Enfoque Equivocado

~Capítulo 8- Tergiversar ¿los sentimientos? ~

Giselle fue arrastrada por su amiga lejos de la casa de campo, ambas fueron a dar un paseo en bote en el pequeño lago que había allí, mientras estuvieran lejos, sería posible hablar, ahora que los esposos de sus hermanas habían llegado también.

—¿Qué sucede?

—Giselle, estoy en un problema.

—¿Qué ha pasado? ¿Te volviste a acostar con Keanu?

—Creo que eso sería menos grave.

Eris observó a Giselle abrir los ojos como dos parabrisas intentando aclarar su vista, pues quería estar segura de que la persona que estaba viendo era su amiga y se limpió los oídos, en caso de que estuviera escuchando mal.

—¿Qué demonios es más grave que eso?

—No quiero que sea cierto, pero estoy teniendo sentimientos por Mike.

Giselle soltó un suspiro de alivio.

—Eso no es un problema. Es tu esposo.

—El problema es que también me gusta Keanu. Cada vez que estamos solos parecemos polos que se atraen por la fuerza de una maldita lujuria.

—Sí, esto parece… grave. ¿Has visto cómo se llevan? Parecen hermanos, conocen todo el uno del otro. ¡Dios! Si hasta parece que se enamoraron de la misma mujer. ¿Cómo piensas resolver eso?

Eris la observó con lágrimas en los ojos y negó.

—Necesito tu sabiduría. Por una parte, ya estoy casada, empiezo a tener sentimientos por Mike, es bastante bueno, pero por el otro, Keanu me atrae como la luz de una lámpara a los bichos. Esto es grave, estoy en serios problemas, Giselle.

—Parece difícil, pero es sencillo. Tú lo dijiste, estás casada, corta de raíz con Keanu, eso no puede seguir. Estamos quedándonos en la misma casa y Mike podría descubrirlos. Él es su mejor amigo, quien fue el padrino de su boda y tú eres la mujer de la que está enamorado y con quien se ha casado.

Eris se inclinó hacia su amiga y recostó su cabeza en su regazo. ¿Cómo es que podían gustarle dos hombres al mismo tiempo y siendo tan diferentes? Mike se iba por el lado del romanticismo, Keanu prefería ser un completo patán que solo tomaba las cosas cuando las quería.

Todas las banderas rojas para Keanu estaban en bandeja de plata, era una decisión fácil de tomar, pero dejar los malos hábitos era imposible. No tenía idea de qué iba a hacer, aunque su amiga le había dicho lo mismo que ella ya sabía, no podía dejar a Keanu y mucho menos a Mike, con quien empezó a hablar mucho más luego del momento que tuvieron en la fábrica de chocolates.

[°°°]

Mike se había ido temprano a la cama, se sentía exhausto, sus hermanas también se habían ido temprano a dormir con sus esposos, pues fue un día bastante pesado para ellos.  Giselle casi pierde la cabeza haciéndole señas para que siguiera a Mike, puesto que las dos sabían las cosas que sucederían si se quedaba con Keanu.

Se levantó y corrió en busca de su esposo, ella tomó su mano y él sonrió al ver que ella prefería pasar más tiempo con él e irse a dormir temprano, aunque sabía que ella siempre acostumbraba a madrugar leyendo antes de descansar.

Esa noche, antes de dormir, los dos estuvieron juntos en todos los aspectos. Ya no le parecía una mala idea, disfrutaba cada momento con él y lo habilidoso que era con las manos y con hacerla conocer otro universo.

Él se durmió primero, abrazándola y haciéndola sentir que ella era la única en su vida. Eris lo sabía, lo afortunada que era de que un hombre quisiera poner el mundo a sus pies solo por hacerla feliz. Mike merecía a alguien que lo valorara más, aunque ahora a ella se le haría difícil dejarlo ir. Los últimos días habían sido maravillosos y él era estupendo, tanto como para hacerla replantearse que ese chico bueno, fue la excepción.

[°°°]

A media noche, se levantó, no podía dormir pensando en el desastre en el que se estaba convirtiendo. Hace solo dos semanas era una mujer común y corriente, que hacía las cosas que le apetecía pensando que había creado inmunidad a los deseos de su abuela, pero solo estuvo esperando la oportunidad perfecta para arruinarle la vida.

Nunca tuvo que despertarse a media noche pensando en nadie, muchos en que tenía en su corazón a dos hombres que eran como el agua y el aceite.

Salió de la habitación, fue por un poco de agua y miró por la ventana. Todo estaba tan tranquilo, que deseó que sus pensamientos así lo estuvieran por igual.

Planeó regresar a la habitación, pero cuando pasó por la de Keanu, él tiró de ella, cerró la puerta con seguro y la arrastró hasta su cama, arrancándole la ropa, besándola apasionadamente y consiguiendo lo que tanto fantaseó; estar con él una vez más.

Pero sobria.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.