ISABEL
Pasado...
La palabra Cáncer Grado II se repetía en mi cabeza una y otra vez, la mezcla de sentimientos era inexplicable en ese momento - ¿Pero qué importaba lo que yo sentía? - lo más importante en ese momentos era mamá. A pesar de saber lo que tenía, seguía su vida como si nada, era eso lo que más admiraba de ella , era fuerte, una guerrera capaz de luchar si fuese el caso. Mientras yo era la que estaba en un mar de pensamientos, ella estaba en la cocina preparando uno de nuestros platos favorito.
Han pasado unos días, mi tía Genevvi decidió quedarse por tiempo indefinido - o hasta que pase la operación - papá ya había quedado con la Doctora para que la operación fuera lo más pronto posible, mientras en estos días le realizarán todos lo exámenes posibles para que sea llevada a quirófano lo más pronto posible.
Para dejar de darle vuelta al asunto me dedique a limpiar mi habitación, pues no llevaba dos semanas aquí y parecía que hubiese pasado un huracán por aquí - tomando en cuenta que yo no era para nada ordenada - empecé por recoger la ropa tirada en el piso del baño para tirarla al cesto de ropa sucia, la verdad me pregunto ¿Cómo rayos caminaba yo aquí adentro?
- Belly - sentí como la voz del tío Alessandro me llamaba.
- ¿Si? - le respondí en forma de pregunta.
- ¡Wow! - exclamó sorprendido - ¿Que ha pasado aquí? - me pregunto refiriéndose al desastre.
- Problemas existenciales - le respondí encogiendome de hombros.
- Las mujeres son raras - dijo él mirándome con cierta diversión, lo que me hizo poner los ojos en blanco.
- ¿Menos la tía Gen me supongo? - le pregunté con sarcasmo, lo que hizo que frunza el ceño.
-¿Que? - me pregunto haciéndose el inocente.
- Soy joven, no ciega - le hice saber.
- Sabes que, mejor bajemos que tu madre me mandó por ti para cenar - me desvio el tema porque no supo qué decir, eso era más que un afirmativo a la relación, no relación de él y tía Gen.
- Ajam - le digo sosteniendo la última letra.
Al bajar no solamente estaban mis padres y mis abuelos, también estaba mi tía Alexandra, la melliza del desvía temas - como lo había bautizado - era increíble como dos seres tan distintos fueran mellizos - mientras la tía Alexandra era bajita, con un cuerpo esbelto, de cabello castaño hasta los hombros, eran notables las pecas que adornaban todo su cuerpo, ojos con un azul cielo muy hermoso, con una personalidad tremendamente increíble - el tío alessandro era alto, ejercitado, de cabello rubio, era un pálido sin color, de ojos grises igual a los míos, y sin personalidad definitivamente, el era el desastre de la familia.
- ¡Pero mirate Isabel! - exclamó la tía emocionada - ¡Cada dia eres mas parecida a mi! - grito caminando hasta mi.
- Lo siento pero se parece a mi, ¡hermanita! - dijo apareciendo la tía Chloé desde la cocina. Esta se veía fabulosa - como siempre - traía un vestido que se pegaba a su cuerpo como segunda piel, realzando sus atributos.
- ¡Tías! - grite emocionada, haciendo que las dos me abrazaran a la vez.
- Ella se parece a mí - dijo el tío Alessandro haciendo que todos estallamos de risa.
- Tarado solo tiene tu ojos - le dijo Alexandra a su hermano - ¿no ves o que? - le pregunto alzando su ceja.
Era una pelea sin fin entre los hermanos Ponce, que a decir verdad nunca terminaría, yo no me parecía a nadie - o eso creo - en fin, si tenía rasgos de cada uno pero no tanto. Yo era alta como la tía Chloé, tenía el cabello negro como mamá, los ojos grises del tío Alessandro, una figura esbelta como la tía Alexandra, mi color de piel era blanco - pero no tan pálido - y mi personalidad era como la de la tía Genevvi - una así como colérica melancólica - yo era la súper mezcla de la familia.
***
Después de la cena subí a mi habitación para descansar, mientras los demás se ponían al día con sus vidas en la sala, yo quise venir para hacer mis locuras solas, quería ver un tutorial de maquillaje para aprender, pero cuando fui en busca de mi movil no lo vi, busque por toda la habitación hasta que recordé haberlo dejado en la cocina cuando lave los trastes coloque música y lo deje en la encimera. Me coloca el pijamas, al salir de mi habitación escucho ruidos en el pasillo, salgo y veo como el tío entra en la habitación de la tía Genevvi - no sé a que - seguí mi camino para bajar las escalera e ir a la cocina.
- Adrien hijo yo no tengo ningún problema con darte el dinero - escuche que le decía la abuela a papá. Asi que decidi quedarme a escuchar, se que si bajara ellos dejarían de hablar.
- No es solamente el dinero de la operación mamá, es todo, si no consigo que el negocio crezca en los últimos días, estaremos con más deudas y en bancarrota - dijo frustrado papá.
- Verás que no sera asi hijo, ten fé - le acaricio la espalda la abuela.
- No quiero que Isabel sepa que está pasando y se preocupe cuando lo único que la debe de preocupar es que se aproxima las clases - papá estaba preocupado, y lo entiendo, son muchas cosas para él solo. el silencio llegó y pude ver que iban hacia la puerta para salir.
Me sentía mal de ver la situación en la que nos encontrábamos, no era fácil para él llevar todo, si el negocio que él había trasladado junto a nosotros no daba frutos - ¿Como haría con los gastos de mamá? - fue lo que pensé en ese instante - decidí bajar en rumbo a mi destino - la cocina - ellos habían salido al patio trasero, yo llegue a la encimera en busca del móvil, pero a lado estaba una carpeta, al abrirla pude ver que se encontraban todas las facturas debidas al hospital - incluidos la operación - no alcance leer más porque sentí pasos acercarse, así que mi primer instinto fue abrir la nevera y sacar un vaso con agua en el mismo instante de mi papá entrara a recoger los documentos.