— ¿Por qué esa cara? —preguntó mi primo al verme entrar a su oficina
—Necesito que firmes este permiso, son gastos de viatico para Mercy y— arrugo el ceño—, para mí —agregué.
— ¿Viatico? ¿Para qué? —preguntó tomando los papeles en sus manos, los hojeó y elevó una ceja.
—Bueno, lo único que entiendo aquí es que hay un problema con una maquinaria y necesitas viajar para solucionar, ¿eso es correcto?
—Así es Diego, quiero ir a constatar cual es el problema, es uno de nuestros mayores clientes ganaderos no podemos darnos el lujo de perderlo.
—Súper, está perfecto eso Patrick, puedes ir, claro solucionar el problema, pero… ¿Por qué debe ir Mercy contigo? — enarqué una ceja.
—Ella siempre viaja conmigo cuando hay inconvenientes —Ella es mi secretaria yo la necesito aquí.
—Ella es secretaria de presidencia no tuya—contesté molesto.
—Exacto el presidente soy yo, no tú.
—Escucha Diego, basta, no estoy para niñerías, tú te la podrás arreglar tranquilamente unos días sin Mercy, ¿o acaso hay algo más?
— ¿Algo más de qué? — se recostó en su silla.
—Sí, algo como ¿celos? — echó una carcajada el cual solo me produjo rabia y enojo.
—No, no siento celos de nadie, Mercy será mi esposa en tres meses, y ni tú ni nadie lo podrá impedir.
Caminé con el rostro tenso y solo apoyé mis manos abiertas en su escritorio inclinado mi cuerpo un poco hacia él.
—No juegues con ella Diego, te la verás conmigo.
— ¿Por qué no te conformas con tu hermosa novia Patricio? Y dejas a Mercy en paz, ella nunca te verá más que un amigo, te quiere, pero solo como amigos— apreté mi mandíbula.
— ¿E…ella te dijo eso? — se levantó caminando hacia la ventana dándome la espalda y yo solo quería que hable, quería que me dijera que es lo que dijo Mercy de mí.
—Ella solo dijo que eres como un hermano para ella, y que ahora que será mi esposa será así como tu prima, serán familia—dijo girando hacia mí.
Erguí mi cuerpo de nuevo y luego solo agaché la cabeza mirando el suelo. —Te doy un consejo Patrick, olvídala, olvida el estúpido enamoramiento que tienes con ella y quédate con Lucy, al final de cuenta por algo volvió a tu vida. Es el destino tal vez que quiera que ustedes estén juntos de nuevo, Mercy nunca te corresponderá de la forma que tú quieres. ¿Acaso hubo algún indicio en todo este tiempo que fueron amigos, de que ella sentía algo por ti? — preguntó y solo me quedé callado, porque no, nunca me dio señales de eso.
—Solo firma el papel Diego, solo será unos días, lo más probable es que viajemos el viernes y para el lunes ya estemos de vuelta, así no la necesitaras tanto.
Tomo de mala gana el documento y lo firmó ofreciéndomelo de nuevo, una autorización para usar una de las camionetas de la empresa, más los viáticos, siempre hago firmar un documento, nunca hago solo por hacer las cosas.
—Gracias—musité saliendo de la oficina y solo fijé mí vista en Mercy, ella levantó su cabeza y luego solo la volvió a bajar concentrándose en lo que estaba escribiendo.
De pronto mi teléfono comenzó a sonar, lo saqué de mi bolsillo y observé el número de mi tía en la pantalla.
— ¡Tía! —contesté caminando de nuevo hacia mi oficina.
—Bien tía, ¿y tú?
—También muy bien, te llamaba para invitarte a la cena de hoy mi Patrick.
—Oye tía no… —Nada de eso, vas a venir, vamos a cenar en familia, Diego traerá a Mercy, es su prometida ahora, ¿puedes creerlo?
—Prepararé una cena súper especial para toda la familia y quiero que mis dos niños estén presentes, tu tío Enrique está súper feliz, y quiero que traigas a tu novia, a ver cómo es que se llamaba, espera, no me digas—se quedó callada—, Lucy tía.
— ¡Lucy! Claro ella misma, esa chica es tan hermosa, tan linda, por favor tráela, vamos a compartir una cena maravillosa, estoy tan contesta de que mi Mercy al fin sea la prometida de Dieguito— mi tía seguía hablando y yo solo recordaba las palabras de Diego, y no hay mentira en ellas porque Mercy siempre me consideró un hermano.
—Ok tía, iré, llevaré a Lucy—contesté rápidamente.
—Genial, simplemente genial, nos vemos en la noche cariño, te quiero mi cielo.
—Yo también tía, te quiero —.Colgué la llamada y solo suspiré y exhalé profundo.
— ¡Mercy! ¡Mercy!— dije cubriendo mi rostro con ambas manos caminando hacia mi silla donde tomé asiento desplomándome completo.
—Solo me torturo más llevándote conmigo al viaje, lo puedo resolver solo, pero no, ahí yo voy de bruto a querer llevarte conmigo, pero es que escucharte hablar mientras manejo por horas y horas me divierte, escuchar tus ocurrencias y verte y escucharte reír me hace sentir feliz. Aunque cada día aumenta esto que siento por ti, en lugar de disminuir y gustarme más de Lucy, no, ahí yo voy a quererte más a ti y tú solo me ves como tu hermano, un jodido hermano.
En la tarde ya no quise hablar con ella y para pedirle perdón hice algo que sé que a ella le gusta mucho.
Hice un pedido de bocaditos dulces, a ella le gusta mucho y es mi pasatiempo favorito.
Unas horas después alguien toca mi puerta y luego de exclamar un adelante levanto la mirada para posarla en ella.
— ¿Quieres que engorde más de lo que ya estoy?— la vi a ella con la caja de bocaditos, mientras se llevaba uno de ellos a la boca, solo sonreí de lado recostándome en mi silla.
—No, pero quiero disculparme por todo.
Entró rodando los ojos. —No tienes que disculparte por nada amigo de Bob esponja, sabes que siempre serás mi amigo, ¡tonto!— solo hice una mueca de sonrisa, y solo me quedé en la frase de "siempre serás mi amigo"
—No quiero comer todo yo esto—señaló la caja—, sola, ayúdame— sonreí levantándome de mi cómoda silla caminando hacia ella, abrí la caja y solo tomé un bocadillo.
—Estan deliciosos—dije comiendo unos bolitos de coco.
—Muy ricos—exclamó sentándose en la silla frente a mi escritorio y yo me apoyé en la mesa mirándola, no levantaba la mirada y solo quería mirar sus ojos.
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Editado: 17.05.2022