En los brazos del príncipe

55

Carlie.
Un palacio sin personas, sólo una princesa, un príncipe que abdicó al trono y una reina que aparenta estar fuera de control y como complemento personal de seguridad.
—¿Ya has enviado la amenaza? —pregunta Dorian luego de largos minutos de silencio.
Asiento.
—¿En que me convierte jugar así con un padre? es decir, yo también soy madre y si me llegaran a amenazas así no se que haría, estoy barriendo totalmente mis límites.
—¿Crees que él pensaba en su hija cuando comenzó todo esto? —comienza a hablar Dorian. —Ya te lo diré yo que no, él en ningún momento ha pensado en su hija, porque sino sabría que esto de ningúna forma lo llevaría algo positivo para ella.

Suspiró.
—¿Qué piensas hacer con Alexa una vez que salga de aquí? —pregunta Leyla mientras se sirve una copa de vino.
—La devolveré a su celda para cumplir la condena que le han dado.
—¿Dónde está ahora? Quiero ir a hacerle una visita.
Suspiró.
—Ella ya tendrá quince años de prisión por un atentado en contra de la corona, ¿Hace falta que la veas de nuevo? 
—Una visita no hace nada. —Leyla intenta convencerme.
Niego.
—No, solo yo sabré. —me sirvo una copa. —El control cuando la información es dividida, también se ve dividido.

Y así pasamos horas y horas encerrados.
Leyla recostada sobre un sillón resopla.
—¿Qué seguimos esperando? 
—A que el padre de Alexa se presente aquí o de alguna forma se comunique.
—¿Por qué estás tan segura de que se comunicará? Podría simplemente darle igual, es decir esto es por lo que viene luchando incluso antes de que su hija naciera.
—Cuando uno es padre conoce verdaderamente lo que es tener una debilidad, por estúpido que parezca incluso puedes llegar a olvidar como era tu vida antes de ese instante, y más si ese hijo se vuelve tu presente y tú futuro como en su caso, es un retirado y viudo, solo la tiene a ella, es su única hija, está claro que él no dudara en presentarse aquí.
—¿Sabes que te estás pareciendo mucho a Adem? Estoy descubriendo en ti, la misma peculiaridad de él que ve absolutamente todos los frentes.
Sonrió.
—¿De quién crees que lo he aprendido? Mi esposo es muy inteligente, está claro que por eso me case con él.
Leyla suelta una risotada.

—A mí me contaron una historia diferente, que incluye alcohol, Las Vegas y descontrol, pero claro, no contradigo a la reina. —dice terminando su copa.
—Claramente, esa no es la historia que le contaré a Thomas, ya estoy pensando para el futuro y el que me enamore de su padre por su inteligencia es muy buena.
—Y en cuanto comience a indagar un poco y vea fuentes de noticia donde Adem comenzó a publicar tu foto, las actas de mi padre sobre tu presencia en la corte y varias cosas más será evidente que es mentira.
—Pues para ese entonces supongo que tendrá la edad suficiente para saber que la vida no es un cuento rosa.

Tocaron la puerta, Dorian se pone de pie y camina hacia ella.
—¿Quién es? —pregunta antes de abrir.
—Su alteza traemos noticias. —no llegó a reconocer la voz de quién es. 
Yo me acomodo en el escritorio de Adem; mientras Leyla se sienta como una princesa correcta.
Dorian abre.

Tal vez no les mencioné, pero Dorian desde que he firmado el decreto, decidió que sería buena idea tener un arma.
Según para no depender tanto de los que ahora mismo nos pueden dar la espalda.
Es justo, él toma sus medidas y yo tomo las mías que es enviar a Thomas al lugar más seguro que conozco ... Reino Unido, odio que haya tenido que alejarlo, pero es una certeza que Dinamarca se puede volver zona de guerra si Adem no aparece en las siguientes horas y mi deber principal como reina es mantener la monarquía, y sin un sucesor no hay monarquía, se fue con Uriel, él aprovechó para ir a visitar a su hermana y tiene una orden expresa de no regresar salvo que lo envíe a llamar Adem, Leyla, Dorian o yo, en un llamado telefónico o video llamada donde realmente pueda corroborar que somos nosotros y que no es una trampa.

No quiero imaginar lo que pueda suceder si a los cuatro nos sucede algo, porque eso sí será el caos, Dinamarca sin gobernante y con un rey perdido... Sería el gran triunfo de los rebeldes, justo por eso es que preferí no decir absolutamente nada sobre que el pequeño príncipe ya no está en Dinamarca, porque en ese caso, el Ministro principal es quien toma la tutela de Thomas, hasta sus dieciocho años.
Serían dieciséis años de incertidumbre.

Le pasan un sobre a Dorian, este vuelve a ponerle seguro a la puerta y me lo pasa.
Leyla se vuelve a acostar en el sillón.
—¿Qué es? —pregunta.

Lo abro y me encuentro una foto de Adem algo golpeado.
"Yo también tengo algo que amas, pero creo que podríamos llegar a un trato".

Le pasó la carta a Dorian y este cuando termina de leerla me observa.
—¿Qué quieres hacer?
Suspiró.
—Esto no será fácil, él lo quiere ver así porque piensa que iré corriendo a rescatar a Adem ... y pues si es así, pero no lo sé, ¿Que crees que haría Adem ahora?

—Creo que tú sabes perfectamente lo que él haría, si fueras tú la que estuviera en su lugar él iría por ti sin dudarlo, aún sabiendo que es una trampa. —suspira. —Pero como yo soy su hermano mayor, yo iré en tú lugar; sé perfectamente que si a mí me sucede algo él se sentirá muy mal, pero saldrá de eso, mientras que si te sucede algo a ti ... él ni siquiera te lo dijo, pero hace dos años cuando tú te marchaste fue su destrucción, porque te perdió y por más que él sabía que no era definitivo porque era consciente de que aún seguían casados, la alegría que tú le dabas se fue contigo y el por dentro se fue apagando, no sonreía, y en sus ojos había una gran tristeza... a nosotros siempre nos han enseñado que nuestros matrimonio son por conveniencia, pero contigo se casó por el destino y se quedó contigo por amor aún cuando ni siquiera sabía que él también tenía derecho a amar; yo no puedo estar tranquilo si lo veo vuelvo a ver caer tan bajo como lo ví en ese entonces, si puedo evitarlo lo haré. —Sonríe. —Adem ya me rescató una vez, cuando yo no quería ser rey, y gracias a eso he tenido la oportunidad de vivir todo aquello que antes ni llegue a soñar, ahora es mi turno.




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