Enfoque Equivocado

~Capítulo 7- Las caricias de Mike~

Mike estuvo esperando por la reacción de su esposa, pues había investigado bien las cosas que a ella le gustaban. Aún la recuerdo aquel día en la oficina, estaba demasiado distraída como para notarlo como la competencia.

Ella estaba leyendo una historieta de su empresa debajo de su escritorio, la escuchó reírse y nadie más la había notado, puesto que era la hora del almuerzo. Ese día, había ido con la intención de arreglar un malentendido, donde acusaban la compañía de Eris de plagio, él estuvo dispuesto a hacer todo por llevar a esa pequeña compañía a la quiebra, hasta que se encontró embobado con la mujer que disfrutaba de una las historias que él aprobó para su publicación.

Estaba tan contenta, que no lo notó, tan sumergida en ese mundo, que empezó a desear cosas en voz alta, y ahí, él supo que ella era la mujer perfecta, alguien que soñaba con lo que podría decirse, pocas cosas, cuando él podría ofrecerle el mundo entero.

—Y bien, ¿qué te parece?

Eris lo observó, debía confesar que él estaba haciendo todo por conquistarla y, aunque no era con quien fantaseaba, estaba ganando buen terreno de ella. Chilló emocionada y lo abrazó. Siempre había querido ir a una fábrica de chocolate, ese era su mayor sueño en la vida desde que era tan solo una niña.

—¡Dios! ¡Esto es estupendo, Mike!

Él la abrazó y le sonrió, se acercó a su oído.

—Supongo que te gustará saber que detrás hay un gran campo de flores, a algunos kilómetros.

—¿En serio? —Él asintió y casi como un impulso, ella lo besó, dejando a todos sorprendidos, pues era sabido que ella estaba haciendo mucho por evitarlo, pero la más sorprendida fue ella cuando se detuvo. Se aclaró la garganta cuando su mirada se encontró con el rostro de pocos amigos de Keanu—. ¿Podemos entrar?

—Por supuesto —ella lo soltó, tomó la mano de Giselle y la de una de sus hermanas, las arrastró hacia dentro y empezaron a revisar todo el lugar.

En algunos momentos volteaba a ver a Mike, en otros a Keanu. Algo estaba pasando con ella y sabía que no estaba para nada bien lo que sentía. Mientras recibían el tour de uno de los empleados, Mike se acercó a Eris, tomó su mano y ella la aceptó. El resto del recorrido de la creación del chocolate ME, la pasaron juntos ignorando al resto que los acompañaba.

—¿Sabes cuándo fue que te vi por primera vez?

Se sorprendió a sí misma curiosa por la respuesta. ¿Dónde la había visto y cómo era posible que ella fuera la persona con la que él quiso compartir el resto de su vida? Ella negó, él sonrió mientras poco a poco se separaban de los demás, cuando finalmente estuvieron a solas, él le confesó cuando cupido le había lanzado un flechazo.

Ella se cubrió la boca con las manos y se sorprendió al saber que él era el empresario millonario que iba a llevarlos a la bancarrota por culpa de su socio.

—No puede ser… ¡Ay, pero qué doble vergüenza! Te juro que no sabía lo que mi socio hacía, yo solo me encargo de aprobar los géneros y el diseño —sus mejillas se ruborizaron—. ¿Me viste leyendo las historietas de tu empresa?

—Así es.

—No robaba ideas, que conste. Solo… Me gusta esa novela.

—Lo sé. Así supe que deseabas visitar una fábrica de chocolate y que uno de tus sueños era arrojarte entre flores. Quise hacer eso por ti antes de que fuéramos a nuestra casa de campo.

Eris empezó a creer que debía mantener su mano sosteniendo su mandíbula, puesto que cada vez que él decía algo, se sorprendía en gran medida.

—Mi socio robó tus ideas de diseño, yo no las aprobé, él usó mi firma para hacerlo, aún conservo las grabaciones del mes pasado, tengo guardada en la que entró a mi oficina para robar mi sello sin saber que lo había cambiado. ¿Por qué no nos demandaste?

—Porque no podría llevar a un tribunal a mi futura esposa —él acarició sus mejillas—. Ese tema lo resolvimos entre tu socio y yo, no te preocupes por eso.

Mike envolvió sus brazos alrededor de Eris, se inclinó para besarla, o eso pensó ella que haría, se quedó esperando con los ojos cerrados, sin embargo, los abrió y lo observó atisbando cada detalle de su rostro.

—¿Qué?

—Es que estoy feliz, Eris.

—¿Debido a…?

—Debido a que, al parecer, puedo empezar a gustarte.

Ella tragó saliva, Mike la levantó hasta hacer que ella envolviera sus piernas alrededor de su cintura y fue Eris quien le besó primero cuando él la incitó mientras le acariciaba la espalda y descendió hasta su trasero.

Algo empezaba a suceder con ella, Keanu y Mike.




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