Ya ha pasado una semana desde que estoy aquí y las cosas que digamos no van muy bien. Con la única que tengo buena convivencia es con su hermana Alia, por fin me se su nombre, creo que es la más comprensiva de esta familia de creídos. Su padre solo me mira con rabia y no me deja opinar en nada, su madre a veces me mira con pena y compasión, como si fuera un corderillo en una jauría de lobos, nunca mejor dicho.
Su manada es arisca, no tienen respeto hacia mi, cuando supuestamente soy su Luna y cuando hay problemas Ethan los defiende siempre a ellos. Y por último y menos importante el capullo de Ethan ha intentado como unas cien veces meterse debajo mis bragas. Que bonito es tener puntos donde dormir a las personas y luego no se acuerden de nada. Llevo a rajatabla el hecho de dormir con algo que nos separe o mejor aún, chucho al suelo.
Mi pecho no ha dejado de doler, cada día el dolor es más punzante y doloroso, es como si te arrancaran el corazón en vida, lastima yo no puedo morir. Adivinen que, si correcto, Ethan se ha seguido acostando con su zorra, donde luego yo soy humillada por su manada, ya que a ella la llaman Luna y respetan.
Después de que Adria me hiciera llegar el libro de la Luna, un libro que tiene más años que Matusalén. He podido volver a leer de nuevo todas las condiciones de ser la maté de un lobo. Para poder rechazarlo tengo que decir mi nombre completo y mi posición, sino el rechazo no será válido y la verdad no estoy muy por la labor. No os equivoqueis, no es porque lo quiera y no me quiero separar de él. Más bien es porque no estoy muy a favor de decir quien soy y revelar mi identidad, el no se lo merece y esta gente menos.
La única que me llevo bien es con Estela, soporta cada vez que me derrumbo y me tapa cada vez que por culpa del chucho pulgoso escupo sangre. No quiero preguntas como, ¿Por qué tu sangre es negra? ¿Por qué han cambiado tus ojos? ¿Qué te pasa? Y una parrafada de preguntas más que no quiero responder a esta estúpida manada.
Cada vez que salgo a observar y a pasear, me doy cuenta que Ethan no sabe bien cómo dirigir a su gente, ni en educación, ni en lucha y sobre todo orden. Debería amar esta manada, pero ellos no se ganaron mi cariño desde un principio.
-Alteza- entra Estela a la habitación.
-No me llames así Estela, soy Lavinia.- da un asentamiento con la cabeza.
-Ya estoy preparada para el paseo por la manada.
-Perfecto,marchemos .
Salimos por la puerta principal para hacer la ruta de siempre, me gusta dar este tipo de paseos por aquí, me recuerda a mi reino cuando inspeccionaba todo y veía que mi gente estaba en perfecto estado. Tengo pensado marcharme en cuanto pueda y pienso llevarme a Estela conmigo. Hace unos días hablé con Katixa y se lo conté todo, igual hice con Estela, hablaron, lloraron, rieron y solo piensan en volverse a ver de nuevo.
Estela lleva aquí desde el momento que arrasaron con todo y que digamos que las cosas no le han ido muy bien.
-Asquerosa bruja! - dice una mujer.- ojalá hubieras muerto, los brujos no deberían de existir.- le intenta tirar una bola de barro pero con el chasquido de mis dedos la bola retrocede y le da a ella.
-No se atreva a volver hablarle así o la cosa será mucho peor.- Digo con voz tranquila.
-Usted!- me señala- pobre de nuestro alpha que le tocó una humana como mate. Por suerte él siempre prefirió a Vanessa antes que a usted.
-Sinceramente, me da igual, al fin y al cabo él va a la perrera a por ella- digo con una sonrisa ladina.
Os voy a explicar un poquito la situación, entre los brujos, vampiros y hombres lobo siempre y cuando digo siempre ha habido muchos roces. Se odian tanto que cuando la pareja de una persona es de otra raza, o se rechazan o incluso llegan a matarlas. Cuando hace muchos años estaban las guerras mi padre mandaba en el bando vampírico de los seres de la noche y mi madre en el mando brujo, ya que ellos eran los dioses de cada uno. Cuando se vieron por primera vez su corazón latió tanto que prefirieron luchar por su amor antes que por eliminarse el uno al otro, y como en todas las historias cada uno tenía una opinión y mis padres decidieron vivir en el anonimato. La diosa Luna, diosa de los licántropos al ver como su gente no aceptaba las demás creaciones, decidió castigar a algunos de ellos, con ser mate eterna de otra raza para que pudieran saber lo que es amar a otros. Mi hermano sustituye a mi padre y mi hermana a mi madre. Yo me convertí por la mezcla de sangre en reina de demonios en el inframundo, son muy majos por cierto.
-señora creo que se está pasando- suelta Estela- si al menos intentara conocerla sabría que es la mejor luna de todas.
Cuando la señora intenta atacarnos, suenan las alarmas de la manada tan fuertemente que esto se convierte en un caos.
-¡Todos al refugio ahora!- grita Ethan.
-Estela ve al refugio, protege a esos niños, yo me quedaré aquí.
-Pero Lavi, no puedes quedarte aquí, te podrían hacer daño.
Nos miramos y nos echamos a reír como hienas.
-Ten cuidado Lavin.- y se va corriendo al refugio.
No se quien ataca a la manada, pero esto es un caos, sigue habiendo mujeres y niños por las calles intentando escapar mientras los lobos luchan. Que tipo de técnicas le han enseñado a estos pedantes, les da igual que su propia gente siga hay, si los hieren les importa un bledo, solo buscan la victoria.
El ambiente cambia, el olor es conocido a mis fosas nasales y la sensación de algo conocido es extraña. Recorro con mis ojos toda la manada, veo a un niño que está apunto de ser aplastado por dos cuerpos, no me fijo en ellos y con toda mi velocidad me pongo en medio de ellos dos y cojo al niño. El pobre se sujeta a mi como si su vida dependiera de ello, pongo un campo de fuerza y los dos cuerpos salen disparados a distintas direcciones.