Enamorada del hermano de mi mejor amiga

Capitulo 34

CAPÍTULO 34 — LO QUE HONRAMOS CUANDO AMAMOS

La idea no fue mía.

Fue de Noah.

—Quiero ir —me dijo una tarde—. No a pelear con el pasado… a despedirme bien.

No pregunté de quién hablaba.
Lo supe.

Nos preparamos en silencio. Él caminó con la muleta, pero solo la llevó por precaución. Yo lo observaba desde la puerta, notando detalles que antes me habrían pasado desapercibidos: la forma en que respiraba hondo antes de salir, cómo sus hombros ya no estaban tensos, cómo su mirada tenía algo nuevo… algo que no era felicidad, pero sí paz.

El cementerio estaba tranquilo.

No gris.
Tranquilo.

El viento movía las hojas de los árboles con suavidad, como si incluso la naturaleza entendiera que no veníamos a llorar… sino a recordar.

Nos detuvimos primero frente a la tumba de su mejor amigo.

Noah no habló de inmediato. Se quedó ahí, de pie, firme, sosteniéndose solo. Yo me mantuve a un paso de distancia. Aprendí que acompañar no siempre es tocar.

—Te fallé —dijo por fin—. Eso creí durante mucho tiempo.

Su voz no temblaba.

—Pero hoy entiendo algo. Sobrevivir no fue traicionarte. Vivir tampoco.

Respiró hondo.

—No voy a cargar más culpa por seguir aquí.

Colocó una pequeña piedra sobre la lápida. Un gesto simple. Antiguo. Lleno de significado.

Luego caminamos unos metros más.

La tumba de su novia.

Sentí cómo su mano buscó la mía, casi sin darse cuenta. La tomé. Fuerte. Presente.

—Te amé —dijo—. De verdad. Y eso no desaparece.

Tragó saliva.

—Pero ya no vivo atrapado en el momento en que te perdí. Vivo agradecido por haberte tenido.

Me miró de reojo.

—Eso me lo enseñó ella.

No dijo mi nombre. No hizo falta.

Nos quedamos ahí unos minutos más. En silencio. Un silencio lleno, no incómodo.

Cuando nos alejamos, sentí que algo invisible se soltaba de su espalda.

—Gracias por venir —me dijo.

—Gracias por invitarme a este lugar tan sagrado para ti.

De regreso, paramos en la plaza. El mismo banco. El mismo árbol. Pero no éramos los mismos.

Nos sentamos. El atardecer comenzaba a caer, pintando el cielo de tonos cálidos.

—Ariadna —dijo Noah—.

—¿Sí?

—No sé cuándo empezó exactamente… pero sé que lo que siento por ti no nace del vacío.

Me miró con calma.

—Nace de la vida.

Mi pecho vibró.

—Noah… —susurré—. Yo tampoco te amo desde la herida. Te amo desde lo que construimos después.

No lo dije como una confesión dramática.
Lo dije como una verdad tranquila.

—Te amo —añadí.

No respondió de inmediato.

Sonrió.
Esa sonrisa que no pide nada.
Que no promete imposibles.

—Yo también te amo —dijo—. Y no para llenarte… sino para caminar contigo.

Nos abrazamos. Largo. Sin urgencia. Sin miedo.

Apoyé la cabeza en su hombro. Sentí su respiración acompasada. Sentí el calor de su cuerpo vivo, presente, aquí.

—¿Sabes qué es lo más bonito? —le pregunté.

—¿Qué?

—Que ellos no se van cuando los recordamos con amor… pero tampoco nos atan cuando seguimos adelante.

Besó mi cabello.

—Creo que eso es honrar de verdad.

Cuando volvimos a casa, Valentina estaba sentada en la sala, revisando fotos viejas. La mamá de Noah estaba a su lado.

—¿Cómo les fue? —preguntó Valentina.

—Bien —respondió Noah—. Cerramos algo.

La mamá lo miró con orgullo.

—Se te nota.

Más tarde, Noah y yo nos quedamos solos en mi habitación. No para huir del mundo… sino para descansar en él.

Me senté en la cama. Él frente a mí.

—Gracias por no exigirme que sane rápido —dijo.

—Gracias por no rendirte cuando yo también tuve miedo.

Se acercó despacio. Me besó la frente. Luego la mejilla. Luego, con una ternura que me estremeció, los labios.

No fue un beso urgente.
Fue un beso que decía estoy aquí.

Nos recostamos uno junto al otro, abrazados, escuchando nuestras respiraciones.

—Mañana seguiremos —dijo—. Con todo. Con lo bueno y lo difícil.

—Sí —respondí—. Pero hoy… hoy basta con esto.

Sonrió.

—Hoy basta con amar y recordar.

Cerré los ojos.

Y pensé en los que se fueron.
Y en los que quedamos.
Y en lo hermoso que era poder sonreír sin culpa.

Porque amar así…
también es una forma de agradecer estar vivos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.