En otro verano

—Capítulo 11 La diferencia es —

 

 

—No me habías contado de Matt.

Ben acariciaba el cabello de Gillian distraídamente. Estaban en su habitación de él, justo ese día habían decidido que no saldrían a ningún lado como acostumbraban cuando estaban en la ciudad.

Y como era costumbre, encendían la televisión y le bajaban todo el volumen, de modo que lo único que se escuchaba eran sus voces y sus respiraciones pausadas. Justo en ese momento Gill le contaba de su antiguo profesor de coreografía.  

—Es que hace mucho tiempo que no frecuentaba a Matt.

Y vaya que no lo hacía, pero no dudo ni por un segundo contarle a Ben cada detalle del encuentro de hace dos semanas.

~•~

—Vaya, vaya que ha traído hoy el viento de mayo —dijo al tiempo que la observaba a través del espejo—. Gillian mira que guapa te has vuelto…

Gillian apenas y le prestó atención, estaba bastante concentrada en observar el pequeño estudio de baile que Matt había montado, ahora trabaja de manera independiente.  

—Matt —le sonrió con confianza cuando él se dio la vuelta, dejando a un lado a las personas que bailaban a su alrededor—: no me voy a disculpar por no venir antes.

—Ah vale, puedo entenderlo ese novio tuyo te ha dado moditos de alzada. Ya los he visto en un periódico “afortunada amiga del joven político Benjamin Decker ¿la manzana de la discordia?” bonito encabezado, no recordaba que te gustará ser la otra.

Ella rodo los ojos y se dedicó hacerse a un lado para dejar que la pareja pudiera dar las vueltas completas.

—Guarda tus chistes Matt, necesito que hagas algo por mí —sacó de su bolso una hoja que contenía un anuncio impreso y al reverso anotaciones que a simple vista no se entendían.  

—Bien, ya te contaré que decía la nota. —tomó la hoja que le ofrecía Gill, era un anuncio de una academia de baile— ¿Esto es para…?

—Sabes perfectamente lo que es: canciones, pasos, melodías, ideas básicamente.

—¿Y yo hago? ¿Un remix? —Gillian lo miro mal y no le quedo de otra que reírse de su propio chiste antes de continuar—: Bien, eso no es lo que quieres, siguiente pregunta ¿Para qué me necesitas?

—Pues para bailar.

—Naturalmente, para que lo necesitas Gillian.

Ella despego la vista de los bailarines y lo observo insegura, dudando de la respuesta que el quería escuchar. Hasta ese momento se sintió fracasada.

—E pedido empleo en cada escuela de baile de esta ciudad, ni siquiera son tan buenas para ponerse tan pesadas ¿No? —suspiro cuando coincido con unos ojos fríos que la hacían sentir juzgada. Desvió la vista a la pared antes de volver a mirarlo—. No ha funcionado ya lo vez y hay pruebas para la academia de Melak. Quiero intentarlo, debo salir ¿no es así? me lo dijiste una vez, que para triunfar no necesitas vivir atada a los zapatos. Y necesito que hagas esto por mí, solo esto.

Matt movió sus dedos mientras jugaba con un lápiz. Estaba calculando todas las posibilidades, pues tiempo atrás él le había gritado a los cuatro vientos que no volvería a ayudarla y ahora considerar la idea de hacerlo de nuevo tenía que venir con un plan B.

—No puedes confundirte, si tienes un plan lo tienes que seguir —ella pensó que diría “fallar” y con esa palabra se sentiría culpable, pero él no había dicho tal cosa—, no debes dejar que tus emociones lo fracturen todo sin dejarte a ti una parte ¿lo entiendes?

~•~

 

Ella entendió a lo que se refería, más de lo que él creía.

Por otro lado, le reconfortaba pensar que quizá Matt volvía a creer en ella. Claro que tenía que ver con el hecho de haber sido cuestionada previo a que Matt aceptara.  

Y luego de que su antiguo profesor se sintiera seguro con respecto a sus relaciones afectivas de ella y su estabilidad emocional, acordaron fecha para volverse a ver y ponerse al corriente.

Gillian concluyo la historia después de cinco minutos, a medida que pasaba los segundos y su novio no respondía, jugó nerviosa con la manta que la cubría. Le pareció que su cuerpo se enfriaba un poco lo que no tenia sentido dado que estaban en pleno verano, lo único que atravesaba la ventana era viento caliente.

—Él es el de los contactos y el de las ideas. En cada recital fue mi instructor y…

—Tu compañero de baile —termino por ella. A Gillian se le tiñeron las mejillas de rojo— Oh ¿tu exnovio?

—¡No! —se levantó abruptamente, para poderlo mirar a los ojos. Ben cruzo sus brazos atrás de su cabeza risueño.

—Son casi de la edad.

—¡Tiene la misma que la tuya!

—No hay diferencia —asintió con la cabeza con una pequeña sonrisa burlona—, lo que no impide que algo haya sucedido.

—Ben yo no, él y yo, no hubo nada, nunca. Él está comprometido y solo voy a crear la rutina, no voy a…




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