En verano te encontré

Capítulo 8

Nuevo capítulo. En los próximos días traeré otro. Atentos

Desde la esquina de un sofá de dos plazas ubicado en el cuarto de entretenimiento de la casa de Dae-Hyun, observo su perfil concentrado en la pantalla del televisor que muestra el Shooter que está jugando. Detallo su lateral derecho, los ojos se le cierran un poco más debido a su alto grado de atención a lo que está haciendo, su boca se frunce ligeramente al igual de frente.

Ambos habíamos tenido un enfrentamiento de Mario Kart, en el cual Dae-Hyun salió muchas veces victorioso. Siendo honesta, nunca se me han dado bien los videojuegos, en cambio él es todo un As con ellos. Me comentó que tiene un largo historial con ellos. Desde pequeño comenzó con los juegos básicos, desde los clásicos como Mario Bros, incluyendo al Tetris hasta los más complejos actuales como Overwatch. A ver que toda esta información la sé gracias a él que yo apenas conocía los viejitos.

Volviendo a nuestro enfrentamiento, en el cual no tuve ningún tipo de chance en su contra, habíamos apostado. Yo muy ignorante de su habilidad y confiando que podría hacer algo con el Mario Kart que lo jugué durante mucho tiempo con una amiga de toda la vida, sugerí que quien ganara podría pedir algo al otro. Mi error. Y peor aún es que ninguno de los dos definió el tipo de premio que quería.

Retrasando un poco ese momento del premio, además de que me cansé de perder durante más de una hora, le insinué que podía jugar sin problemas que me bastaba con verle. No voy a negar que me aburría un poco ver la pantalla por completo, tanto que prefería detallarle. De allí mi descubrimiento de su tendencia de fruncir los labios por concentración.

Estaba jugando en línea y la cosa al parecer se le había puesto ruda porque al comenzar mencionaba ciertas cosas, ahora no musitaba palabra alguna y soltaba uno que otro gruñido cuando algo le salía mal. Incluso su postura inicial relajada cambió, sus codos se apoyan en sus rodillas y estaba inclinado hacia delante.

Es bastante competitivo.

Un gruñido de frustración nace desde su garganta y deja el control a su lado. Poso mi vista encima de la tele y veo una pantalla totalmente grisácea con unas letras en grande formando las palabras “Defeat”.

―He de suponer que has perdido.

―Así es ―suelta suspiro de resignación―. Ni modo. Tengo que contentarme y que mejor manera que cobrando mi premio ¿no?

―¿Cual? Hasta dónde sé has perdido y los que pierden no merecen premio ―menciono con falsa inocencia.

―¿Ni uno de consolación? Da igual, yo te he ganado antes ―le resta importancia moviendo su mano―. Acércate, corazón. Voy a reclamar lo que he ganado limpiamente. ―Meneo mi cabeza negándome, me alejo de él juntándome más al sofá recogiendo mis piernas junto a mi pecho. Un brillo retador reluce en sus ojos negros para luego una sonrisa traviesa le acompaña―. Ven aquí, Deborah.

Es una clara advertencia de que tengo que hacerlo por mi propio pie o sufriré una consecuencia ―tampoco es una tragedia, seguro es un ataque de cosquillas―. Sin esperar más me levanto del sofá y comienzo a alejarme de él de la mejor forma que puedo. Contengo la risa cuando el comienza a seguirme y sin darnos cuentas estamos corriendo por su casa.

Al menos solo estábamos solos. Sus padres y hermana estaban de viaje.

La persecución dejó de ser dentro de la habitación en el momento que pude abrir la puesta y salir de esta en dirección al pasillo. La casa aun no la conozco del todo, pero tengo la esperanza de haber tomado la dirección correcta que guía las escaleras.

Tras un cruce me doy cuenta de mi mala mi suerte, he tomado el camino incorrecto. Debido a eso comienzo a pensar una solución rápida de cual puerta elegir antes de que Dae-Hyun me alcance. Agarro la penúltima puerta a la derecha y entro.

Es una habitación pintadas de tonos claros y manchas de pinturas. Tiene varias cosas sin orden en particular, son elementos necesarios para un pintor. Varios pinceles, lienzos en blancos otros a medio terminar en el suelo. Todo esto lo puedo distinguir con la vaga luz que entra por medio de la cortina de tela chiffon color crema. Pareciera que tiene un tiempo corto sin usarse. Evito encender luces y caminar para no dar señales de que he entrado aquí.

Escucho unos pasos al otro lado de la puerta, por inercia aguanto mi risa y respiración.

―¿Dónde estás, Deborah? ―su voz amortiguada me llega desde el pasillo, me hace soltar un risita por lo bajo que intento evitar tapando mi boca con las manos―. De tin Marín… de do pingué… cucara mácara –Dae-Hyun abre la puerta de la habitación donde estoy― títere fue… He ganado de nuevo al parecer ―declara con suficiencia. Comienzo a reírme a carcajadas cuando se acerca a mí pero ni me ha tocado. Se le contagian las carcajadas y luego de un rato ambos estamos buscando aire tras esta risoterapia.

Dae-Hyun me toma de la mano para salir de allí, no negaré que la habitación con las pinturas me genera curiosidad, pero ya podré preguntarle por ella en otra ocasión.




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