Eris se había pasado el resto de la tarde llorando, se había quedado dormida y despertó cuando lo escuchó hablar. El alcohol había inundado la habitación. Él apenas estaba de pie junto al sofá y lo observó sin la corbata, con la camisa desabrochada y la silueta de unos labios rojos sobre la camiseta blanca.
Miró por el ventanal que daba justo al patio donde se encontraba la piscina, notando que había anochecido, las luces se encendían automáticamente cuando anochecía, por lo que no podría decir con exactitud qué hora era. Volvió su mirada a Mike, corrió hacia él y la frenó colocando la mano en frente de ella para mantenerla lejos, pero pronto, la abrazó y los dos cayeron al suelo.
—¿Qué dijiste?
—¿Qué si sientes algo por Keanu?
Ella respiró profundo y exhaló. No iba a mentirle, porque él le creería, ella sabía lo mucho que él la quería y le perdonaría todo en ese estado si ella le decía que no.
—Siento cosas por él —Mike la soltó y rodó en el piso para alejarse de ella, pero Eris actuó rápido y subió sobre él—. También siento cosas por ti. Mucho más fuertes. Y estoy dispuesta a hacer todo para que me creas, que quiero que nuestra relación funcione y prospere porque él me gusta, pero yo siento que te amo a ti.
Mike guardó silencio, Eris por igual.
Le había dicho la verdad, no le había mentido. Ellos funcionaban bien juntos, empezaba a encontrar el lado positivo, a no salir con un chico diferente cada semana, le gustaba pensar en él como su esposo e inclusive, le encantaba la idea de que fuera exactamente Mike el que le hiciera ver que no siempre su abuela se equivocaba.
Él había cambiado mucho de ella y le gustaban esos cambios nuevos.
—De acuerdo, hablemos mañana, cuando no esté ebrio. Y no, jamás te engañaría, he regresado cuando una mujer intentó seducirme. Le dije que estaba casado por la más bella de las mujeres.
En un momento en el que ella lo había lastimado, él, aun así, hacía cosas maravillosas por ella y no pudo evitar llorar. No merecía a Mike como esposo ni como absolutamente nada. Él era sumamente perfecto.
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Habían transcurrido aproximadamente 15 horas desde que hablaron, Eris no sabía cómo se encontraban justo ahora, él solo salió de la casa luego de escucharla, disculparse y repetirle que ella estaba dispuesta a hacer que su relación funcionara y que él la perdonara.
Unos 10 minutos más tarde, regresó, caminó hacia ella, la abrazó y la besó como usualmente acostumbraba hacer. Eris lo sentía, que él había regresado a ella.
—No vuelvas a mentirme, Eris. Estoy demasiado apegado a ti, puedo perdonar lo que has hecho porque te obligaron a ser mi esposa sin darte otra opción, pero tú lo dijiste, admitiste que me amas a mí, así que quiero que se los digas a Keanu.
—Lo haré.
El timbre sonó y ella lo observó extrañada.
—Me refiero ahora, bonita. Le dije que viniera aquí, que tenías algo que decirle.
Eris se sostuvo del sofá, se tragó un gemido cuando observó a Keanu mirarla de arriba abajo, casi aliviado de verla. Él caminó dispuesto a abrazarla, pero Mike fue más rápido y la alcanzó.
—Hola —la saludó.
Ella quiso responder, pero sus palabras no se escuchaban, eran débiles, como sus rodillas que chocaron la una contra la otra, se sentía decaída, bastante abstraída por una realidad, la absorbía y cuando lo último que observó fueron unos ojos azules preocupados, supo que se había desmayado.
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Mike sonrió al verla, se acercó a ella y acarició su mejilla. Estaba contento de verla finalmente abrir los ojos, le gustó verlo allí, junto a ella.
—¿Qué sucedió?
—Agotamiento. Nos iremos dentro de unos minutos a casa. Te tomarás unos días del trabajo, ¿sí?
Ella asintió. Lo necesitaba.
—¿Usted es el esposo? —Preguntó el doctor.
—Sí.
—Para darle el alta, necesita firmar unos documentos, todos sus análisis salieron bien. Necesita una cita con su obstetra, mientras más rápido, mejor. Él le pondrá los medicamentos que ella va a necesitar y que descanse tanto como pueda.
Mike y ella se observaron confundidos.
—¿Está ella enferma?
—¿Mi compañero no se lo dijo? —Revisó el récord de Eris, se quedó observando un papel y se lo mostró a Mike—. Vea, aquí lo dice. Hart, Eris, de 27 años de edad. Es ella.
—Soy yo —afirmó ella, recordando que desde el instante en que se casó con Mike, su apellido pasó a ser el suyo.
—Dice positivo a embarazo. Los felicito.
Eris tragó saliva. El rostro de Mike lo indicaba todo, él estaba feliz, ella quería mostrar la misma felicidad, pero empezó a sudar frío cuando sabía que estuvo tanto con Mike como con Keanu.
«¡Oh, santos cielos! ¿Quién es el padre?».
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¡Hola!
Hemos llegado al final de la historia.
Recuerden que fue un sueño, así que queda a decisión de ustedes quien será el padre.
Gracias por leer. Besitos :*