Encerrados para siempre

Capítulo 10

Bruno se adentró en el bosque, un lugar donde la luz del sol apenas lograba filtrarse entre las copas de los árboles, creando un ambiente sombrío y misterioso. El murmullo de las hojas y el canto lejano de los pájaros lo acompañaban en su travesía. Había tomado la decisión de hacer un pacto con el diablo, algo que muchos consideraban una locura, pero él estaba decidido. Su amor por Melisa era tan intenso que estaba dispuesto a arriesgarlo todo por ella, incluso su propia alma.

El bosque parecía tener vida propia, las sombras se alargaban y encogían con cada paso que daba. Bruno sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no se detuvo. Había llegado hasta allí con un propósito y no iba a dar marcha atrás. En su mente resonaban las palabras que había escuchado en antiguas leyendas: «El diablo puede ofrecerte lo que más deseas, pero siempre a un precio.» Sin embargo, el amor que sentía por Melisa era más fuerte que cualquier advertencia que pudiera surgir.

Finalmente, encontró un claro en medio del bosque, un lugar donde el silencio era absoluto, interrumpido solo por el susurro del viento. Allí, puso una pequeña mesa hecha de ramas y hojas secas, sobre ella colocó los elementos que había traído: un cuenco con agua, un poco de sal, y una vela negra, que encendió con manos temblorosas. La atmósfera se volvió densa y cargada de energía.

«Yo, Bruno Blanco, invoco tu nombre y poder. Oh maestro de todos los espíritus rebeldes. Lucifer, yo te invoco. Háblale a este cuerpo. Ven a mí, Señor Lucifer, manifiéstate. Estoy aquí para pedir tu ayuda. Ven a mí, Señor Lucifer, manifiéstate. Señor Lucifer, manifiéstate. Lucifer, yo invoco tu nombre. Renich Tasa Uberaca Biasa Alzar Lucifer» —recitó con voz firme, a pesar de la incertidumbre que lo invadía.

Los ecos de sus palabras se perdieron en el aire, y el silencio del bosque se volvió aún más profundo. Bruno cerró los ojos, concentrándose en el poder de su invocación, sintiendo cómo la energía a su alrededor comenzaba a vibrar. Entonces, un instante después, una presencia oscura comenzó a materializarse ante él.

Momentos más tarde, apareció el diablo, con su figura imponente y una sonrisa enigmática que parecía conocer todos los secretos del mundo.

—¿Qué quieres? —preguntó Lucifer, consumiendo el silencio que anteriormente poblaba el claro.

Bruno tragó saliva, sintiendo el peso de su decisión en su pecho.

—Me gustaría hacer compañía a Melisa en el libro —sentenció. Sus palabras salieron con una mezcla de determinación y temor.

Lucifer inclinó la cabeza, como si evaluara la petición.

—Eso no va a poder ser. Si quieres estar con ella, tienes que firmar con tu sangre en este mandato —explicó, tendiéndole un papel que apareció entre cenizas, como si hubiera estado aguardando ese momento desde el principio.

El corazón de Bruno latía con fuerza mientras miraba el papel. Sabía que había riesgos, que un pacto con el diablo nunca era sencillo, pero el amor que sentía por Melisa lo cegaba a las posibles consecuencias. Sin dudarlo, se hizo un corte en la mano, dejando que la sangre brotase. Con determinación, cogió una pluma del suelo, le sacó la punta, y con su propia sangre, firmó su nombre en el documento oscuro que prometía cambiar su vida para siempre.

En el instante en que la tinta tocó el papel, el libro se abrió con un crujido, y de sus páginas brotó una luz brillante. Melisa apareció, vestida con un hermoso vestido y zapatos rojos que contrastaban con la oscuridad del bosque. Su sonrisa iluminó el lugar, y el corazón de Bruno se llenó de alegría al verla.

—¿Bruno? ¿Qué haces aquí? —preguntó Melisa, con la voz llena de sorpresa y felicidad. Sin pensarlo, salió del libro y corrió hacia él, envolviéndolo en un abrazo cálido y reconfortante.

—He venido para estar contigo el resto de mis días, aunque sea encerrado dentro de este libro —dijo Bruno, tomando sus manos entre las suyas, mirándola a los ojos con una intensidad que reflejaba todo el amor que sentía por ella.

Ambos se pusieron encima del libro, y en ese mágico instante, se dieron un cálido beso, un beso que contenía promesas de amor eterno y un futuro juntos, a pesar de la oscuridad que los rodeaba. Las llamas comenzaron a surgir de las páginas, rodeándolos y hundiéndolos en los abismos del libro, como si el pacto que había hecho con Lucifer les otorgara un destino entrelazado para siempre.

El bosque, ahora un mero espectador, quedó en silencio una vez más, mientras los ecos de su amor y su sacrificio resonaban en el aire, dejando una huella imborrable en las sombras de aquel lugar. Bruno y Melisa, unidos por la fuerza de su amor y el precio de un pacto, se adentraron en un nuevo capítulo de su existencia, uno que prometía ser tanto maravilloso como aterrador, donde el amor y el sacrificio se entrelazaban en una danza eterna. Una llena de amor y cenizas.



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En el texto hay: misterio, thriller, terror

Editado: 11.05.2025

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