Si me dijeron que conocería la gloria recién cuando me muera y vaya al cielo, estaban equivocados, porque sus labios son el paraíso y sentí tocar muy alto cuando hicieron contacto con los míos.
No pude procesar lo que acaba de ocurrir, solo la besé, y no sabe cuánto he soñado con este beso.
Tragué grueso cuando sus ojos hicieron contacto con los míos, separándose de mi rostro.
— ¡Mercy!
Susurré y ella solo se mordió el labio viendo el hermoso sonrojo en sus mejillas, esas mejillas que me encantan, que siempre que tengo oportunidad las pellizco.
— ¿Lo ves? Si no fuera mi novio no lo besaría.— giró hacia su hermano y madre, y ahí entendí que como todo lo que estaba ocurriendo era una farsa, al menos para ella, yo solo pido una oportunidad a la vida y que ella me sonría de la forma en la que lo hago yo.
Me aclaré la garganta rascándome la nuca.
—Digamos que te creo Piedad. — contestó su hermano riendo.
—Pero la próxima consigue un banquito el pobre tuvo que doblarse a la mitad para besarte. — bromeó mi falso cuñado y yo solo reí al ver el rostro sonrojado de Mercy.
—Iremos a dar una vuelta por la feria. — avisó.
—Vayan con cuidado. — contestó su madre.
—Claro nos vemos luego mamá. — dijo tomándome de la mano para arrastrarme de allí.
—Nos vemos luego.
—Vayan, vayan.
—Por Dios, perdóname Patrick por esto, pero mi hermano me obligó a hacerlo. — solo sonreí mirándola, si supiera que me encantó y que hubiera querido que el beso durará toda la vida.
—Estoy tan apenada contigo. — se cubrió el rostro con ambas manos.
—Esto ya es demasiado, ¿Sabes qué? Les diré la verdad, no puedo mentir en esto, sí eso haré. — la sujeté de la cintura al verla dirigirse hacia la puerta.
—No Mercy, esto es divertido, no te preocupes, fue solo un beso. — un beso que me supo a gloria.
— ¿De verdad?— la tomé de la cintura rodeando mis brazos en ella.
—Todo lo que tú me pidas lo hago con gusto, Mercy. — ella sonrió echándose hacia atrás y yo me enamoraba más si fuera posible.
— ¿Por qué eres tan bueno conmigo Patrick? Debería haber más hombres como tú. Espero que el día en que tuviera novio fuera como tú. — solo parpadeé mirándola, no se da cuenta que me muero por ella.
—Vamos, quiero mostrarte lo bello que es mi ciudad, hay una pequeña feria siempre, quiero subirme a los juegos. — solo me carcajeé y me dejé guiar por ella, voy donde ella va.
— ¿Qué tal eres para lanzar? — moví mis cejas sonriendo de lado. —Soy un experto. — dije y solo pagué unas monedas para lanzar las primeras pelotitas.
—Oh, tienes buena puntería. — dijo al ver como tiré al suelo los bolos.
—Felicidades, puede elegir el peluche que más le guste a su novia. — me dijo el de la tienda. Cada vez que escucho la palabra novia se me agita el pecho y se me acelera el corazón.
—Anda, elije el que más te guste. — dije mirándola y ella aplaudió como niña chiquita, solo parpadee mirándola, detallando su rostro tan angelical, no se da cuenta todo lo que provoca en mí.
—Mira, que hermoso. — dijo tomando un peluche con forma de cerdito.
—Hasta me parece. — dijo y solo negué abrazándola, dejando un beso en su cabeza.
—No te menosprecies más Mercy. — reclamé tomándola de la mano.
—Vaya, vaya, miren a quien tenemos aquí. — sentí el cuerpo de Mercy tensarse. Y me giré al igual que ella para mirar de quien se trataba. Estaba claro que a Mercy no le agradaba la presencia de estas tres mujeres que teníamos frente a nosotros.
—Paola. — susurró. La mujer me repasó de pies a cabeza con una sonrisa y mirada picara y yo levanté una ceja.
— ¿La gordita tiene novio? Vaya, jamás pensé que alguien podría fijarse en ti. — apreté mis manos en puños.
—Señorita… —Paola. — se presentó con una sonrisa.
— ¿Qué le hace pensar que nadie podría fijarse en ella? — bufó sonriendo maliciosa.
—Mírala, ¿acaso no ve lo insignificante y gorda que es?
—Si claro que la miro, ¿y sabe qué? Cuando la miro veo en ella a la mujer más hermosa que puede existir, esa mujer que con solo sonreír pone mi mundo a sus pies. — Enarcó una ceja y lo que más me sorprende es que Mercy se ha quedado muda, agachó la cabeza. Algo había.
—Creo que pierdes tu tiempo guapo, mejor ven conmigo ¿Qué podría darte una mujer como ella, aparte de papadas? —Rieron a carcajadas.
—Más de lo que una mujer como tu podría darme, y claramente no tienes mucho que ofrecer, buenas noches, con permiso, seguiré disfrutando con mi novia. —borró su sonrisa burlona de su rostro y yo solo tomé de la mano a Mercy y pasar de ellas.
Caminé con rapidez y una vez nos alejamos de las personas la pegué a una pared en un rincón, y apoyé mis dos manos a cada lado de su cabeza inclinándome apara quedar a la altura de su rostro.
— ¿Qué sucede nena? — ella solo negó sin decir nada.
— ¿Quiénes eran, porque te quedaste callada? tú no eres así.
—Paola siempre me hizo bullyng, fue mi compañera en la secundaria y fue la peor época de mi vida, imagínate gorda, con los ojos diferentes, ella hacía que todos se burlaran de mí, cada vez que la veo, hasta ahora me hace sentir mal. —respiré hondo, muy profundo.
—Nunca, óyeme bien, nunca dejes que te lastime las palabras de otras personas, tú vales muchísimo Mercy, eres inteligente, hermosa. —bufó riendo con ironía.
—No hace falta que me mientas, ni exageres Patrick, sé muy bien lo que soy, lo que valgo y sé que nunca nadie se fijará en mí.
Rodé los ojos alejándome de ella, era tan terca, tan testaruda. — ¿Al menos intentaste estar con la persona que te gusta alguna vez? —pregunté volteando de nuevo hacia ella.
—No, no me gusta nadie y es mejor así, moriré sola y virgen. —tragué grueso ante semejante confesión y solo me froté el rostro.
—Eres una tonta Mercy, hay muchos hombres que quisieran una oportunidad contigo. — quería gritarle que yo era uno de ellos, pero terminaría nuestra amistad, cambiaria las cosas entre nosotros, porque ella no me va a corresponder jamás, y moriría si ella ya no me brinda al menos su amistad.
#89 en Otros
#46 en Humor
#282 en Novela romántica
humor romantico, matrimonio arreglado y dinero, romance celos decepcion
Editado: 17.05.2022