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La mañana amanece fresca y una ligera brisa entra por la ventana, que nuevamente olvidé cerrar anoche, aún no amanece, pero el tiempo pasa rápido y aún tengo muchas cosas por hacer antes de ir al trabajo. Me levanto con cierta pereza de la cama y me dispongo a buscar la ropa que usaré durante el día para irme a duchar.

Una vez fuera del baño dejo mi habitación un poco arreglada y me dispongo a tomar el desayuno, no es nada elaborado, de hecho soy pésimo en la cocina, para mí buena suerte no soy nada exigente con los alimentos, por lo tanto con un cereal estoy más que satisfecho.

Desayuno tranquilamente y mi celular vibra, avisándome que he recibido algún mensaje, lo reviso y Gil.

¿Recuerdas que es mi cumpleaños?

La verdad lo había olvidado, pero eso no tiene porqué saberlo.

Si, ¿Que pasó?

Su respuesta no tarda en llegar.

Voy a hacer una fiestas

Sonrío ligeramente, este hombre es demasiado explosivo.

Decido no responder y apurarme para llegar al trabajo. Él trabaja conmigo, así que supongo que no lo voy a perder por completo después de todo. Somos mejores amigos y una chica nunca nos ha separado.
 

Llegando al trabajo está esperando en la entrada, como de costumbre, me mira y sonríe mientras empieza a hacer un ridículo baile. Oh por Dios. Un hombre de veinticinco años, bueno a partir de ahora veintiséis, en un traje perfectamente planchado bailando de una manera bastante ridícula. Mi día no pudo haber empezado mejor.

-¡Hey!- me saluda bastante amistoso.

Es más que obvio que espera una felicitación por mi parte. Y eso hago. Le doy un breve abrazo.

-Felicidades Gil, ya eres un vejestorio- le digo en broma.

- Oh cálmate, tú vas para dónde mismo- dice serio.- pero eso no es lo que quiero hablar, voy a hacer una fiesta, y quiero que vayas.

Empezamos a caminar rumbo a nuestras oficinas mientras seguimos charlando.

- Ah claro¿Haz invitado a mucha gente?

Para ser honesto odio los lugares muy concurridos, y él lo sabe, pero también tiene demasiados conocidos y no dudo que una gran cantidad vaya a asistir.

- Nop- dice de manera bastante infantil, recordemos que ya tiene veintiséis años. - pero irá Nat.

Estoy a punto de preguntar quién diablos es ella, pero lo entiendo casi de inmediato al ver su rostro iluminado, es LA chica. Chica que ahora sabemos se llama Nat.

No lo dejo que termine de contar su larga anécdota, hemos llegado a nuestras oficinas y es hora de comenzar a trabajar.

El día transcurre rápido, ambos somos ingenieros y debemos supervisar que los obreros estén trabajando bien, al igual que la maquinaria, es un trabajo bastante entretenido y realmente me gusta. Para cuando me doy cuenta es hora de la comida.

Usualmente Gil y yo solemos salir a comer, ambos somos pésimos en la cocina y es más fácil pagar por algo de comer en la calle, sin embargo hace aproximadamente media hora recibí un mensaje suyo avisándome que hoy saldrá a comer con Nat, no me ha quedado de otra que desearle suerte en ir a comer solo.

Sorpresivamente se me ha pasado más rápido el tiempo en mi jornada laboral que una hora comiendo solo. Supongo que tendré que irme acostumbrando a este nuevo ritmo.
 

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