Narra Lavinia.
Me siento extraña, eso de que el este en mi territorio puede conmigo, necesito rechazarlo, sigo sintiéndolo como si le perteneciera, hice que su marca desapareciera pero mi madre ya me dijo que su esencia está dentro de mí y para hacerla desaparecer debía rechazarlo. Odio esta sensación de necesidad de estar a su lado, odio sentir que lo quiero aunque piense que no es así y me odio a mi misma por lo que siento sobre él. Desde que él está aquí mis hijos están muy inquietos, sienten la presencia de su padres y me aterra esta situación con ellos. Por lo que me dijo Danae, Kendall fue hablar con su familia, ya que como él dijo “tengo una conversación pendiente con esa manada” y se largo. Sinceramente paso de la situación, ahora me tengo que centrar en la cena de esta noche, donde todos los seres cenaremos juntos y controlar que no monten ninguna anomalía.
-Cariño ven ayudarnos en la cocina, como futura reina tienes que saber que tu reino se alimenta bien.- Dice mi madre guiñandome un ojo.
-Por mi envenenaría al padre de mis hijos, pero no soy tan mala.
-Cariño debes ser tranquila y sosegada con todos, te guste o no eso es ser reina, aunque yo tampoco te voy aconsejar que dejes pasar mucho la mano mi amor.- Dice mi madre mientras le brillan los ojos.
-Mama, sabes una cosa, aunque parezca que estoy tranquila dentro de mi tengo un revoltijo de sentimientos que no puedo controlar. No soy la mejor del mundo, pero siempre he deseado la paz en mi mundo y no pienso consentir que todos esos clanes vengan a desmoronar lo que vosotros habéis construido alrededor.- Dijo segura mientras mi madre se para y gira hacia mí.
-Mi amor serás una buena reina, como siempre lo has sido en el inframundo. Nosotros no te elegimos porque tus hermanos no quisieran el puesto, te elegimos porque sabíamos que estabas preparada para el cargo. Si no lo hubieras estado, entonces hubiéramos obligado a tus hermanos al mandato del reino, pero tu mi cielo eres perfecto.- Me toca la mejilla con cariño.- Has hecho un hermoso trabajo allá abajo con esos demonios locos, aquí has demostrado tu poder y si ese lobo estupido hubiera sabido valorar a su auténtica Luna, no estaría pasando muchas cosas que están pasando ahora. Como que tus hijos, mis nietos, no conozcan ni a su padre ni a la familia de este, ellos mismos tienen la culpa no tu. Debes estar tranquila sabes que tus pequeños diablos nunca te tendrán rencor ya que tu eres su hermosa salvación.
-Gracias mamá, eres la mejor del mundo.- le dije a mi madre con amor.
Llegamos a la cocina y todo era un caos total, hacer tantas comidas diferentes para que todo el mundo le guste y puedan comer es una locura. El ambiente en la cocina es divertido y sosegado, bailamos, cantamos y reímos como auténticas maniaticas. Este es mi hogar y me encanta vivir en él. Poder despertar y siempre que todo el mundo te saque una gran sonrisa es maravilloso.
Tengo que admitir que mis padres me dieron los mejores valores del mundo, en este sitio la gente no es tu siervo, es tu familia, aquí todos somos uno y nos complementamos. Se que nos regimos por un mandato que es de mis padres, pero ellos han sabido escuchar y arreglar los enfrentamientos para que vivamos en paz. Ellos son mis héroes.
Llega el gran momento de cenar con todos estos locos, me dirijo a mi habitación para arreglarse adecuadamente para esta ocasión, debo aparentar lo que soy. Me aseo, me peino, me visto con un vestido que enseña los tatuajes sin miedo y me maquillo algo ligero. Cojo los tacones en mano y me dirijo a la habitación de mis hijos, cuando entro los veo preciosos con su ropa.
-Mami- Dice Alana lanzándose a mis brazos.
-Mi cielo, os habéis portado bien?- Digo con amor en la mirada.
-Sip- Dice mi pequeño Aiden.
-Bueno mis niños hora de la cena, hoy como sabéis tenemos invitados, debemos portarnos adecuadamente y con educación.- Miro a mis pequeños demonios que asienten con la cabeza.- Así me gusta.
Me acomodo los zapatos, cojo a cada uno con cada mano y salimos hacia el salón principal. Cuando llegamos a la puerta se escucha un jaleo que hace daño a mis oídos, se que están discutiendo entre todos los clanes y estoy cansándome de esta situación de mierda.
Dos guardias nos abren las puertas dejándonos paso, nada más entramos todos se quedan callados mientras pasamos por el pasillo central para ir a la mesa principal.
Dejo a mis hijos con sus primos en la mesa específicamente para ellos mientras el lugar está en silencio. Es hora de hablar. Me situo en el centro del salón y me preparo para soltar todo lo que llevo en el corazón.
-Buenas noches damas y caballeros, como todos sabéis en esta sala me llamo Lavinia Sangenis, les doy la bienvenida a mis territorios, dados el acceso a mi casa. Se que muchos de ustedes no están de acuerdo con este tipo de convivencia, pero que sepáis que lo más bonito es tener una buena comunicación con otros seres y conocer cada uno de sus detalles.- Digo mirando a todos.- Sé que algunos de aquí pensáis que soy una insignificante humana, porque no percibir lo que realmente es mi poder, sinceramente no es muy recomendable que lo sintáis nos escondamos debajo de la mesa con pavor. Hoy pido una cena pacifica entre nosotros, si no la hubiera- digo con tono amenazante mientras salen llamas de fuego negro de mi mano derecha.- veis estas llamas, se llaman llamas del inframundo, son imposibles apagarlas y se alimentan desde la piel hasta los huesos. Quiero una cena pacífica y que os conozcais para saber cómo es cada especie sino ya os podéis imaginar lo que pasara. Que aproveche la cena. - Dije mi última palabra dándole luz a la hoguera del centro con el fuego del infierno.