillo. —alega Dorian.

—Dorian, ya hemos hablado demasiado esto, sabes que ella para recuperarse bien debe estar tranquila, lo has escuchado de sus doctores, incluso de Carlie, pero igual sigues en lo mismo.

—Es que sigo pensando que no tiene ningún sentido utilizar esa casa junto al lago para su recuperación, a ella ni siquiera le gusta ese lugar, cada verano que íbamos ella terminaba volviendo antes de tiempo, porque simplemente le aburría.

—Piénsalo así, ahora ella podrá salir por su propio pie, y para eso debe recuperarse, ¿que mejor impulso para su mejoría podría llegar a tener?

—O puede desanimarla mucho más.

—Mañana cuando la veamos, le prestaremos atención, para ver qué sucede.

Carlie ingresa con el pequeño príncipe en brazos.
—¿Ya terminaron con sus cosas aburridas? Adem toma a Bubú, quiere jugar a la pelota, pero me han llamado del hospital, que ya tienen todas las cosas para llevar mañana a Uriel, y debo pasar a su casa, por unas cosas y la sorpresa para Leyla.

—¿Finalmente me dirás que es esa sorpresa? —pregunto por al menos quinta vez, desde que a ella se le escapó mencionar que le llevaría un regalo a Leyla.

—¿Tiene sentido que te lo diga si lo verás más tarde? No mates la emoción de las sorpresa Adem.

Ella me deja al pequeño niño y se va.

Thomas me mira con la pelota entre sus manos y me la ofrece.
—¿Dorian también jugarás a la pelota? —le pregunto cargando a Thomas.

—¿Me ves vestido como para jugar a la pelota? —dice para luego reír.

—Es tu único sobrino y tú futuro rey, deberías aprovechar esos momentos que de niño no pudiste hacerlo.

Asiente.
—Cierto, nunca es tarde para jugar. — se ríe. —Además ese niño heredó algo que no es tuyo y es un rostro tan angelical, que uno no puede decirle que no … creo que ya sabemos a quién se lo ha heredado.

—A la otra persona que aún no puedo decirle que no a nada. —bromeó.

—¿Al final dónde está Alexa? —me pregunta mi hermano.

—Carlie la encerró en una habitación, no me dijo dónde, pero de seguro si uno escucha unos segundos podría llegar a saberlo por sus gritos.

—¿Y qué harás?

—Más tarde vienen por ella.

—Me refería a que harás con Carlie. —llegamos al jardín y bajo a Thomas.

—¿Sobre qué? No entiendo la pregunta.

—¿Ignoras el hecho de que ella se fue sobre Alexa sin ninguna razón específica? La chica ha dicho que la ha sacado de la cama con un cuchillo en su garganta.

Le sonrió.
—¿Cuestionas a tu reina? Ella puede hacer y deshacer, nada me hace más feliz que eso, al menos así centra los pies sobre la tierra y entiende cuál es su lugar.

—Por favor Adem, ella está abusando un poco de su poder.

Niego.
—¿Le viste siquiera sangre a Alexa?

—No, pero.

—Pero nada, me da igual como fueron las cosas, ella actuó en función de lo que representa y no quiero escuchar más nada sobre el asunto.

—Solo espero que después no pienses justificar todos sus actos.

—Ella si conoce algo, son los límites, disfruta de sobrepasarlos, pero cuando debe de imponerlos y respetarlos, lo hace sin rechistar.

—Sí claro. —mi hermano se burla. —Quién diría que el rey de Dinamarca, terminaría dominado por una mujer.

—Por mi reina. —le corrijo. —No es cualquier mujer.

—El amor, definitivamente vuelve estúpido a cualquiera. —se burla.

—No te rías tanto, aún puede suceder que un día de estos termines chocando aún más duro de lo que lo he hecho yo.

—No estoy interesado en algo así, deja de buscar que las personas sientan lo mismo que tú sientes, las personas solas también podemos ser felices.

—¿Ni siquiera sueñas en ver algunos niños tuyos corriendo por este mismo jardín que tú llegaste a correr?




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