Llevo una semana en este bosque, pensando que él vendría a pedir perdón arrepentido, pero no hay ni rastro de él. Me he negado a comer los alimentos que su beta y su delta traen con pena de lo que su alpha me ha hecho. De ellos solo he aceptado la ropa, ya que eso de estar desnuda delante de ellos como que no, han visto hasta cuando me dolía el pecho por culpa de él demonio en persona, pero gracias a la marca el dolor ha aumentado.
Mi hermano ha intentado comunicarse conmigo, pero yo no quise que me encontraran, pensando mucho en Kendall, pero mi límite de paciencia llegó a su fin. Es hora de volver a casa y hacer mis obligaciones.
Cojo las cadenas que están aprisionadas en mis tobillos y las rompo con total facilidad, cuando vengan pensarán que cualquier animal me ha comido o robado, al fin y al cabo a él no le importa.
Me fijo en los harapos que llevo y decido cambiarme con mis ropas.
-Fuego muéstrame cómo soy.- veo como un fuego negro como la noche recorre mi cuerpo vistiéndome, dando paso a la visibilidad de mi espalda sin ningún echizo, mostrando mis dibujos contando mi historia.
Me acerco al lago y veo mi imagen, unas ojeras marcadas, mis mofletes más consumidos por no comer, mi pelo enmarañado. Mi ropa perfecta ahora mismo ni pega. Decido desvestirme y bañarme en el lago arreglar algo mi pelo, al fin y al cabo se acabó de ocultarme, me canse de que todo el mundo me trate como una cualquiera.
-Bello cuerpo bella dama- me tensó nada más oír la voz- que hace una dama tan solita en un lugar como este, donde un lobo feroz puede comerte.
-Luca, deja de hacer jueguecitos de los tuyos, ¿qué haces aquí?
-Wow! No pensé que me reconocerías tan pronto mi pequeña reina.
-Déjate de tonterías, date la vuelta, voy a salir Luca.
-Si pequeña.
Salí rápidamente y me vestí, al menos ya me veía mejor que antes. Me acerque a Luca.
-¿Qué haces aquí? Que yo sepa mi seguridad nunca te ha importado, sobre todo después de quitarte tu trono.
-Termine aceptando que tú eras la heredera legítima y yo solo un sustituto.- eso me sorprende de su parte- Después de haber pasado tanto tiempo contigo y tu familia me he dado cuenta de muchas cosas, después volví al inframundo y me asusté con la información que me dio Jasón.
Estoy bastante sorprendida de la situación, el, el antiguo rey de los demonios, si señores, se les dio a todos cambiarse el nombre, pero él era y para mi sige siendo el ángel más bello, Lucifer ahora llamado Luca.
-Te busqué hasta que te encontre, no me espere ver ese panorama, deberías haber dejado que lo matamos a ese perro sarnoso. No se merece la vida ni en mis siglos.- dice con rabia encendiendo un fuego dentro de sus ojos.
Me acerco a él, apoyó mis manos encima de sus hombros pasándole con toda mi concentración mi tranquilidad.
-Respira Luca, escúchame antes de hablar, de acuerdo.- él asintió decidido.- Pensé que esto nunca iba a ocurrir, al fin y al cabo es mi alma gemela, esto debería dolerle. Cuando Jasón vino atacando la manada, no pensé en él, pensé en la manada, como reina que soy, cuido de mis ciudadanos y aunque no lo creas era su Luna, o eso pensaba yo, porque supuestamente por ser humana la gente me trataba con asco. Esas formas de ser debe cambiarlas Kendall de su gente, ni tú ni yo, él es su rey y su superior, pero si esto no sirviera tendría que hablar con la diosa Luna, para poner las cartas sobre la mesa y no castigar a los suyos.
-Lavinia, naciste para mandar, eres piadosa con la gente, pero nunca pensé que llegarías a ser la mejor reina a tan poca edad. Necesité años para aprender el mandato de los demonios. Al final te he terminado admirando.
Muestra una sonrisa que me hace reír profundamente, nunca pensé que él y yo tendríamos este tipo de conversación. Pero ahora me esta empezando a caer bien.
Siente que hay presencias que se acercan hacia nosotros, es hora de marcharnos.
-Vámonos Luca, es hora de irnos, te sintieron.
-Mejor, pero espera, es mejor dejar un drama por tu desaparición y no crean que pueden volver a venir a buscarte.
-Como?
Cerró su puño y todo empezó arder, en llamas rojas y naranjas, todo ardía, su fuego tan poderoso. Cortó su muñeca y dejó sangre caer, haciendo su marca de presentación. Se giró a mirarme con una sonrisa.
-Ya está, ya nos podemos marchar.- vino hacia Ami y cogió mi mano, donde me dio un chispazo electrizante- No te sueltes de mi Lavi, yo te protegeré siempre.
Y empezamos a correr.