Enemigos con derecho

CAPÍTULO 2

Desperté muy temprano y antes de bañarme decidí llamar a mi supuesta amiga Maddie, le digo supuesta porque en realidad era una agente encubierto al igual que yo, fingimos que somos mejores amigas; yo le daba información de Marcus y ella de Oliver solo que en clave, esto como precaución si en algún caso intervienen mis llamadas. 

— ¡Hola, Maddie!, tengo la mejor noticia del mundo —saludé. 

— ¡Sofía! Tiene que ser una gran noticia para que me llames tan temprano —respondió Maddie del otro lado de la línea.  

— ¡Claro que sí amiga! Siéntate porque si no caeras de espalda... ¡Otto me propuso matrimonio! 

— ¡¡¡¿Quéééééé?!!!  —gritó al otro lado de la línea —¿Es en serio? ¡No puedo creerlo! ¡Al fin! Y ¿Cuándo será la boda? 

— No lo sé aún no tenemos una fecha, pero mientras eso sucede él me ha pedido que vaya a vivir con él — Esa era una buena noticia para mis jefes, durante meses esperaban esta noticia. 

— ¡Dios mío! ¡No puedo creerlo! ¡Felicidades, amiga! — Esas eran felicitaciones genuinas, ella también estaba feliz porque entraría a la casa de nuestro enemigo. 

— ¿Y tú novio? — Pregunté, haciendo referencia a Oliver. 

— Oli está por Australia, ha estado varias semanas allá y me preocupa el hecho de que no me conteste las llamadas — Oliver estaba vigilado ya que muchas veces pensaron que él estaba de acuerdo con su padre, fue algo que no creía, pero no había que bajar la guardia y no ser tan confiados, si era hijo del enemigo, teníamos que tener cuidado.  

— ¿Cómo que no te contesta las llamadas? ¿Sucedió algo con él? —Pregunté preocupada. 

— No, no. Todo está bien, solo perdí comunicación hace unos días, en cualquier momento él se reportará — ¿Cómo que no sabían nada de él? Oliver no podía desaparecer de la nada — La última vez que hablé con él me aseguró que estaría un buen tiempo en Australia

— ¿Crees que te está engañando? — Interrogué. 

— Creo que sí — Respondió Maddie. Eso solo podía significar que sospechaban que Oliver estaba relacionado con su padre — Pero no hablemos de él, concéntrate en tu nueva casa y tu futuro esposo yo me encargaré de Oli. 

Me despedí de mi amiga y colgué la llamada, me quedé pensando en la posibilidad de que Oliver aun tuviera contacto con su padre, me parecía algo imposible, pero con estos niños ricos cualquier cosa podía esperarse. Algo en mi interior tenía la esperanza de que no fuera así, de lo contrario tenía que meter a la cárcel a los dos. 

Me duché y preparé mi maleta, en unas horas Siegel, mi prometido vendría por mí para llevarme a mi nueva casa. Me sentía aliviada de poder entrar a su hogar y tener la oportunidad de encontrar las pruebas suficientes, pero vivir con él también significaba dormir con él. No estaba segura hasta donde iba a poder soportar, sus besos para mí eran suficientes, pero ahora tener que acostarme con Marcus, me provocaba asco solo de pensarlo. 

Pero me consideraba profesional y tenía que soportarlo. Después de mi almuerzo regresé al apartamento en espera de mi prometido. Marcus era un hombre de sesenta años, pelo canoso, tez blanca y ojos al igual que su hijo: color miel, muchas veces me imaginé que era a Oliver a quien besaba, miraba de manera detenida a su padre con mi mirada fija en la suya, sólo así podía besarlo con pasión. 

El sonido del timbre de mi apartamento me liberó de mis pensamientos. Caminé hacia la puerta, con mi maleta en mano y abrí — ¡Hola mi amor! — saludó Marcus — ¿Estas lista? 

— ¡Claro que sí! Desde hace meses esperaba por este momento y nunca imaginé que ese día llegaría — Me ayudó con la maleta y bajamos hacia su auto. La ventaja es que estaría atenta al camino y así informar sobre su ubicación, era una persona con muy buena memoria. 

— Quiero darte una sorpresa — Mencionó Siegel, saco un pañuelo negro de su saco — Voy a vendarte los ojos, ya que lo único que quiero que veas al quitarte esto, sea tu nueva casa — Eso me tomó por sorpresa, este tipo no era nada tonto, tenía todo bien planeado. No pude negarme ante su petición y dejé que vendará mis ojos — Ya podemos irnos — ordenó y a los pocos segundos sentí como besaba mis labios 

Me separé a los pocos segundos — No me gusta la venda, yo quería ver el camino hacia mi  nuevo hogar — Pasé uno de mis dedos por su pecho, de alguna manera quería que él cediera y me quitara el pañuelo 

— Confía en mí, todo estará bien. No es necesario que veas tu camino, solo el lugar en donde estarás — Tomó mi muñeca la beso y sentí como el auto empezó a moverse. Lo único que podía hacer es memorizar las cuadras, si iba hacia la derecha o la izquierda, pero fue inútil, sentí que dimos varias vueltas, y no pude concentrarme, ya que Marcus todo el tiempo quería hablar. 

Me rendí minutos después, ni siquiera eso pude calcular, el tiempo para llegar a la casa. — Tranquila mi amor pronto estaremos en tu nueva casa — Susurró en mi oído. No es que estaba nerviosa, estaba ansiosa, por meses había soñado con este momento y al fin lo había logrado. 

Al fin sentí como el auto se detenía, escuché la puerta abrirse a mi lado —Hemos llegado — Anunció. Sentí una mano tomar la mía y me ayudó al salir del auto — ¡Bienvenida a tu nueva casa! — susurró en mi oído, sentí como la venda era quitada de mi cara, abrí lentamente mis ojos para acostumbrarse a la luz y lo que vi fue realmente sorprende, era una enorme mansión con un inmenso jardín, el cual era hermoso: árboles, arbustos, flores y hasta una fuente en el centro — ¿Te gusta? — Preguntó 

— ¡Me encanta! — Dije emocionada, no lo estaba fingiendo, esta casa en serio que era hermosa — ¡Ya quiero verla por dentro! — Caminé hacia la puerta principal, Marcus a mi lado y uno de sus hombres con mi maleta en mano. 

Entramos a la casa y en verdad estaba asombrada, la casa era una mansión como de la alta realeza, era una lástima que fuera a base de los negocios sucios de Siegel. Me sentía de la realeza con tanto lujo, Siegel derrochaba dinero sin piedad. 




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