En los brazos del príncipe

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Adem.

Nuestro linaje habla sobre nuestro pasado … son nuestro antecedentes, el mío habla sobre los reyes, que marcaron la historia, aquellos que marcaron sus pasos, destruyeron, y volvieron a construir la monarquía, mi monarquía, mi historia es parte de una larga fina de reyes que lucharon por el poder, creando grandes charcos de sangre, esa misma sangre que fue derramada en las calles que hoy yo tránsito, esa misma sangre que marcó el deseo de libertad de mis súbditos.

Huella, es ese pequeño fragmento de historia en el que me pone como protagonista, tal vez no seré el rey más justo, el más luchador, pero quiero ser el que cambie un poco la historia … Él que no lleve la sangre a las calles, el que no caiga ante la corrupción, por más que algunas gotas de sangre tengan que ser derramadas, porque no hay forma de que haya paz sin lucha.

—Su majestad, la reina la llama en los calabozos. —me informa un guardia.
—¿En los calabozos? ¿Que hace allí?
—Bajo a ver a la detenida de la corona señor.

Voy hasta los calabozos, solo para encontrarme a Carlie apoyada sobre la rejas del calabozo frente a dónde está Alexa quebrada en llanto.

—¿Que sucede aquí? —le pregunto a Carlie. —¿Te ha hecho algo?

Ella me sonríe.
—Me ha dicho la verdad. —murmura. —El atentado no era contra Leyla, sino contra mi, pero el tirador que está chica ha contratado ni siquiera me conocía, y ha disparado sin saber a quien le daba. —se acerca a la celda de Alexa. —Una genio está chica, tan genio que ni siquiera pensó en pasarle una foto mía, así le hubieras ahorrado el tener que estar en una coma a Leyla, pero yo me encargaré de que esto no se quede así, loca. —dice llena de rabia.

—Guardias. —los llamó y estos no tardan ni un segundo en entrar. —Lleven a la prisionera ante la corte.

Carlie, saca su celular de su bolsillo y me lo entrega.
—Tengo su confesión en audio, por si sirve de algo. —luego me abraza.
—Mandaré a que traigan a Leyla.
—Amm deja que yo le diga a Uriel que la traiga, porque mañana debería estar viniendo él, así que de paso se vienen juntos.

La veo marcharse.
Está extraña.

Veo su teléfono un segundo y pienso si es buena idea ver qué es lo que tiene aquí.
No creo que ella me quiera decir que es lo que le sucede, ya lo hubiera hecho si fuera así.

Desbloqueo su teléfono y comienzo a mirar fotos y no hay nada, así que voy directamente con la conversación de la única persona que sé que es su confidente.
Uriel.

—Soy tú mentor, no puedes simplemente tomar una decisión como la tomaste sin siquiera tener la intención de comentarlo conmigo. —comienza la conversación.

Esto es de hace un par de horas, así que deduzco que borra todo lo del día.
—No te estoy pidiendo permiso, solo te estoy diciendo que mañana debes de firmar.

—Carlie, está es la primera vez que se te muere alguien, pero supéralo de una vez, a todos se nos mueren pacientes, pero no por eso renunciamos, si fuera así no habría ni un solo médico ejerciendo, además estás jugando con tu vida, la de tus pacientes a los que te has negado atender estos dos días que no te has presentado al hospital y también juegas con la mía, que soy quien da la cara por tí.

—Solo diles que he renunciado, entenderán que tengo otras obligaciones más allá de un hospital.

—Vuelves a ser egoísta una vez más, me has traído hasta aquí, a seguir ese capricho tuyo de querer regresar a Dinamarca, pero en ningún momento siquiera me diste a entender que ante él primer problema dejarías la medicina, hasta llegué a creer que era lo que amabas.

—Lo hago, pero no estoy lista para perder pacientes, y no quiero hacerlo, no quiero creer que puedo con todo cuando no es así.

—Deja de hablar de ti misma, porque esos pacientes tampoco están listo para morir, pero está en nosotros hacer todo lo posible para que ellos puedan estar mejor, nosotros no hacemos magia, somos humanos igual que ellos cometiendo errores y superandolos, intentamos todo lo que conocemos e indagamos sobre lo que no, pero no inventamos nada sobrenatural.

Y ella lo dejó en visto.

Perdió una paciente, eso fue lo que sucedió.
Me pasó el audio de la confesión y guardó el teléfono.

Regreso a la habitación para devolverle el teléfono y solo la veo leyendo un libro de medicina.

—¿De verdad piensas dejarlo? —le pregunto rompiendo el silencio.

Ella levanta la vista y asiente.
—No me gusta perder, y ya he entendido que con esto no siempre podemos ganar.

—Siendo reina tampoco ganas siempre, nadie puede ganar siempre, todo tiene un riesgo a perder, si no pierdes algo no valoras lo que ganas.

Ella suspira.
—No va por el querer tener siempre que salvar a alguien, sino que tengo miedo de hacer más daño del que debería de hacer, mi paciente, murió por una distracción mía, si hubiera estado más atenta a todo y no guiarme por las pautas de un libro como si todos los casos fueran iguales, tal vez ella hoy estaría en recuperación y no en una morgue.

—Nadie puede cambiar lo que él destino ha planeado para nosotros, tal vez esto solo fue una llamada de atención para ti, para que entiendas eso mismo, que no todos los casos serán iguales a los que dicte un manual, solo debemos aprender a soltar eso y seguir adelante.

Ella se queda pensativa y asiente.

—Si tú y Uriel me dicen lo mismo debe ser por algo ¿No es así?




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