En los brazos del príncipe

45

Dorian.
«¿Por qué uno siempre debe amar?»
El amor para mí siempre ha tenido como resultado la infelicidad.
Aún la recuerdo a ella, esa chica que conocí hace cerca de cinco años en un viaje diplomático y me ayudó a darme cuenta que la corona no estaba ni cerca a ser lo que yo quería.

Alaska Celio.
Sus ojos color avellanas perturbaron mi mente, a tal punto que estuve toda la semana que estuve en Liverpool llegando al mismo restaurante, solo para observarla y tener alguna conversación pequeña.
Ella solía hablarme del clima y cosas que me hacían salir de todo aquello que para mí era estresante, como la política, el futuro, el reino y todo lo demás que para mí era cotidianidad.
Ella solo sabía mi nombre Dorian, jamás supo de mi título y mi razón por la que yo estaba en ese país.
Jamás cuestionó absolutamente nada, para ella solo era un desconocido con quién hablaba de cosas normales. 
Ella fue la primera persona que me hizo olvidar de todo durante esos pocos minutos que pasé junto a ella.

Para mí el amor jamás ha funcionado, empezando por mi ex esposa que se casó con mi corona y no conmigo, antes estuvo una chica llamada Agatha, ella jamás fue buena para mí, mi padre siempre lo dijo y yo en ese entonces era un adolescente, muy enamoradizo que realmente llegue a creer que ella me quería, cuando en realidad ella solo quería la fama que se puede conseguir al estar junto a un príncipe.
Ella me hizo perder la confianza en el amor, porque yo entendí que el amor es un arma de doble filo, te puede hacer sentir sumamente poderoso, inalcanzable y como si volaras entre las nubes, cuando realmente solo le estás dando a otro el arma para destruirte, porque la caída de las nubes al suelo es tan dura que ni con paracaídas puedes salir ileso, siempre duele y cuando más enamorado estás, cuanto más alto estás, más fuerte es la caída y más grande es el daño.

Jamás me he sentido libre de amar, sin temer a perder ese amor, o siquiera he llegado a pensar que ese amor tiene fecha de caducidad, porque jamás he llegado a tener algo que me haga pensar que realmente podría estar toda la vida con esa persona y podría vivir en paz.

Es estúpido pensarlo, pero jamás me he llegado a comprometer a nada, fui criado para ser un rey … un rey que jamás quise serlo, fui obligado a ser un esposo, por el futuro de la corona y jamás la quise, fui obligado a tener herederos y jamás los tuve, porque no quise traer niños a pasar lo que yo estaba pasando, siendo obligado a vivir una vida que jamás considere mía, siempre creí estar viviendo la vida de alguien más … alguien que realmente deseara con todas sus fuerzas los que yo tenía y no lo viera como una obligación.

Ni siquiera le pude encontrar un sentido a mi vida luego de dejar la corona, solo me posicioné en el lugar más cómodo para mí, acompañando a mi hermano menor … durante los meses que tomé la corona solo cuide su lugar con la idea de que luego tendría idea de que es lo que quería para mí y no, solo me hice a un lado y espere como si las respuestas llegarán por sí solas.

Adem.
Observo a mi hermano desde la lejanía, se encuentra junto al lago, totalmente fuera del mundo, perdido en sus pensamientos.

Me acerco a él con Thomas en brazos para sentarme junto a él.
—¿Me dirás qué es lo que te tiene tan pensativo? —le pregunto asustandolo un poco.
—Nada … solo cosas. —suspira. —Leyla ¿Ya se ha ido a dormir? 
—Si, Uriel ha insistido en que ella debía descansar porque ha tenido muchas emociones hoy.
—Es bueno verla bien. —sonríe. —Pensé que estaría algo desequilibrada aunque sea emocionalmente, pero se la ve muy bien.
—Pense lo mismo, por eso necesitaba venir a verla cuánto antes, pero fuera de las quejas por depender un poco de la silla de ruedas, está muy bien.
—Si … estuve pensando y quiero hacer un viaje. —suelta él de la nada.
—¿Un viaje? ¿Hacía donde? 
—Quiero encontrar algo que creo haber perdido hace mucho tiempo. —se tira hacia atrás recostandose en el pasto. —Me has dejado pensando sobre el amor y todo eso, pero no te diré que saldré a buscarlo, solo quiero conocer y vivir una realidad diferente a esta, yo ya he terminado con mi obligación principal de la corona, ahora solo quiero pensar alguna vez en mí y sentirme dueño de mi propia vida, así como tú solías sentir y lo sigues haciendo.
—Te aconsejaría que te mantengas lejos de Las Vegas, por lo demás te deseo lo mejor, sabes que yo mejor que nadie tengo claro el concepto de vivir en libertad, y nada me agrada más que ahora seas tú quien decida alejarse un poco para encontrar y vivir su propia libertad, por mi mañana mismo puedes tomar un vuelo a dónde quieras, para que encuentres lo que sea que realmente estás buscando. —golpeó su hombro para sonreírle. —Si te pido, que si por alguna razón deseas hacerme tío o piensas casarte, me lo avises de antemano, para así aunque sea poder prepararme a alguna noticia, porque hasta ahora ni de mi casamiento, ni de mi paternidad he podido tener ni siquiera una noticia previa.
—¿Por qué estás tan seguro que tendrás una noticia de ese tipo de mi lado? No olvides que tenemos una hermana, ella también puede llegar con una noticia así. —asegura Dorian y bufó.
—Mataré al que siquiera piense que puede tocarle un cabello.

Dorian se ríe.
—Es nuestra hermana menor, pero ella es una persona también y así como a ti se te calienta el cuerpo cuando ves a Carlie y en ocasiones olvidas hasta lo que haces o dices, ella también podría llegar a sentir lo mismo ¿No lo has pensado? 
—Es nuestra hermanita, claro que ella no haría eso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.