Enfoque Equivocado

~Capítulo 3- El padrino~

Giselle se esforzó bastante para hacerles creer a todos los demás que Eris se había quedado en su casa, mintió diciendo que se había ido primero porque estaba con dolor de cabeza y que no la acompañó porque prometió cuidar de sus hermanas.

Mientras la terminaba de maquillar, sintió lástima porque ese día, su mejor amiga, tendría una cadena en el anillo. Ya no saldrían a fiestas como antes y la noche anterior, ni siquiera disfrutaron el último tiempo.

—La estás poniendo como ramera —Giselle volteó a mirar a la abuela de Eris, siempre le pareció una mujer tétrica y lo confirmaba con esa boda arreglada. Y lo peor es, que no podía opinar sobre las costumbres de otras familias.

—Yo se lo pedí, abuela. Tomé mucho anoche.

—Eso fue una payasada de tu parte. ¿Cómo vas a hacer una fiesta para despedirte cómo soltera?

Eris le frunció el ceño.

—Anoche no fue una fiesta, empecé el luto.

Su abuela empezó a decir mil y una barbaridades, pero ella la ignoró por completo. Estaba con una terrible migraña, los recuerdos de lo que había sucedido en la noche empezaron a cobrar sentido. El hombre que le atraía y que pensó que besaba, no era Mike, se trató de Keanu.

—Enfoque equivocado —murmuró por lo bajo y Giselle la observó.

—¿Qué?

Eris se aseguró que su abuela ya no estaba, se levantó y cerró la puerta justo después de observar que no hubiera nadie cerca.

—Bebí tanto, que pensé que el hombre que besaba era Mike. Hasta me pareció guapo.

—¡Ay, no puede ser! Te dije que no hicieras una estupidez.

—Pensé que era Mike. Si se trataba de él, entonces no era una estupidez.

—¡Oh, Kang Eris! ¿Qué demonios has hecho? ¿Tú y él…?

Ella asintió, Giselle pensó que solo fue un beso y hablar, pero nunca imaginó que se fuera a ir con un completo desconocido a la cama.

—Tomé de más. Pero no te preocupes, compré una pastilla en la farmacia de camino a tu casa, no quiero otra sorpresa que consiga que mi abuela me mande a enterrar viva.

—Si tu madre no fuera coreana y tu padre estadounidense, esto no estaría pasando. Creí que ella había cambiado de parecer cuando casó a tu hermana mayor en Corea y a tu hermana menor hace 6 meses con su novio.

—Ya ves que no. Por más que me parezca a mi padre, corre la sangre de mi abuela y él hasta se doblega ante ella.

Giselle se levantó de su asiento y la abrazó. No había forma de terminar con eso, era un hecho que su Hye Ri cumpliera su deseo y no había quien le llevara la contraria, así era ella.

—Empecemos con mi infierno.

[°°°]

Después de ponerse el vestido que reemplazó a la elección de su abuela, se obligó a sí misma a dar un paso tras otro mientras la música de piano tocada por su hermana Miky se escuchaba por toda la sala.

Esos serían sus últimos pasos como mujer independiente, soltera y amante a los viernes en la noche. Evadió las lágrimas, a medida que caminaba, el rostro perfecto de alguien que no amaba, fue lo primero que divisó. Su pelo rubio resplandecía, Mike habría sido el hombre adecuado para cualquier mujer que ame el compromiso y quiera que le sean fiel eternamente. Sin embargo, eso no era lo que ella quería.

Cuando estuvo a punto de tocar su mano cuando la dirigió hacia ella, algo impactó en algún lugar del patio de la casa. Se giró al escuchar una voz conocida y todos voltearon a verlo.

—¡Ha llegado el padrino!

Eris tragó saliva cuando el hombre desordenado, con el pelo revuelto y la corbata en manos, se levantó del piso y sus miradas se encontraron.

«¡Keanu es el padrino!».




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