En los brazos del príncipe

47

Adem.
Creo que tarde he descubierto que me he casado con una chica muy loca.
La veo bailando sola por los pasillos.
El personal del palacio hace como que nada ven, porque es su reina y no pueden reírse de ella, aunque siendo sincero, creo que tampoco le importaría que se rían de ella.
—Carlie ¿Puedes quedarte un minuto quieta? —digo deteniéndola.

Es de noche, el cambio de guardias se acerca.
La sostengo cuando veo que no es capaz de sostenerse por su propio pie.
—¿Estás bien? —le preguntó. Aún sabiendo que esa pregunta es bastante estúpida, claro que no está bien, no puede ni sostenerse de pie.
El aroma a alcohol se mezcla con el aroma de su perfume a Lavanda.
—Estaba estaba … estresada, tengo mucho que estudiar, si eso estudiar. —comienza a hablar para luego reír.
—¿Por casualidad tomaste alguna copa para relajarte?
Ella se ríe y asiente.
—No recuerdo cuando bebí por última vez.
—Mmm sin mal no recuerdo, cuando nos casamos. 
—¿Si nos casamos guapote? —bromea. —Me casé con un principito apuesto.

La cargo.
—Y yo con una niña berrinchuda, que ahora resulta que le da por beber por estrés.

La llevó a la habitación, solo para ver qué es la escena del crimen, dos botellas de ron en el suelo y un par de libros abiertos además de su laptop.
—Que responsable resultaste, ningún libro resultó manchado. —bromeó con ella.
—Shhh la reina quiere dormir. —se tira sobre la cama. —Si no soy buena doctora, al menos quiero intentar ser buena reina.

Miro lo que estudiaba. 
Tiene un expediente, que tiene una etiqueta escrita por ella "Fallecida".

—Debes darte un baño, antes de dormir, eso le bajara un poco el efecto al alcohol.
Ella refunfuña entre las sábanas.
La vuelvo a cargar, pero está vez ya mantiene los ojos cerrados.
La ayudo a bañarse, pero el motivo del porque bebió tengo es algo que me genera curiosidad, porque ella no es de beber de esa forma.
—¿Por qué has bebido tanto? —le pregunto en cuclillas junto a la bañera.
Ella apoya su cabeza sobre mi brazo.
—Quería olvidar un poco.
—¿Olvidar? ¿Olvidar que?
—Que soy una inútil, que ni siquiera sirvo para darme cuenta cuando alguien está a punto de tener una parada, aún cuando está frente a mí.

No entiendo mucho a lo que se refiere, así que solo beso su cabello.
La ayudó a salir de la bañera y ponerse su pijama para ir a dormir, ella termina durmiendo con su cabeza sobre mi pecho.
Comienzo a buscar desde mi celular sobre qué es lo que me dijo y deduzco a qué o murió o casi se muere algún paciente.
Recuerdo el expediente, dice fallecida, significa que es una paciente que ha perdido. No recuerdo que ella alguna vez haya mencionado que ha perdido a algún paciente.
La dejo durmiendo, mientras me levanto a recoger todo el tiradero.
Cuando terminó de levantar todo lo apilo en la mesita y tomó el expediente para mirarlo por arriba, aunque parece como si fuera chino básico. 
Lo dejo todo ordenado y salgo de la habitación.
Está noche no tenía planeado dormir temprano, tengo pensado hacer reestructuración de las fuerzas armadas, y estaba estudiando eso, antes de que tuviera que atender a Carlie.

Le pido a dios guardias que me ayuden con los libros, llevándolos de mi escritorio a mi habitación.
Cuando finalmente estoy por ponerme a repasar un poco, me doy cuenta que ahora quién está un poco alejado es Thomas, su habitación está a dos puertas de la nuestra, y tiene una institutriz, pero Carlie suele ir todas las noches antes que se duerma ella pasa a leerle o cantarle.

Así que voy hasta su habitación, solo para ver qué está sentado en su cama.
—¿Tú no deberías estar durmiendo? —le pregunto y este da pequeños saltos en la cama y se ríe. 
Miró a su nodriza y está dormida junto a su cuna.
Niego y lo cargo.
—¿Has dormido a tu nodriza? 
Lo llevo conmigo a la habitación, solo para acostado al lado de su madre y poner una almohada del otro lado, no sé si es la costumbre al perfume de su madre o que es, pero el solo la abraza y comienza a quedarse dormido.

Emily.
Despierto en un lugar que ya se me hace familiar, no porque quiera venir seguido, sino que soy algo torpe y cuando no me cortó un dedo, es porque me he quemado y ahora creo que me han chocado.
Al menos está vez no me he desmayado al ver sangre, es un punto para mí.

Vanessa estaba junto a mi cama y yo solo me rió al verla.
—Eso si estuvo fuerte. —me rió de mí misma, para luego quejarme del pequeño dolor en mi cabeza. —Auch.

—No puedo contigo Emily, ¿Cómo es posible que te dejes chocar por un auto? 
—¿Quién me llamó mientras iba a cruzar la calle? Además ese auto salió de la nada.

Ella me acerca unas rosas blancas.
—¿Me han dado por muerta o qué? No estoy muerta para que me traigan flores.
—Te lo han enviado los del auto que te ha dado, y esto. —dice mostrándome una tarjeta. —Está guapo el hombre, así que me la quedo yo, pero es su teléfono para en cada que necesites algo.
Quedatela, no me interesa, yo estoy bien. —digo sentándome en la cama.
—¿Por qué una cama? —le pregunto y ella me mira sin entender. —En fin, acompáñame a pedir mi alta, pagar y nos vamos, ya que estás aquí sé buena y llévame al restaurante.
—Estas loca, pero sé que tampoco te quedarás descansando en tu departamento, así que mejor si ven conmigo así te tendré vigilada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.