En los brazos del príncipe

53

Carlie.
Los días comenzaron a pasar con mucha rapidez y no había ni rastro de Adem.

De alguna forma el no tener noticia comenzaba a parecerme una muy buena señal, es decir ... si lo retienen para hacerle daño ¿No sé supone que deberían buscar apurarme con una muestra de eso? Incluso si quisieran matarlo para cambiar la cadena de mando, o para demostrar su poder, ya hubiera aparecido el cuerpo de Adem.

Me miró al espejo, llevo exactamente cuatro días encerrada en mi habitación, siguiendo cada uno de los pasos de Adem, investigando cada pequeño rincón, cada línea de sus libros, para tener su misma visión.

Conozco perfectamente sus pensamientos, y sus planes, pero esos aún no me dan un lugar exacto de donde esté, así que intentó acoplar mis pasos a los suyos.

Pero ya es el día, finalmente saldré yo en su búsqueda.

Mediante Leyla he estado al tanto de lo que sucede fuera de estás cuatro paredes, y por un consejo de Dorian, he restringido totalmente el contacto a mi hijo, el príncipe de la corona, por miedo a que haya algún infiltrado a su lado, solo tenemos acceso a él, yo, y sus tíos absolutamente nadie más.

Dorian llegó en la madrugada algo cansado, pero ya está al tanto de todo y está a la espera de instrucciones.
 

Me miró al espejo, mi traje negro.

Hasta me parece gracioso que en el armario de Adem, había un traje totalmente negro, con un diseño imitación piel, un pantalón suelto, un top a juego y una gabardina totalmente negra, pero con la diferencia que tiene detrás el escudo de la monarquía y justo en el lugar del corazón grabada una insignia característica de la familia de los Smith, una S entre rosas rojas y una serpiente negra.

Estaba todo en una percha que tenía una etiqueta con mi nombre, no dudo ni por un momento, que él haya pensando en esto, él es muy detallista, piensa y planea absolutamente todo.
 

Me trenzo todo el cabello, para que luego no se vuelva una molestia, la búsqueda comenzará en el bosque, será a pie y a caballo.

Ajusto mis botas.
 

«Hasta parezco toda una guerrera, pero yo por él incluso en asesina me convertiría, porque sé perfectamente que él también lo haría por mí si fuera necesario.»
 

Me quito mi collar y mis anillos, solo me quedo con mi anillo de bodas.
 

Tocan la puerta.

—Pasa Dorian, ya estoy lista.

Él entra vistiendo un traje exactamente igual al mío, pero llevando un buzo con cuello tortuga en lugar del top que me tocó a mí.

—Te ves como una guerrera. —murmura. 

—Lo mismo pensé cuando me ví en el espejo.

—Adem estará muy orgulloso, cuando lo encontremos y te vea portar nuestro escudó, sabes cómo se enorgullece de ti, aún cuando vas por otro lado, siempre terminas dando con el punto.

—Por favor, dejemos de hablar de esto o romperé en llanto. —murmuró mirando hacia el suelo. —Me mantengo positiva, pero sin tu hermano estoy bastante perdida, y solo deseo que aparezca pronto porque en realidad no se que será de nosotros.

Este me da un abrazo corto.

—Es hora de presentarnos en la corte, para dar inicio a la búsqueda dentro del bosque.
 

En estos tres días, se ha peinado toda la ciudad, buscándolo en la casa de cada miembro del ejército y no hay nada.

Ahora hay veinte personas vigilandolos noche y día, porque por más que fueron incluidos en la búsqueda, yo se perfectamente que ellos lo tienen, solo ellos son el enemigo directo, no tengo la potestad suficiente para sacarlos del ejército, porque eso es mediante decreto sellado por rey, así que decidí tomar un plan de Adem, él anteriormente les hizo creer que confiaba en ellos, cuando decidió comprometerse con Alexia, así medir sus fuerzas, pues yo haré algo parecido, los dejé incluirse a la búsqueda sabiendo que no son de confiar, porque a través de ellos lo encontraremos, ellos intentarán llevarnos hacia un lugar diferente a dónde él se encuentre, y hacia allí iremos, además tome como seguro a Alexa, y la he traído al palacio en la noche, a escondidas de todo, si al quinto día Adem no aparece, comenzará mi plan B.
 

En el amor, y en la guerra todo se vale, las reglas se vuelven cuestión de supervivencia, porque en la jungla los leones esperan sentir el miedo para poder localizarla y cazarla, yo también soy una leona, y mi presa son ellos.
 

Entramos a la corte y se genera un gran silencio.

«De seguro creían que me quedaría en la cama llorando, si supieran que no me he permitido llorar ni una sola vez, porque llorar es darlo por muerto y yo no tengo la certeza, pero yo sé que él aún sigue vivo y llorar es perder tiempo valioso»
 

—¿Qué hace usted aquí? —dice el Ministro asesor de Adem.

—Vengo para iniciar y dirigir la búsqueda, creo que parece obvio. —digo acercándome a la gran mesa donde está desplegado el mapa del bosque.
 

—Las mujeres no dirigen, no gobiernan, sin su esposo el rey, usted no es apta para tener un rol de jerarquía. —habla el ministerio.

Sonrió y caminó hacia él.

—¿Las mujeres no dirigen? — Mi perfecta sonrisa se apaga. —Yo no soy cualquier mujer, yo soy su reina, y según me han comunicado también soy la reina regente, quien tiene el poder en este momento, así que piense mejor lo que intente comunicarme, porque de lo que salga de su maldita boca depende si aún sigue teniendo una banca en la corte del rey ... yo no soy un adorno de la corona, jamás lo he sido y no pienso serlo ahora, las mujeres somos capaces de hacer cambiar el rumbo del mundo si así nos lo proponemos. —me alejo, pero antes de marcharme vuelvo a hablar. —Y la próxima vez que alguno de ustedes quiera hablarme, háganlo con el respeto del título que portó, Reina Carlie. —suspiro recuperando mi semblante. —Tal vez las reglas aún no han sido modificadas, pero los hombres desde hace años dejaron de ser los grandes dioses, ahora las mujeres tenemos exactamente el mismo lugar que un hombre, puede comprobarlo en la línea de mando de mi esposo, él no lo dijo textualmente pero quién se hace cargo de su búsqueda soy yo.
 




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