Enemigos con derecho

CAPÍTULO 6

Me vestí y maquillé lo más elegante, tratando de esconder mi verdadera identidad y que Oliver no me descubriera, existía un cincuenta por ciento que él no me reconocería, nunca fui importante para él, dos encuentros sexuales no era nada ¿Quién se acordaba de tu compañera sexual en dos ocasiones? Eran muy bajas las posibilidades, bueno al menos que seas la hermana del esposo de tu mejor amiga, eso era un gran detalle para tomar en cuenta. 

Antes de bajar, Prisicila llegó a la habitación —  Me parece que está muy elegante para un simple desayuno — comentó.

— Conoceré al hijo de mi futuro esposo, así que debo de dar una buena impresión. —mencioné, mientras daba los últimos retoques a mi maquillaje.  

— Aquí entre mujeres, el hijo del jefe está guapísimo. Ayer lo vi de reojo y déjeme decirle que es todo un manjar, que cualquiera quisiera probar. 

— Priscila por favor, estás hablando de mi futuro hijastro —  Dije, aunque la palabra “hijastro” era algo que había salido de manera amarga de mi boca. ¡Maldito traidor! eso era para mi.  

— Lo siento señorita, disculpe mi atrevimiento — se disculpó. No podía contradecir a Priscila, yo aún recordaba la última vez que vi a Oliver, sensual, sexy, atractivo, seductor… 

— No me veas como alguien importante en esta casa, puedes decirme las cosas con toda confianza. Por cierto ¿No viste mi móvil?, no lo encuentro por ningún lado. Me recordaba haberlo dejado en mi maleta. 

Incluso ya había acondicionado todo lo de mi maleta, llevaba ciertos elementos que nadia podía descubrir, como una pistola y ciertas granadas. 

— No señorita no vi nada, pero si lo encuentro se lo entregaré de inmediato — Lo más seguro era que se había quedado en el apartamento — El desayuno será servido en el jardín, el jefe la espera — Bajé junto a Priscila y llegamos al jardín, al menos Oliver aún no se encontraba. 

— Buenos días mi amor —  saludó Siegel 

— Buenos días — Saludé —  ¿Y tu hijo? 

— No tarda en llegar, fue a dejar a la hija del alcalde a su casa. 

— ¿Hija del alcalde?Aimé la chica que me mencionaste ayer. 

— Sí, fue la mujer que te señalé. Es la hija del Alcalde Dubois, es un partido para mi hijo y al parecer el día de ayer la química fue instantánea, pasaron la noche juntos—. Al parecer no tenía los valores morales de su padre y no le importaba tener sexo con una mujer a quien conocía en la misma noche — Espero no te haya molestado, ya que estaban en la habitación a lado 

— Dormí como roca, gracias a Dios que no escuché nada —  Y sí, que bueno que no sabía que estaba a mi lado, porque de lo contrario no hubiera podido conciliar el sueño y tal vez me hubiera dado un tiro en ese instante. 

Después de un rato Siegel ordenó el desayuno, teníamos esperando más de media hora y Oliver nada que aparecía — De seguro el Alcalde no dejó que mi hijo regresara — Mencionó Marcus — Sería perfecto que mi hijo se casara con ella, mi negocio se fortalecerá más con una unión de ese tipo — De seguro iba a lograrlo, en estos meses, determiné que Marcus Siegel es un hombre insistente, y no se da por vencido de manera fácil.  

Además Oliver era un desgraciado traidor que haría todo por complacer a su padre, si todo este tiempo había engañado a Julie, Adrien y a mí, que era un buen hombre y solo era una escoria más.

— Lo más seguro —  comenté mientras disfrutaba de mi desayuno << ¡Ojalá!, y se quedara con el alcalde a vivir>> pensé —  Quiero pedirte algo, dejé mi móvil en el apartamento, podrías llevarme por él 

— Yo puedo comprarte otro, no hay problema de eso. 

— ¡No!, de verdad necesito mi antiguo teléfono, allí tengo contactos importantes. 

—  Está bien, pero el día de mañana hoy no tengo ningún chofer disponible ¿Te parece? — Solo asentí, ya que no me quedaba otra opción, estaba segura de poder sobrevivir durante veinticuatro horas. 

— Tengo otro regalo para ti — sacó de su bolsillo una cartera — Tarjetas para que puedas comprar lo que quieras, cada vez que desees ir a la ciudad solo avísame y alguno de los chicos te acompañará. 

Como toda actriz, me lancé hacía y agradecí como una mujer histérica por el regalo, lástima que no pudiera disfrutar del dinero que Siegel me ofrecía, pronto me largaría de aquí. 

Después del desayuno le pedí a Prisicila que necesitaba relajarme, quería darme una ducha, pero ella me sugirió el spa, al parecer esta casa estaba completa. Me desvestí y me puse una bata blanca, estando ya preparada Priscila me llevó al lugar. 

Esta casa me sorprendía cada vez más, disfrutaría de estas últimas horas — ¡Muy bien señorita! Acomódese, soy excelente para los masajes y tratamientos faciales —. Priscila se puso un par de guantes y se acercó a los cajones. 

Sacó diversidad de ingredientes y utensilios — ¿Qué haces? 

— Voy a preparar una mascarilla que hará su piel más reluciente, suave y joven, para que el jefe se enamore más de usted — Rodeé los ojos, eso era lo que menos quería —. Acomódese en este sillón —  Señaló Priscila, me senté y dejé que ella hiciera su magia. Ella sí que era buena en eso, me puse audífonos y disfruté del momento, no tengo idea de cómo paso, pero la música dejó de sonar y caí en un profundo sueño.

 

(...) 

 

El sonido de la música en mis oídos provocó que despertara — ¡Priscila! — llamé — ¿Dónde estás? 

— Dijo que regresaría pronto — Pronunció una voz masculina

¡Esa voz!, yo sabía de quién se trataba. Sentí que todo se detuvo dentro de mí. Me giré y lo encontré boca abajo en una de las camillas — Mucho gusto soy Oliver el hijo de tu futuro esposo — Volvió hablar, yo estaba muda de impresión, tanto así que ni siquiera una palabra salía de mi boca. 

— ¡Eh si! mu...mucho gusto — tartamudeé. Él empezó a moverse en donde estaba y se sentó 

Mis ojos se encontraron con los suyos, me miraban de manera curiosa, como si tratara de reconocerme. 




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