Llegar a Argentina era una de las mejores sensaciones que he podido sentir después de mucho tiempo, vine desde Londres en el avión privado de la empresa, cuando salimos aún era temprano pero por la diferencia de horario aquí ya es muy tarde, la noche fría y estrellada era reconfortante, las nubes se mezclaban para formar sus propios colores.
- Señorita Williams hemos llegado.
- Gracias Sophia, ¿Mis cosas ya se encuentran dentro del auto que me llevara a la mansión?
- Si, el chofer delegado por su tío la está esperando.
- Okey... Acuérdate de revisar que todo esté listo para mañana.
Volver a recorrer las calles de Córdoba me daba la paz que tanto necesitaba en todo esto, después de pensar en lo que haría me había convencido de que lo mejor era no darle alas a Christian y se creara una idea en sentido equivocado. Sus acciones fueron realmente buenas pero yo aún no podía dejar de lado lo evite porque aún lo amaba a él, a mi chico soñaron, y a pesar que a pasado mucho tiempo sus recuerdos están aún más que antes. Los momentos que compartimos juntos estaba rondando mi cabeza, y su aroma en mi nariz.
Argentina sin duda era uno de mis países favoritos, pues era algo que los dos compartimos. Él había nacido aquí, yo había nacido aquí, y eso era para mi colocaba este país en la sima.
Llegue a mi apartamento con la esperanza de poder descansar de todo lo que me rodea, el estrés de la fiesta, la discusiones con mi tío, la extraña sensación que me generaba Christian, pero sobre todo lo que estaba escrito en la carta, y no se cual había sido las razones por las cuales ella decidiera escribirme una carta a mi o como es que ella siquiera me conoce en todo caso, era lo que menos importaba en todo caso pero no lo hacía menos importante para mi, sus palabras calaban de manera lenta mi mente.
Mi maletas fueron traídas por el señor que se encargaba de la seguridad, me quedaría en la mansión a petición de mi tío.
- Señorita cualquier cosa que necesite o dude en llamarme.
- Gracias.
Esta mansión era igual o peor de grande que la otra. Recordé la vez que me echaron de casa por la absurda herencia, me llenaba de nostalgia ver como las personas que amaban me dieron la espalda sin siquiera darme una oportunidad.
Tener que guardar todo hizo olvidarme de los pensamiento triste para caminar en dirección a mi habitación llenándome de pereza por ordenar.
***
Me encuentro muy temprano apenas son las seis de la mañana, Ordenando aún mi habitación, sus paredes seguían pintadas de colores opacos y tristes. Estaba cansada de este tipo de enorme mansión vacía como la de Londres, aunque los primeros tres años la pase encerrada en el absurdo internado donde me encerraron, fue ahí que termine mis estudios y me gradué. Pues hay solo me permitían salir los fines de semanas, sin embargo yo solo salía una vez al mes, y lo hacía era porque mi tío me quería dar a conocer el manejo de su empresa, mi deber era estudiar su funcionamiento y él había sido mi instructor. Los últimos cinco años estudié en la universidad Imperial College London por más que no me quisiera quedar en la mansión Williams, mi tío como siempre no me dio opción.
Ya al terminar de acomodar y limpiar todo, el telefonillo de mansión comienza a sonar, se supone que nadie sabía que estaría aquí, y que la mansión la tendría para mi sola. Es raro pues me replanteo la idea en que nadie me conoce por aquí.
- Señorita tiene aquí un joven que dice ser su visita, le he dicho que tiene que decirme su nombre pero ha pasado sin decir nada - en su voz podía notar que estaba asustado por mi reacción.
- Tranquilo yo iré a ver.
Salgo de la cocina para ir al recibidor de la mansión para ir a ver quien de quien se trata mi visita y me encuentro con la última persona que pensaba ver aquí en Argentina y de la cual he venido huyendo.
- Hola Christian.
- Isabel.
- ¿Qué haces aquí en Argentina? - a metros puedo distinguir su enfado a kilómetro de distancia.
- Que ánimos de verme, pero te recuerdo querida Bella que eres mi prometida, donde tú vas yo iré, como tú sombra cariño - y entonce su sarcasmo lo veo venir por cómo enfatizo la palabra CARIÑO.
- Yo también te recuerdo que es un compromiso ¡FALSO!.
- Eres mi novia Isabel.
- Pero no te amo Chris, acepta que es por convenio - y me pase, lo volvi a herir con mis palabras, pero a su vez era necesario y vi como sus ojos se tornaban triste por lo que le he dicho, y es donde recuerdo que entre todos los hombres del planeta mi amado tío escogió el que es peor que un chicle.
- Me ames o no, igual sigues siendo mi prometida amor - y sale a la luz su veneno.
- Y tienes razón, pasa, ven adentro, hablemos porque no podemos seguir así.
- ¿De qué hablamos?, ¿De que no me amas y has estado jugando con mis sentimientos?.
- No me venga con esto, siempre fui clara con respecto a mis sentimiento hacia a ti, te quiero pero no es suficiente para ti, no puedo dar más de aquí y lo siento porque sé lo que tu sientes.
- Bien Isabel, para mi si es suficiente pero no puedo estar en compitiendo en contra de un fantasma. Sigamos como al principio siendo una falsa realidad ante todos - da media vuelta y sube con sus maletas por las escaleras dejándome nuevamente con miles de sensaciones.
***
Mi celular no paraba de sonar, estaba fastidiada de que mi tío Lucas no me dejara en paz por una vez, ha estado detrás de mí como un mal pegoste los últimos ocho años, ya no se que mas quiere de mí, he dejado todo por la dichosa fortuna Williams, ahora de paso me tengo que casar con Christian, otro que agregar a mi lista de pesadillas, el niño mimado de mami y papi que alguna vez conocí me persigue también asfixiándome.