~Siwon~
Desde luego que no la dejaría ir sola con ese par de tipos. Así que a pesar de su mala cara y de su evidente descontento, fui con ellos.
Llegamos a un karaoke, donde todos comenzaron a beber y a cantar, me limite a observar. Al menos al principio, pero cuando noté que las copas se le había pasado y que los tipos intentaban sobrepasarse, no pude quedarme quieto.
―¡Oye! ―dije mirando enojado a uno de los tipos―. No la toques, a menos que quieras perder la mano. ―Ignoré su cara y tomando el brazo a Claudia, la alejé de él.
―¡Déjame! ―protestó ella tambaleándose.
―Tú cállate ―le ordene un tanto molesto. Nunca he olvidado su terquedad y en este instante no era buen momento para que hiciera alarde―. Mira nada más como estás.
―¡No me regañes! ―exclamó apuntándolo con un dedo tembloroso. Casi parecía que no podía mantener en pie.
Definitivamente, no debí limitarme a mirar, pero cada vez que había dejado caer un comentario sobre el alcohol, ella me miraba con amenazada. Quizás solo fue por llevarme la contraria y si, la creía capaz de eso y más.
―¡Dios! ―Cogiendo mi celular, marque el número de Kyu, tenía que llevarme a Claudia de ahí, pero no podía dejar a su amiga sola. Considere hacerlo, pero no me fiaba de ese par, que en vista de que tenía a Claudia a mi lado, estaba sobre ella.
―¿Siwon? ―respondió claramente desconcertado. No suelo llamarlo, pero no tengo a nadie más en mente. Jamás llamaría a Daniel.
―¿Dónde estás?
―En mi casa.
―Necesito tu ayuda.
―¿Qué? ―No pareció nada contento, pero no tenía opciones.
―Necesito que vengas ahora mismo.
~Claudia~
¿En qué rayos pensaba Ise cuando invitó a ese tonto de Siwon? Mientras entrabamos al lugar, la retrase intencionadamente.
―¿Por qué hiciste eso? ―pregunte un tanto molesta. Ella era mi amiga, se suponía debía saber de sobra que él y yo, sencillamente no podíamos estar juntos en ningún lugar, menos en un karaoke o bebiendo. Y peor aún, cuando intentó burlarse de mí por ser plantada, ese era un asunto que aún no lograba entender. ¿De verdad Daniel me había plantado?
―Tranquila. En primero lugar, no pensé que aceptara, solo lo hacía para fastidiarlo, pues sé que no le gustan este tipo de lugares. Pero me falló. ¿Qué quieres? En segundo lugar, podemos embriagarlo y grabarlo haciendo el ridículo, ¿Qué opinas? ―No era un mal plan, de hecho, me gustaba la idea. Con un video indecente, su fama de hombre correcto o estricto que mantenía en la empresa quedaría por los suelos. ¡Seria su fin!
Yo no me tragaba eso de que había dejado sus malos andares con las mujeres. Siempre lo veía con una diferente. Era un zorro de los peor.
―¡Me gusta! ―dije conteniendo la emoción que me producía la idea.
―¿Lo ves? En todo pienso, aunque no lo creas.
―¡Hey, chicas! ―Uno de los chicos nos llamó, al ver que nos habíamos quedado a mitad del pasillo, Siwon también nos miró con curiosidad.
―Ahora vamos ―le contestó Ise con un gesto de la mano.
―¿De dónde los sacaste? ―susurre intrigada. No los había visto en mi vida, estaba segura de que no eran sus amigos.
―Me los encontré en la calle.
―¿Qué? ―cuestione escandalizada. No es que fueran feos o tuvieran mala pinta, pero no podíamos beber con unos completos desconocidos, quien sabe que mañas tuvieran―. ¿Estás loca, Ise?
―Supongo que la locura se contagia. Pero descuida, no parecen ser malos tipos, además dijeron que pagaran todo lo que consumamos. Así que aprovechemos un poco, ándale.
―Pero… ―Yo no era una santa, pero el alcohol y yo hacíamos cosas raras. Aunque el que debía terminar ebrio era otro. Así que no podía pasar nada malo.
―Anda. De todos modos, Siwon estará con nosotros. De algo debe servir.
―Si me preguntas, creo que prefiero a los desconocidos que a él. ―Ella me dio una sonrisa conocedora.
Sin estar segura del todo, ya que no solo estaría con el tonto de Siwon, sino con unos extraños. Termine entrando al salón de karaoke. Me acomodé en un lugar, lo más lejos de Siwon y me serví un poco de cerveza, mientras Ise organizaba la música. Conforme pasaban los minutos, note que Siwon no dejaba de mirarme. ¿Qué rayos quería conmigo?