Eris tenía media hora en el baño dejando que el agua la cubriera por completo. En lo que restó de la noche, luego de dormir con Keanu, se metió en la habitación de Giselle, quien de inmediato determinó que algo había sucedido por lo nerviosa que estaba y por el hecho de que no dormía en la misma cama que su esposo.
Por la mañana, Mike fue a buscarla y la llevó de regreso a la habitación cuando ella no se dio cuenta, Giselle mintió diciendo que Eris la había acompañado porque estaba ebria y estaba a punto de llamar a su exnovia, que por ello había dormido allí. Pero cuando despertó, la conciencia empezó a pasarle factura.
Empezaron a surgir imágenes de su encuentro con Mike, quien no pensó que la haría fantasear con la hora de dormir, lo que pasaría antes de que su mundo se apagara. Y estaban los recuerdos vívidos de lo que sucedió después con Keanu.
«¡Maldita sea! He sido infiel» —Se recriminó y se mordió el labio inferior.
No había vuelta atrás, tenía que hacer algo al respecto. No podía estar enamorada de dos hombres, que eran mejores amigos, que se contaban todo. Ella palideció con la idea de que Keanu le dijera todo a Mike, no lo quería lastimar, no quería que estuviera sucediendo nada de lo que pasaba entre ellos.
Sin embargo, sus pensamientos empezaron a colocar en un mismo escenario a los personajes principales. Ella tenía el papel protagónico de un trío amoroso que la hizo jadear en voz alta.
Sus mejillas empezaron a arder aún bajo el agua cuando Mike entró al baño y la escuchó hacerlo. Él sonrió y se acercó, ella se puso de frente a él cuando el agua ahora estaba cayendo sobre los dos. Los preciosos ojos azules de su esposo eran claros y así merecía ella establecer la verdad, pero cuando la besó, dejó de pensar hasta que se dejó llevar.
Mientras sus ojos se mantenían cerrados, ella besaba a Keanu, pero cuando los abría, era enteramente propiedad de Mike.
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Durante el desayuno, Keanu se mantuvo completamente en silencio, ella sentía su mirada sobre ella, no le importaba que no estuvieran solos, por lo que ella en ningún momento volteó a verlo. Solo se quedó hablando con Mike, quien le estaba comentando hechos interesantes sobre la novela que ella estaba leyendo.
Pronto llegaría el momento de regresar a sus trabajos, ellos vivirían en una nueva casa y estarían completamente solos. Y quizás era lo que necesitaban. Ella debía olvidar a Keanu, por el bienestar de su amistad con su esposo y por el bienestar de su propia salud mental, que ahora ideaba el escenario perfecto para un trío.
A la hora del almuerzo, sucedió lo mismo, todos conversaban y comían menos él. Eris tenía la mano de Mike sostenida, el corazón empezó a darle saltos cuando el esposo de su hermana le pidió cambiar de asiento porque deseaba estar con ella. Solo en ese instante y por primera vez en el día, se le vio sonreír, se sentó junto a Eris y apretó su mano derecha.
Un escalofrío recorrió por su espina dorsal. Sus fantasías se estaban cumpliendo, la vida la estaba poniendo sobre un precipicio de malas decisiones. Por un lado, estaba el hombre que deseaba y por el otro, estaba el hombre con el que tenía que cumplir el papel de esposa. Por encima de la mesa, todo era risas y comentarios, pero por debajo, los deseos de una fantasía ardían por hacerse realidad.